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España España · Madrid
Voto de Charles:
9
Animación. Aventuras. Acción. Fantástico En un universo paralelo donde Peter Parker ha muerto, un joven de secundaria llamado Miles Morales es el nuevo Spider-Man. Sin embargo, cuando el líder mafioso Wilson Fisk (a.k.a Kingpin) construye el "Super Colisionador" trae a una versión alternativa de Peter Parker que tratará de enseñarle a Miles como ser un mejor Spider-Man. Pero no será el único Spider Man en entrar a este universo, 4 versiones alternas de Spidey aparecerán y ... [+]
26 de diciembre de 2018
145 de 172 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo también quise ser Peter Parker cuando era crío: quería lanzar las telarañas, enredarme en un intrincado sentido de la responsabilidad y zurrarme con villanos a tiempo parcial mientras ocultaba mi identidad secreta de familia y amigos.
Con el tiempo, leyendo bien las líneas maestras de Stan Lee y Steve Ditko, me di cuenta de que ya era Peter Parker, pero la presencia mediática de esos sueños infantiles (mal entendidos) me seguía robando la idea de que veía un tipo cualquiera, y en su lugar había un espectacular, archifamoso superhéroe.
Faltaba una piedra clave en este legado, una que lo desbloqueara para una época más autoconsciente, y nos librara de la larga sombra proyectada por (ahora sí) el perfecto, triunfador Peter Parker.

Por eso 'Spiderman: Un Nuevo Universo' se centra en el joven Miles Morales, creciendo en el Manhattan exitosamente defendido de un Spiderman adulto.
Necesitábamos, los fans y los que no lo son tanto, volver al momento complicado en que las responsabilidades aprietan más rápido de lo que podemos resolverlas, y constantemente televisión o literatura nos recuerdan que demasiada gente lo ha conseguido mucho antes que nosotros (no por casualidad está omnipresente ese tomo de "Grandes Esperanzas"...).
Miles es el chico que todos fuimos, o en cierta manera seguimos siendo, que no va a ser ya el primero en lucir poderes arácnidos, sino que viene a ser otro más en la imagen completa, y debe encontrar su lugar dentro de eso. A fin de cuentas, ya ni los superhéroes provocan la misma admiración ciega solo por presentarse.

Visto así, el traje pijamero de tienda de disfraces que se calza (si has sido fan, tenías uno igual) es de lo más adecuado para formar equipo junto a un maduro Peter Parker de barriga incipiente y vida disoluta, lejísimos de ser el héroe que pensábamos.
En un punto de vista puramente simbólico, ambos están intentando ponerse a la altura de su propia leyenda, mientras Nueva York se desmorona en parches de dibujos animados, tal vez como alegoría de un equilibrio en la imaginación colectiva comiquera que ha sido claramente alterado.
La historia les pertenece a ellos por ser las piezas más díscolas de la familia arácnida, pero ello no impide disfrutar de la interesantísima Spider-Gwen, de un Spiderman Noir tan duro como su trazo a blanco y negro, o de una Peni Parker y un Spider-Ham que acercan las peleas a un delirio anime de tortazos dibus a lo Hanna-Barbera: más que comparsas, iconos en cada una de sus dimensiones, y pruebas de que un concepto se puede estirar en todas direcciones si es lo suficientemente asombroso.

En la colisión de mundos están los detalles curiosos de sus respectivos pasados (a veces, Peter Parker era el villano), las ideas directamente brillantes como hacer que Tía May pueda solidarizarse con diferentes versiones de su sobrino favorito, o las sorpresas genuinas de Kingpin, Duende Verde, Merodeador y cía, mutados en mecánicas y variadas formas para seguir haciendo la vida imposible al trepamuros.
Afortunadamente el torbellino de animación pop con textura de cómic nunca se olvida de que su corazón estaba con Miles en primer lugar, y en uno de los mejores momentos le pregunta: ¿eres capaz, sabes lanzar la telaraña, poner en riesgo tu vida y, en última instancia, compartir esa pérdida (vital o familiar) que asola a todos los que llevan la araña?
Miles puede que no sepa, porque solo es un niño. Pero Peter Parker tampoco sabía, hasta que empezó a ponerse el traje día tras día.

Aplaudo, porque he vuelto a la infancia en espíritu de Miles o Gwen, desde la mirada de un Peter viejuno con barriga.
En realidad nunca debí haber querido ser Peter Parker.
Porque ya era Spiderman, y bajo la máscara hemos cabido todos los que sabíamos que iba a salvar el día.

Un gran poder sigue conllevando una gran responsabilidad, eso no se olvida.
Pero nuestro error fue pensar que eran palabras míticas grabadas en piedra olvidada, y no una fórmula con la que cualquiera puede convertirse en su propio superhéroe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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