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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Intriga. Fantástico. Terror En el Madrid castizo de finales del siglo XIX, el enigmático fantasma del doctor Mantua revela al joven Basilio la existencia de una ciudad subterránea en la que habitan unos siniestros personajes dedicados a actividades criminales. Basilio consigue dar con la Torre de Los Siete Jorobados, en cuyo interior permanece secuestrada e hipnotizada Inés, la sobrina del difunto doctor... (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2011
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emocionante largometraje del realizador Edgar Neville (1899-1967) para algunos su obra culminante. Adapta la novela del mismo título, publicada como libro en 1920, de Emilio Carrère, según guión escrito por José Santugini y el propio Neville. Se rueda en los estudios CEA (Madrid) con el añadido de algunas tomas exteriores de Madrid. Producido por Luis Júdez para Germán López Prieto (España Films), se estrena el 23-XI-1944 (Madrid).

La acción dramática se desarrolla en Madrid, en torno a 1890, durante varios meses. Muestra la preferencia de Neville por el sainete de humor así como su notable capacidad para la mezcla de géneros, como la que se da en este film. En él se dan cita la comedia romántica, el cine fantástico, las obras de misterio e intriga, el relato costumbrista, el drama de terror y la historia surrealista. La obra, no exenta de algunas incoherencias, desgrana una exposición que capta la atención del espectador y se gana desde el principio su connivencia y simpatía.

La historia se basa en la figura literaria del enfrentamiento de contrarios u opuestos, que sirve para dar al relato realce, fuerza expresiva y consistencia. Contrasta el mundo real y el fantástico, las escenas diurnas y nocturnas, la primera parte del film y la segunda, el antihéroe y el malvado, el mundo exterior y el subterráneo, los vivos y los espectros, etc. Adicionalmente el film explora los misterios del azar, la muerte, la búsqueda de la verdad, etc. Basa el humor en la autocrítica amable de estereotipos como la glotonería, la presunción, las supersticiones, la intolerancia, el comercio de favores por dinero, etc.

Hace uso frecuente de referencias simbólicas. Madrid es para Neville la ciudad en la que habita la felicidad, la alegría y el bullicio colectivo, frente al universo subterráneo, poblado por las tinieblas, el crimen y la esclavitud. La obra opta por sumar realismo social, con toques de costumbrismo, casticismo, naturalismo y humor, y expresionismo plástico rico en juegos de claroscuro, formas en desequilibrio y elementos siniestros y perversos, presididos por la figura del Dr. Sabatino, que trae a la memoria otros doctores malvados del cine expresionista.

La fotografía, de Enrique Barreyre y Andrés Pérez Cubero, en B/N, sitúa en el centro visual una escalera en espiral que desciende hacia las profundidades del averno. El director artístico, Pierre Schild, la concibió y creó como centro de gravedad de una escenografía más que notable y pertinente. Otro motivo visual de importancia viene dado por la presencia de grandes espejos que cumplen funciones de nexo entre el mundo real y el imaginario. La banda sonora, de José M. Ruiz de Azagra, aporta un breve tema romántico, dedicado a Inés, junto a pasajes oscuros de notas profundas.
Miquel
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