Está bien que no es el mejor capítulo de Black Mirror, y quizás tampoco de esta temporada. Que digamos que cada nueva que sacan parece que decae la calidad. Aunque la primer temporada también tuvo sus capítulos mediocres.

Probablemente mi nota sea demasiado alta para el capítulo y con el tiempo la cambie. A lo que voy, es que me parece que muchos pasaron de largo la idea de la historia. No se trata de una crítica al componente adictivo de las redes sociales, que si se enteran, hay laboratorios psicológicos para hacerlas lo más adictivas posibles. Se trata de una mirada crítica al contenido de las redes.

El mundo seguiría girando así se viniera abajo todo Twitter por ejemplo. Y aún así las personas quedan atadas a la interacción con estas plataformas, como si el contenido de allí fuera relevante. Y el noventa y nueve por ciento del tiempo no lo es. Sólo accedemos a ellas por el uno por ciento, o por la costumbre, o por distracción. Es como los mismos que arman las redes confiesan, un tragamonedas, ganas una vez, perdes mil veces.

Los únicos que salen ganando de esto es como el casino, los dueños. Nosotros no. Podremos haber sacado una o dos cosas muy buenas de estos lugares, pero mientras tanto dilapidamos años de tiempo de vida en otro tanto contenido basura, intrascendente, descartable, y hasta nocivo.