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Voto de Jlamotta:
6
5,8
51.146
Fantástico. Acción. Romance
Como la mayoría de los adolescentes de su edad, Peter está intentando descubrir quién es y cómo ha llegado a ser lo que es. En su viaje para atar los cabos de su pasado descubre un secreto que guardaba su padre, un secreto que finalmente dará forma a su destino como Spiderman. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2012
87 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace cinco años el mundo contempló la peor película protagonizada por el Hombre Araña. Sam Raimi, maestro de la serie B y que había realizado un decente trabajo en las dos secuelas anteriores, mostraba síntomas de agotamiento y, lo que es peor, de hastío. Lo mismo que su protagonista, Tobey Maguire. La película era Spiderman 3 y el esperpento de ver al superhéroe arácnido bailando ridículamente como si estuviera en una película de Todd Philips, parecía su sentencia de muerte. Pero el mundo del cine se rige por sus propias r€glas y, a pesar de ser la peor de la trilogía con diferencia, recaudó más que ninguna (casi 900 millones), por lo que era evidente que esta gallina todavía tenía muchos huevos que poner. La naturaleza del séptimo arte es cíclica y lo que hace diez años triunfaba no tiene porque hacerlo ahora, por lo que en vez de una continuación se apostó por un reinicio de la saga. Un reparto plagado de buenos intérpretes y un director con toque personal. Eso es lo que requieren los productores de los grandes estudios gracias a Nolan y su empeño en crear un cine entretenido de calidad. Sorprendentemente el director elegido para revivir la franquicia no tenía ninguna experiencia en el terreno de la acción pero si en la comedia dramática, donde las relaciones personales entre personajes son el epicentro de la trama. Y así damos con Marc Webb, director de la notable 500 días juntos, con la poderosa intención de hacer de los personajes la acción del relato.
No soy un fan kamikaze de Spiderman y su mitología pero de pequeño disfrutaba de sus comics y su serie animada. Quizás esto mismo, el no ser un fan incondicional, sea la causa de la siguiente reflexión. Tengo la firme convicción de que Spiderman es un personaje desaprovechado cinematográficamente que nunca ha sido explotado y explorado hasta sus límites intelectuales y viscerales. Nunca he visto en pantalla a ese irónico reportero de un periódico metropolitano que se reía de la muerte y de sus enemigos hasta en las peores situaciones. La versión Raimi apostaba por un Spiderman parado, tranquilo y hasta lelo por momentos. Webb presta mucha más atención a ese apartado y su héroe es más desafiante y sarcástico, con vistas a serlo mucho más en siguientes continuaciones. Webb nos presenta a un adolescente inmerso en el ambiente estudiantil, con hormonas revolucionadas y un claro desajuste familiar.
Tal vez todos estos aspectos hayan favorecido el nacimiento de una inseguridad patológica con tintes vouyerísticos (cosa que también se hubiera captado sin el cartel de La Ventana Indiscreta en primer plano) que en una mente enferma podrían haber sido desarrollados hasta llegar a convertirse en El Fotográfo del Pánico 2. Pero felizmente para nuestro protagonista está enamorado, por lo que solo está enfermo de amor (por su chica y su monopatín).
Sigo en spoiler pero no es spoiler
No soy un fan kamikaze de Spiderman y su mitología pero de pequeño disfrutaba de sus comics y su serie animada. Quizás esto mismo, el no ser un fan incondicional, sea la causa de la siguiente reflexión. Tengo la firme convicción de que Spiderman es un personaje desaprovechado cinematográficamente que nunca ha sido explotado y explorado hasta sus límites intelectuales y viscerales. Nunca he visto en pantalla a ese irónico reportero de un periódico metropolitano que se reía de la muerte y de sus enemigos hasta en las peores situaciones. La versión Raimi apostaba por un Spiderman parado, tranquilo y hasta lelo por momentos. Webb presta mucha más atención a ese apartado y su héroe es más desafiante y sarcástico, con vistas a serlo mucho más en siguientes continuaciones. Webb nos presenta a un adolescente inmerso en el ambiente estudiantil, con hormonas revolucionadas y un claro desajuste familiar.
Tal vez todos estos aspectos hayan favorecido el nacimiento de una inseguridad patológica con tintes vouyerísticos (cosa que también se hubiera captado sin el cartel de La Ventana Indiscreta en primer plano) que en una mente enferma podrían haber sido desarrollados hasta llegar a convertirse en El Fotográfo del Pánico 2. Pero felizmente para nuestro protagonista está enamorado, por lo que solo está enfermo de amor (por su chica y su monopatín).
Sigo en spoiler pero no es spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Como decíamos antes, el guión apuesta descaradamente por la conexión entre los personajes obviando la acción hasta bien entrado el segundo acto (salvo por contadas excepciones). Y he de reconocer que es un acierto relativo ya que, si bien los lazos de Peter con sus abuelos quedan claros desde el principio (contar con Sheen y Field ayuda bastante), no puedo sentir más que decepción con el tratamiento de la pareja Peter-Lagarto. El libreto se queda en la superficie del típico dúo maestro-aprendiz, desaprovechando un suculento personaje atormentado como es Lagarto (y por ende, a Ifans).
Otra de las claras diferencias entre la versión de Raimi y la de Webb es el contexto histórico y cultural. En la de Raimi, EEUU acababa de ser despojada de su halo de impenetrabilidad por el terrorismo islámico y el miedo a lo desconocido reinaba en cada habitante de New York, transformando esa inseguridad en individualidad y egoísmo. En la de Webb, más de diez años después, el mundo sigue necesitando héroes pero nos dan a entender que el pueblo ha evolucionado, se ha hecho más fuerte y es consciente de que debe estar unido para acabar con cualquier amenaza, pasando de un individualismo peligroso a una sensación de comunidad asociada (y si no vean la escena de las grúas). Esto, por supuesto, influye en la percepción del temerario trepamuros por parte del espectador, que tiende a verlo más cercano y mundano, el líder de un ejército silencioso, que aparece en el momento oportuno.
La historia de amor no es empalagosa (gracias a Dios) y, de no ser por el cariz heroico/fantástico, podría estar protagonizada por los Gordon Levitt-Deschanel de 500 días juntos. Un tema pendiente en este tipo de producciones suele ser el humor, casi siempre demasiado blanco e infantil y aquí, por desgracia, no es una excepción. Pero, ¿Cómo se desenvuelve Webb en las escenas de acción? La verdad es que se le nota cómodo en ellas pero muy lejos de la maestría mostrada por Whedon en Los Vengadores o Snyder en Watchmen. Cumple, luce el presupuesto y hace un correcto (solo correcto) uso del 3D. Andrew Garfield, que ya estaba fantástico en The Social Network o The Imaginarium of Doctor Parnassus, gana la comparación con Maguire y consigue hacer casi transparente la fragilidad emocional con la que dota a su Spiderman. El resto del reparto está a la altura pero, como dije antes, me parece un delito desperdiciar a un actor tan infravalorado como Ifans, que podría haber hecho mucho más con un personaje tan goloso si le hubieran dado el tiempo para ello (como por ejemplo, a Liam Neeson en Darkman). Poco más que añadir salvo que no se pierdan la espectacular escena del puente, el desternillante cameo de Stan Lee y la sorpresa tras los créditos finales.
Otra de las claras diferencias entre la versión de Raimi y la de Webb es el contexto histórico y cultural. En la de Raimi, EEUU acababa de ser despojada de su halo de impenetrabilidad por el terrorismo islámico y el miedo a lo desconocido reinaba en cada habitante de New York, transformando esa inseguridad en individualidad y egoísmo. En la de Webb, más de diez años después, el mundo sigue necesitando héroes pero nos dan a entender que el pueblo ha evolucionado, se ha hecho más fuerte y es consciente de que debe estar unido para acabar con cualquier amenaza, pasando de un individualismo peligroso a una sensación de comunidad asociada (y si no vean la escena de las grúas). Esto, por supuesto, influye en la percepción del temerario trepamuros por parte del espectador, que tiende a verlo más cercano y mundano, el líder de un ejército silencioso, que aparece en el momento oportuno.
La historia de amor no es empalagosa (gracias a Dios) y, de no ser por el cariz heroico/fantástico, podría estar protagonizada por los Gordon Levitt-Deschanel de 500 días juntos. Un tema pendiente en este tipo de producciones suele ser el humor, casi siempre demasiado blanco e infantil y aquí, por desgracia, no es una excepción. Pero, ¿Cómo se desenvuelve Webb en las escenas de acción? La verdad es que se le nota cómodo en ellas pero muy lejos de la maestría mostrada por Whedon en Los Vengadores o Snyder en Watchmen. Cumple, luce el presupuesto y hace un correcto (solo correcto) uso del 3D. Andrew Garfield, que ya estaba fantástico en The Social Network o The Imaginarium of Doctor Parnassus, gana la comparación con Maguire y consigue hacer casi transparente la fragilidad emocional con la que dota a su Spiderman. El resto del reparto está a la altura pero, como dije antes, me parece un delito desperdiciar a un actor tan infravalorado como Ifans, que podría haber hecho mucho más con un personaje tan goloso si le hubieran dado el tiempo para ello (como por ejemplo, a Liam Neeson en Darkman). Poco más que añadir salvo que no se pierdan la espectacular escena del puente, el desternillante cameo de Stan Lee y la sorpresa tras los créditos finales.