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Voto de Sandro Fiorito:
6
Acción. Ciencia ficción. Thriller. Terror Cuando el mundo comienza a ser invadido por una legión de muertos vivientes, Gerry Lane (Brad Pitt), un experto investigador de las Naciones Unidas, intentará evitar el fin de la civilización en una carrera contra el tiempo y el destino. La destrucción a la que se ve sometida la raza humana lo lleva a recorrer el mundo entero buscando la solución para frenar esa horrible epidemia. (FILMAFFINITY)
22 de junio de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantasear con la historia de unos seres que viven a la vez que están muertos y provocan con su desenfrenada, diabólica y/o irracional actitud una situación apocalíptica que les convierte en una fuerza superior e incontrolable por la civilización, siempre ha sido un ingrediente que para los amantes del terror y la ciencia ficción ha caído bien. Pensar en cómo el mundo pasa de la estabilidad a una sangrienta anarquía fantástica que pone en riesgo a una desesperanzada especie humana, ser testigos de cómo sus protagonistas deben sobrevivir, y no dejar de rondar en nuestra cabeza los interrogantes referentes al porqué ha pasado y cómo se puede solucionar, son las claves de una clase de argumento que ha ido cobrando más protagonismo con el paso de los años.

George A. Romero se convirtió en abanderado de los zombis en el cine, a los que ha dedicado el grueso de su filmografía destacando con títulos como “La noche de los muertos vivientes” y su secuela, estrenada diez años después. En lo más alto del podio de este tipo de tramas, podemos encontrarnos desde la célebre serie “The Walking Dead”, que inició su andadura con una excelente primera temporada y se deshinchó hasta la vergüenza con las posteriores, hasta otros trabajos televisivos, también por capítulos, como la francesa “The Revenant” o, ya títulos como “28 días después” y la secuela, en clave de comedia o sátira como “Terroríficamente muertos” y “Posesión infernal” , también de Sam Raimi, “Zombies party” o “Bienvenidos a Zombieland”, versiones españolas como la saga [REC], etc.

Con este repaso pretendo recordar que son muchas las producciones que han hablado sobre un tema que empieza a estar machacado, explotado sobremanera. “Guerra Mundial Z” aterrizará en los cines con el propósito de conquistar la taquilla pero ¿será capaz de sortear los tópicos? ¿resultará innovadora? ¿habrá sabido aprovechar los 200 millones de dólares de su presupuesto? Estas son algunas de las preguntas que un servidor plantea y que también responderá a continuación. En “Guerra Mundial Z” Brad Pitt es, además de un —ya retirado— experto investigador de la ONU, un entregado padre de familia, acompañado por una esposa y dos hijas a las que pretenderá proteger por encima de cualquier circunstancia en mitad de la invasión zombi que les sorprenderá. Su experiencia resulta vital para la ONU, que le contacta para que vuelva a colaborar con ellos tratando de poner algo de luz al asunto con el claro objetivo final de intentar encontrar una solución que simple y llanamente, pueda salvar el planeta, infestado de asquerosas criaturas.

“Guerra Mundial Z” es una película que en sus minutos iniciales resulta maravillosamente sobrecogedora, golpeando directamente sobre las impresiones del espectador y produciendo que los vellos se pongan como escarpias: su despliegue visual es tan ilimitado, tan feroz, que todo lo que vemos en la película por fantasioso que resulte, puede llegar a asumirse a la vez que se disfruta contemplando algo que huele a maestría. Además, construye excelentemente el caos, el miedo y la confusión de la población, describe inmejorablemente los ambientes y aporta terror e intriga con unos zombis, muertos vivientes, zetas o simplemente no-muertos, que producen auténtico interés por su forma de proceder, muy diferente a la de aquellas versiones en las que éstos se mueven a paso de tortuga y apostando aquí por unos seres endiabladamente recargados de energía sobrehumana, rápidos, fuertes…

Lamentablemente todo ello va deshinchándose hasta enfangarse de tópicos y diálogos pobres, recursos mil veces vistos en cualquiera de las anteriores referencias que añadí, y con un conjunto que cae en una película con más acción que corazón, muy afectada por un guión endeble que corre a resguardarse en las faldas de lo forzado, guiando la historia y a sus personajes de una forma descarada que hace que casi percibamos en pantalla las líneas de lo escrito, dinamitando así la credibilidad. Incluso se cae en un punto en el que los zombis llegan a ser ridículos, recordando sus movimientos a los del maestro Gregorio Sánchez Fernández, que les sonará más por el seudónimo que lo hizo célebre: Chiquito de la Calzada.

Brad Pitt (que asistió fugazmente a la premiere, deleitándonos con su presencia, tres frases y un hasta luego) cumple con su cometido y me sorprendería verle en el reparto de un proyecto de estas características de no ser porque él mismo es uno de los productores. Una película menor para un gran actor. Simplemente pasta, supongo, porque no ha existido un interés concienzudo en construir bien un guión que padece cojera. Lo que sí es seguro es que aun con todo lo que haya podido hacer esta película para sorprender, si no tuviera encabezando el reparto a un grande como Pitt (o en su defecto cualquier superestrella), probablemente estaríamos hablando de una cinta más… y eso que para mí (a excepción de sus quince minutos principales) lo acaba siendo. Pese a que forma parte de uno de los terrenos que más me han gustado de la película (la ambientación de Israel), no logro comprender la desmesurada atención sobre el personaje de la actriz Daniella Kerstesz, Segen, que no aporta más que lastre a su compañero protagonista. Una pena que se desaproveche el papel de un actorazo como Peter Capaldi, aunque en general se desperdicia todo lo concerniente a lo que sucede en torno al lugar donde éste aparece.

La cinta es enormemente disfrutable durante sus escenas de acción y lo que consigue con creces es el hecho de ser un entretenimiento feroz, pero como aporte cinematográfico no pasa del blockbuster de turno (bien aderezado por un 3D que va difuminándose), y como contribución a la temática zombi no supone ninguna innovación al respecto: sólo más de lo mismo pero con mejores materiales artísticos, rodeando a un argumento que en su tramo final, se cae a pedazos, ahogándose entre tópicos que culminan en un inocente mensaje moralista.
Sandro Fiorito
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