No es lo peor del año ni de lejos; pero tampoco entiendo que es lo que David Ayer pretender colar.

A simple vista te diría que es una imbecilidad digna de un dotero de 10 años, fatalmente escrita y ejecutada. Una “buddy-cop” que todavía hiede a Suicide Squad en cada fotograma con esa carencia absoluta de sentido del ritmo y diálogos innecesariamente expositorios. La ambientación es tan horrenda como la de la peor película del DCEU (no puedo con ése neo-noir Ayeriano con luces de neón contrastando tugurios decandetes o edificos destruidos mientras todo el mundo se revienta a tiros... y yo cabeceo del sopor).

Si tuviera que elegir lo mejor, sin duda sería la interpretación del siempre excelente Joel Edgerton. Aún con kilos de mierda en la cara es capaz de hacer al único personaje interesante y que llega a importar de toda la película.

Lo demás es un intento de crear una franquicia sin establecer bien la base en la que se quieren sustentar. Éste nuevo mundo está peor introducido que el Dark Universe y su paupérrimo desarrollo, basado en explicaciones vagas que uno tiene que suponer en el mejor de los casos, es aún más desesperante que todas las convenientes estupideces que hacen avanzar a trompicones el argumento de Justice League.

Paso en falso de Netflix, se supone que ésta era el dedo medio a Hollywood con el que competirían cara a cara en el tema de los blockbusters (y mira que poner a cargo a David "Fucking" Ayer no era una idea suficientemente “genial” al parecer) pero terminaron repitiendo los mismos errores que, desde la comodidad de mi habitación, no puedo creer que se sigan cometiendo en la maquinaria cinematográfica gringa con tanta franquicia muerta o agonizando; y peor poniendo 90 millones.