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Voto de Miquel:
8
6,8
18.611
Drama
Nueva York, 1972. Charlie (Harvey Keitel) es un joven italoamericano de 27 años que trata de ascender en la mafia de Nueva York, pero dicho ascenso se ve obstaculizado por su sentimiento de responsabilidad hacia su imprudente amigo, Johnny Boy (Robert De Niro). (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2012
41 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje de Martin Scorsese (Flushing, NY, 17-XI-1942), escrito por el mismo y su amigo Mardik Martin. Se rueda durante 21 días en L.A. y durante 8 en NY, con un presupuesto de 500.000 USD. Producido por Jonathan T. Taplin para Warner, se proyecta por primera vez en público el 2-X-1973 (NY Film Festival).
La acción dramática tiene lugar durante unos pocos días del otoño de 1972 en Little Italy (Manhattan) y en otros barrios de NY. Charlie Cappa (Keitel), de 27 años, serio, comprensivo y reflexivo, vive obsesionado por el pecado y la redención. Johnny “Boy” (De Niro) trabaja como estibador portuario y es bromista, mentiroso, caprichoso, irresponsable, altivo y vulnerable. Es primo y el mejor amigo de Charlie. Tony (Proyal) es el propietario del bar Volpe’s, de Mulberry Street, la vía principal de Little Italy. Le gustan los animales y no quiere en su establecimiento ni drogas, ni peleas. Michael (Romanus), que se propone prosperar como mafioso, es más violento que sus compañeros, encaja mal las bromas y carece de ambiciones. El tío Giovanni (Danova), jefe de la mafia local, es tío de Charlie. Teresa (Robinson), es prima y novia de Charlie.
La narración se apoya en la voz en “off” de un narrador, que es la del protagonista de la historia. Los diálogos son tan abundantes, que en ocasiones crean en el espectador sensación de cierta fatiga. El film añade un rico repertorio de recursos visuales, que tienden a aligerar la densidad verbal y a imprimir agilidad a la acción.
La historia incorpora trazos autobiográficos, que Scorsese explica con fervor y una calidez que trasmiten al discurso proximidad y verosimilitud. La narración se desarrolla a partir del recuerdo nostálgico de una experiencia vital entrañable, exenta de sentimentalismos y de complacencia. Presenta el barrio de infancia y juventud con exhuberancia y humor. Retrata una comunidad que se siente singular y cultiva sus costumbres, fiestas y celebraciones, como la de San Gennaro. Las calles de la zona se muestran depositarias de sonidos, ruidos, rumores, voces y armonías, que identifican al colectivo que las habita.
El tema principal viene dado por las relaciones entre sexo y pecado, pecado y perdón, trasgresión y culpa, religión y conducta humana. El protagonista, abrumado por los escrúpulos, desarrolla comportamientos ansiosos que le llevan a jugar con el fuego que purifica, la abstinencia sexual y la generosidad que cree que le aporta méritos para descargar las culpas. Adicionalmente explora cuestiones relativas a la violencia de los adolescentes, al espíritu destructivo de los jóvenes, a la redención y al perdón, a las relaciones entre insatisfacción y violencia, etc. Presta especial atención a los personajes que protagonizan la historia, por lo que algunos atribuyen al film la condición de obra de personajes.
(Sigue sin aguafiestas/espoileres)
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La acción dramática tiene lugar durante unos pocos días del otoño de 1972 en Little Italy (Manhattan) y en otros barrios de NY. Charlie Cappa (Keitel), de 27 años, serio, comprensivo y reflexivo, vive obsesionado por el pecado y la redención. Johnny “Boy” (De Niro) trabaja como estibador portuario y es bromista, mentiroso, caprichoso, irresponsable, altivo y vulnerable. Es primo y el mejor amigo de Charlie. Tony (Proyal) es el propietario del bar Volpe’s, de Mulberry Street, la vía principal de Little Italy. Le gustan los animales y no quiere en su establecimiento ni drogas, ni peleas. Michael (Romanus), que se propone prosperar como mafioso, es más violento que sus compañeros, encaja mal las bromas y carece de ambiciones. El tío Giovanni (Danova), jefe de la mafia local, es tío de Charlie. Teresa (Robinson), es prima y novia de Charlie.
La narración se apoya en la voz en “off” de un narrador, que es la del protagonista de la historia. Los diálogos son tan abundantes, que en ocasiones crean en el espectador sensación de cierta fatiga. El film añade un rico repertorio de recursos visuales, que tienden a aligerar la densidad verbal y a imprimir agilidad a la acción.
La historia incorpora trazos autobiográficos, que Scorsese explica con fervor y una calidez que trasmiten al discurso proximidad y verosimilitud. La narración se desarrolla a partir del recuerdo nostálgico de una experiencia vital entrañable, exenta de sentimentalismos y de complacencia. Presenta el barrio de infancia y juventud con exhuberancia y humor. Retrata una comunidad que se siente singular y cultiva sus costumbres, fiestas y celebraciones, como la de San Gennaro. Las calles de la zona se muestran depositarias de sonidos, ruidos, rumores, voces y armonías, que identifican al colectivo que las habita.
El tema principal viene dado por las relaciones entre sexo y pecado, pecado y perdón, trasgresión y culpa, religión y conducta humana. El protagonista, abrumado por los escrúpulos, desarrolla comportamientos ansiosos que le llevan a jugar con el fuego que purifica, la abstinencia sexual y la generosidad que cree que le aporta méritos para descargar las culpas. Adicionalmente explora cuestiones relativas a la violencia de los adolescentes, al espíritu destructivo de los jóvenes, a la redención y al perdón, a las relaciones entre insatisfacción y violencia, etc. Presta especial atención a los personajes que protagonizan la historia, por lo que algunos atribuyen al film la condición de obra de personajes.
(Sigue sin aguafiestas/espoileres)
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
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Llevado de su cinefilia radical, Scorsese cita películas memorables, como “Centauros del desierto” (Ford, 1956), “Los sobornados” (Lang, 1953), “La patrulla del coronel Jackson” (Dmytryk, 1945), “Al final de la escapada” (Godard, 1960), “A quemarropa” (Boorman, 1967), “Maridos” (Cassavetes, 1970) y otras. Dedica una escena a But Abbot y Lou Costello. Rinde homenaje a Roger Corman con imágenes de “La tumba de Ligeia” (Corman, 1964). Las interpretaciones de Keitel y De Niro sobresalen por encima de las demás. Reserva un breve papel para su madre, Catherine Scorsese, y otro, el de Shorty, para él.
La banda sonora acredita el gusto del realizador por la música popular, sobre todo, por la que se editó durante los años de su juventud (los 60), que es la que ha dejado mayor huella en su ánimo. Pagó un precio elevado por los derechos de dos canciones de The Rolling Stones (“Jumpin’ Jack Flash” y “Tell Me”). Añade melodías del tenor Giuseppe Di Stefano y de Renato Carosone, The Miracles, etc. Abre el film con el seductor tema “Be My Baby”, de The Ronettes. La banda sonora, hermosa y variada, aporta al film una admirable y gratificante textura dramática.
La fotografía, de Kent Wakeford (“Alicia ya no vive aquí”, 1974), despliega una cantidad elevada de recursos expresivos. Ofrece planos secuencia, planos picados y contrapicados, aceleraciones, congelaciones, travellings a cámara lenta, cámara en continuo movimiento, escenas con cámara en mano, etc. Hace uso creativo del color, con el que compone potentes combinaciones de rojos y negros y construye espacios apocalípticos.
Llevado de su cinefilia radical, Scorsese cita películas memorables, como “Centauros del desierto” (Ford, 1956), “Los sobornados” (Lang, 1953), “La patrulla del coronel Jackson” (Dmytryk, 1945), “Al final de la escapada” (Godard, 1960), “A quemarropa” (Boorman, 1967), “Maridos” (Cassavetes, 1970) y otras. Dedica una escena a But Abbot y Lou Costello. Rinde homenaje a Roger Corman con imágenes de “La tumba de Ligeia” (Corman, 1964). Las interpretaciones de Keitel y De Niro sobresalen por encima de las demás. Reserva un breve papel para su madre, Catherine Scorsese, y otro, el de Shorty, para él.
La banda sonora acredita el gusto del realizador por la música popular, sobre todo, por la que se editó durante los años de su juventud (los 60), que es la que ha dejado mayor huella en su ánimo. Pagó un precio elevado por los derechos de dos canciones de The Rolling Stones (“Jumpin’ Jack Flash” y “Tell Me”). Añade melodías del tenor Giuseppe Di Stefano y de Renato Carosone, The Miracles, etc. Abre el film con el seductor tema “Be My Baby”, de The Ronettes. La banda sonora, hermosa y variada, aporta al film una admirable y gratificante textura dramática.
La fotografía, de Kent Wakeford (“Alicia ya no vive aquí”, 1974), despliega una cantidad elevada de recursos expresivos. Ofrece planos secuencia, planos picados y contrapicados, aceleraciones, congelaciones, travellings a cámara lenta, cámara en continuo movimiento, escenas con cámara en mano, etc. Hace uso creativo del color, con el que compone potentes combinaciones de rojos y negros y construye espacios apocalípticos.