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Voto de micatarsisparticular:
6
Drama Ray Tierney (Edward Norton) es un detective del departamento de homicidios; tres generaciones de su familia han sido policías en Nueva York. Un día le asignan un caso en el distrito controlado por Francis Tierney Jr. (Noah Emmerich), su hermano mayor. A medida que pasa el tiempo, Ray comienza a sospechar que la corrupción afecta a todos sus compañeros, incluido su gran amigo Jimmy Egan (Colin Farrell). (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ocasiones en las que el cine despierta cierta sensación de deja vù. Uno realiza el ritual completo. Paga en la taquilla, hace cola en la entrada, palpa buscando a ciegas su butaca, se sienta en la oscuridad y espera. Y cuando empieza la película y pasan unos veinte minutos, comienza a revisar su entrada, se gira buscando el número de la sala y otea a sus compañeros para descubrir algún gesto de extrañeza o un indicio de sublevación. Alguien ha cometido un error. ¿De verdad no se ha equivocado alguien? ¿O tal vez sea cosa mía? Sea lo que sea algo va mal, porque esta película ya la he visto. Seguro. Al cien por cien. ¿Policías corruptos? ¿Abusos de autoridad? ¿Bajos fondos? ¿Conflictos familiares? ¿Decisiones entre la legalidad y el compañerismo? Esto ya nos suena. Es más, lo sabemos al detalle. Conocemos el principio y el final. A los personajes y cómo reaccionarán. Hemos visto esa escena. Y esta. Y aquella. Ese giro lo veía venir. Ese diálogo me lo sé de memoria. Cuestión de Honor, título español tan pretencioso como el original Pride and Glory, no es una mala película. Tiene una construcción notable, unos grandes actores y ciertos atisbos de intentar reconducir el tema a un entorno más dramático. Fracasa al hacerlo, sí, pero no es una mala película. Su mayor lacra es que antes de entrar en la sala, antes de ver el tráiler o incluso antes de saber nada de este proyecto, ya lo hemos visto. No en vano el drama policial sigue estancado en los mismos temas, personajes y giros durante años, variando –y algunos casos ni siquiera esto- simplemente de contexto. Y el hecho de que en la pequeña pantalla haya obras geniales como The Wire o The Shield, hace las comparaciones aún más odiosas. De modo que al fin y al cabo lo que ocurra en esta Cuestión de Honor nos da igual porque conocemos, mucho mejor que Norton, Farrel y Emmerich, cuál será su destino.
micatarsisparticular
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