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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Drama Umberto Domenico Ferrari es un jubilado que intenta sobrevivir con su miserable pensión. Sumido en la pobreza, vive en una pensión, cuya dueña lo maltrata porque no consigue reunir el dinero necesario para pagar el alquiler de su habitación. Los únicos amigos que tiene en este mundo son una joven criada y sobre todo su perro Flike. (FILMAFFINITY)
25 de diciembre de 2011
56 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer título de la trilogía neorrealista (junto con “Ladrón de bicicletas” y “Milagro en Milán”) del actor, productor y realizador italiano Vittorio De Sica (1902-1974) y del guionista Cesare Zavattini. El guión, original de Zavattini y De Sica, se inspira en la figura del padre de éste, al que se dedica el film. Se rueda en las calles del centro de Roma (el Panteón y alrededores) y en los platós de Cinecittà Studios (Roma) a finales de 1951. Obtiene una nominación a los Oscar (guión original). Producido por Giuseppe Amato para Rizzoli Film, Produzione Films Vittorio De Sica y Amato Film, se estrena el 21-I-1952 (Italia).

La acción dramática tiene lugar en Roma a lo largo del otoño de 1951, cuando el país todavía no se ha recuperado plenamente de las secuelas de la IIGM. Humberto Domenico Ferrari (Battisti) es un funcionario del Estado jubilado, de 70 años, sin familia y sin amigos, al que la pensión no le alcanza para cubrir las necesidades básicas propias y las de su mascota, el perro Flag o Flakie, la única compañía que tiene. Umberto es un anciano saludable, lúcido, autónomo, comprensivo, tolerante y detallista, que se enfrenta a las estrecheces de su condición de pensionista con resignación y sin protestas. Dispone de una habitación (con hormigas, humedades, rotos y manchas) que desde hace más de 20 años tiene alquilada en la vivienda particular de la presuntuosa y egoísta Antonia Belloni (Gennari). Sus antiguos amigos y compañeros le rehuyen y la casera le trata con dureza y desconsideración. La sirvienta María (Casilio), soltera y embarazada, espera que la despidan cuando la Sra. Belloni, aficionada al “bel canto” y a alquilar por horas habitaciones a parejas furtivas, se entere del embarazo.

El film compone un entrañable y conmovedor retrato de los problemas con los que se enfrenta un jubilado a causa de la insuficiencia de la pensión, las desatenciones que recibe de sus antiguos compañeros y amigos y la desconsideración con la que es tratado por parte de las personas de las que depende (la casera). La historia es sencilla, simple, pequeña y profundamente triste. Pone de manifiesto la trágica realidad de las condiciones de vida a las que se ve abocado un servidor público tras 50 años de trabajo.

La jubilación supone para el pensionista una importantísima reducción de los ingresos, la pérdida del prestigio social, el enfriamiento de las relaciones de amistad y camaradería, la soledad, la reducción de la capacidad de gestión de los asuntos propios dependientes de terceras personas (venta del reloj, venta de libros…) y el olvido, como expresivamente indica el título del film. Nadie le echa una mano, nadie le facilita la ayuda que necesita, nadie le dedica tiempo, afecto y consideración. Muchos no le recuerdan y solo cuenta con la cortesía fría, hueca, hiriente y convencional de algunos. El personaje se ve inmerso en una situación angustiosa de soledad y desamparo que hiela el alma.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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