Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Críticas de Isildur
1 2 3 4 5 10 12 >>
Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
Jídlo (Food) (C)
CortometrajeAnimación
República Checa1992
7,2
1.957
9
24 de septiembre de 2013
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La comida, esa mezcla de hierbajos y animales muertos que necesitamos ingerir para sobrevivir, pocas veces ha tenido en el cine un homenaje tan bizarro como el que nos presenta Jan Svankmajer en su último corto antes de dedicarse a la producción de largometrajes.

Para quien no lo conozca, Jan Svankmajer es un polifacético artista surrealista checo con una extensa carrera en el mundo del cine. Desde los años 60 lleva insuflando vida mediante la técnica de stop-motion a objetos cotidianos, muñecos, arcilla, recortes o alimentos crudos, que acompañados de sonidos caricaturescos otorgan a la obra una atmósfera de pesadilla donde también caben el humor negro, la crítica social y la reflexión. Y Comida es un buen ejemplo de todo ello.

En este corto, más que, como decíamos arriba, homenajear la comida, que la gente come, el genio checo habla más bien sobre la gente, que come comida. Porque, más que cine de animación, Jan Svankmajer hace antropología social en stop-motion. Y en Comida, tríptico donde somos invitados a las tres comidas más importantes del día (Desayuno, Almuerzo y Cena), el checo hace hincapié en el hecho de comer como acto social del ser humano. Para remarcar esa idea no utiliza muñecas ni arcilla (que también) para su inconfundible stop-motion, sino a personas de carne y hueso (elementos que, por separado, han protagonizado otras obras suyas). Siguiendo esta línea, podríamos interpretar Almuerzo, por ejemplo, como la contraposición entre nuestra actitud ante un almuerzo diario, informal, a uno de gala, con sus formalidades… Pero si nos quedamos con esto no llegamos ni a roer las aceitunillas de los entrantes, o lo que es lo mismo, os estoy diciendo chóped cuando en realidad tenemos jamón serrano. Svankmajer disfraza de comida toda una sátira política, que se hace más evidente en este segundo acto donde se da lugar a un enfrentamiento entre la clase alta y la clase baja, y, como comprobaréis, su visión no es precisamente optimista. Aun así, el humor negro ronda por todo el metraje suscitando una sonrisa en los momentos más inesperados.

Que no os asuste su duración, Svankmajer es un maestro de la intriga en metraje reducido, y la fascinación y curiosidad que producen sus imágenes surrealistas te mantienen atento hasta los postres. Porque, sin duda, Comida es un plato exquisito para los paladares cinéfilos, así que: ¡que aproveche! O en checo mejor: Dobrou chut’!
Isildur
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
8 de junio de 2011
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un amigo y yo decidimos hace unos 8 veranos (cuando era un mocoso de 10 añitos) ver cada semana durante las vacaciones una película de miedo entre las que teníamos en nuestras videotecas, tales como Jurassic Park o los Gremlins (vamos, un terror acojonante). Pero con esa cosa moderna de los DVDs, llegó a nuestras inocentes manitas uno sobre el que caía una maldición, y fue la que elegimos para abrir el festival del horror: The ring. Recuerdo que se estrenaría hacía no mucho y que todo el mundo hablaba de ella como la película más terrorífica de la historia. Y yo nunca había visto una película de miedo, ¡buena escogimos entonces!
Pues bien, teníamos los huevos en la garganta, pero nosotros, tan valientes, estábamos dispuestos a verla, aunque estábamos convencidos de que no saldríamos vivos de la experiencia. Empezamos a verla (por la tarde con un sol radiando, pronto íbamos a poner eso de noche), y... "¡aaargh! Jejeje, no ha dado miedo"... "¡AAAAARGH! jeje, no, no me he asustado", y así seguimos con nuestros testiculines oprimiéndonos la tráquea hasta que llega el momento en el que la Watts ve el vídeo maldito íntegro por primera vez, y el Verbinski no se corta ni un pelo y te lo pone para que te lo tragues enterito. Y si echáis memoria, una vez que alguien ve el vídeo, recibe una llamada en la que amablemente te informan cual operador de Telefónica que vas a tener una muerte espantosa dentro de 7 días, ¡yuhu! Pues bien, termina la escena de la Watts viendo el vídeo, y, lógico, porque seas la protagonista no te vas a librar, alelá: un teléfono suena... un teléfono... suena... "para la película, tío". Mi amigo la para y... ¡¡el teléfono suena!! "¡AAAAAAAAAAAAAAARGH!", "¡NO LO COJAS, DESCEREBRAO!". Os podéis imaginar, nos cagamos la patilla abajo. Pero mi amigo, asumiendo su destino (¡qué gallardo!), descolgó entre tembleques el teléfono y...
...Bah, era su abuela llamando en el momento más oportuno, la jodía. Recuperados del susto, seguimos viendo la película ya tan tranquilos y ni nos dio tanto miedo, hasta nos gustó. Pero, por supuesto, el ciclo de cine de terror se acabó con los títulos de crédito de la película y seguimos nuestras jóvenes vidas con nuestros Digimons y Doraemons. Rápido y corriendo nos íbamos a arriesgar a que nos zampara un tiranosaurio rex.

Unos añitos ya después de eso la volví a ver y me di cuenta de que era un peliculón de intriga sobrenatural con puntazos de terror buenísimo, con un interpretación acojonante de la Watts y una de las villanas más joputas de la historia del cine. Eso sí, la vi con el teléfono desconectado y el móvil apagado, por si las moscas (literalmente).
Isildur
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
15 de marzo de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llévame a casa, nena es una película estadounidense que se estrenó a principios de 2011 en el país gringo con poco ningún éxito en taquilla lo que ha hecho que en el resto del mundo no se distribuya, no al menos en cines. En España ya se puede encontrar en el mercado DVD, y yo, que soy lo más rácano del mundo mundial, fijáos lo que os digo, la compraré si me la encuentro, porque es buena, buena, buena.
La trama nos situa a finales de los años 80, época de hombreras y peinados imposibles, en un fiesta desenfrenada y con nuestro antihéroe recién graduado en la universidad aprovechando esta oportunidad para conquistar a su amor platónico del instituto. Así de primeras, y si la ves con pocas ganas, es la típica película de pringado ama chica, chica no ama pringado, pringado intenta despringarse para conquistarla y demás; pero si ha de haber una película de referencia con este esquema esa debería ser Llévame a casa, nena.
La película está impregnada de un ambiente nostálgico perfectamente logrado. Michael Dowse sabe lo que quiere y sin pretensiones la película se desarrolla magníficamente. Nada resulta forzado. Tiene un humor macarra muy sano y los personajes, quizás arquetípicos (me la suda), están perfectamente dibujados, con sus ilusiones y miedos típicos de la edad. Personalmente me siento identificado con el prota porque me estoy viendo en dos años igual que él, con matrículas de honor de dependiente en un videoclub (¿videoclub, qué era eso?). Y los actores dan la talla. Topher Grace perfecto, Teresa Palmer encantadora, Dan Fogler haciendo el indio de una manera brutal y Anna Faris en quizás su papel menos cómico, y sale bastante airosa.
Está muy bien ambientada, y la banda sonora es genial, con canciones reconocibles perfectamente colocadas y contribuyen a esa atmósfera nostálgica entrañable. Estoy escribiendo esto con la música puesta y me he dado cuenta que bailo como Jim de American Pie, es horrible... pero la música mola, ¡eh!
Una peli pequeña, muy bien hecha (la escena de la bola es de lujo), para verla y disfrutar sin pretensiones, y supongo que una máquina en el tiempo para los ochenteros. No sé, es una película querible, a la que se le coge cariño. No será la gran cosa, pero transmite un buenrrollismo alucinante y deja una sonrisa de oreja a oreja. Ha conseguido tocarme la patata. Video killed the radio star, video killed the radio star; come on Eileen! Live is life, naná, nanará!
Isildur
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
18 de agosto de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lola es nombre o de folclórica echá palante o de mujer joven y moderna segura de sí misma que no quiere que la llamen Dolores. Y luego están las Lolis, que son madres de familia. Mi madre se llama Loli, pero mi padre es el único que le dice Lola. Y “corre, Lola, corre”, es lo que le dice mi padre cuando hay que comprar los arreos ancá la Antoñita para hacer paella un sábado. Pero también es la película alemana que no ha dirigido Danny Boyle pero que podría haberlo hecho perfectamente, porque sigue el mismo estilo: un inexplicable gusto por lo hortera, una música pastillera que llega a rallar y un montaje desquiciado que mezcla más cosas que mi padre en la paella. Y, lo más Boyle de todo, el rollo “qué pasaría si”, “no se puede burlar al destino”, “está todo escrito” y demás fumadas varias. Lo que tenga que pasar va a pasar porque así lo dice Tykwer, lo único que puede cambiar son las piezas. Y mientras tanto la Lola Potente va corriendo por las calles y pegando chillidos, y corriendo por las calles y pegando chillidos, y corriendo por las calles y pegando chillidos. Calla y coge el puto autobús, coño. Sí, debería odiar esta película. Pero lo cierto es que me ha parecido una propuesta, en el fondo, bastante audaz, y consigue tener un ritmo frenético que no da tregua. Venga, Lola, te has ganado un plato paella. Pero porque mi padre hace siempre para un regimiento, no te vayas a motivar.
Isildur
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Destino. El encuentro de dos grandes genios (C)
CortometrajeAnimación
Estados Unidos2003
6,9
2.446
Animación
7
23 de julio de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de la producción de Destino tiene su lado fatídico. Si nos ceñimos estrictamente al argumento de este cortometraje, después de calentarnos mucho la cabeza y verlo un par de veces, podemos sentenciar que se trata de una historia de amor entre dos seres imposibilitada por el caprichoso destino. Y, ¡ah, cómo son los hados, que juegan con los mortales como simples marionetas por muy geniales que sean! Porque estos seis minutos de apabullante surrealismo animado, además de albergar una cantidad ingente de metáforas visuales para disfrute de quien las quiera desentrañar, son una alegoría involuntaria de su proceso de producción.

Destino era originalmente un proyecto que formaría parte de un espectáculo que seguiría los pasos de Fantasía (1940) a manos de dos grandes genios del siglo XX: Walt Disney y Salvador Dalí. Disney encargó en 1945 la producción y John Hench y Dalí trabajaron durante 8 meses en el storyboard del corto, pero el proyecto quedó abandonado por los problemas financieros por los que atravesaba Walt Disney Studios tras la Segunda Guerra Mundial. Después de filmar una prueba de 17 segundos del corto (incluidos en el montaje final), con la intención de reavivar el interés de Disney en su producción, el proyecto quedó en el olvido. Y así, como los amantes que no pueden consumar su amor, Dalí y Disney nunca pudieron materializar en forma de corto su admiración mutua (al menos al principio, la historia oficial no dice nada de una muy probable disensión artística) y los hados nos despojaron la oportunidad de asistir a una pieza de arte única. La realidad superaba a la ficción ¡Oh, fatal destino! Hasta que en 1999 Roy E. Disney, que trabajaba en Fantasía 2000, volteó los designios del funesto destino, y retomó Destino, el corto, y bajo la tutela del animador francés Dominique Monféry se llegó a reconstruir en 2003, descifrando el storyborad original (del que podemos ver algunas imágenes en los créditos), una visión muy cercana a lo que, por interferencias del destino, nos perdimos tiempo atrás.

Destino es una fantasía en el sentido en que se acuñó el término para el espectáculo creado para la película Fantasía: una obra musical ya existente es ilustrada mediante animación. La canción Destino del compositor mejicano Armando Domínguez evoca un amor imposible entre dos personajes que interactúan en una sucesión de pesadillas dalinianas, animadas tanto con animación tradicional como digital. “¡Videoclip!”, gritará alguno. Pues sí, pero es que eso era Fantasía, aunque con un fin solamente artístico y un nombre mucho más evocador… pero, qué coño, ¡si prácticamente Walt Disney es el inventor del videoclip y nadie se lo dijo! Y lo cierto es que esta melodía engancha a la primera e invita a perderse por la obsesiones de Dalí, como si cruzáramos el lienzo de una de sus pinturas y estas cobraran movimiento a ritmo de bolero.

El corto ganó varios premios en diferentes festivales y asociaciones y logró la candidatura al óscar en 2004 al mejor cortometraje de animación, premio que se acabó llevando otra joya, Harvie Krumpet.

Vedlo. No le pidáis lógica argumental, solo dejaos llevar por las notas de Domínguez y la "penelopecrucística" dicción de Dora Luz a través del bombardeo de escenas sacadas del imaginario de Dalí, recreaos en la belleza de esta princesa Disney recorriendo esa arquitectura imposible. Y luego lo volvéis a ver. Porque tendréis ganas de volver a darle al play. Seas un admirador de Dalí, de Disney, del surrealismo, de la animación o simplemente porque te haya enganchado la musiquilla. Y no porque lo diga yo. Es el destino, que al final le acabó gustando que las cosas salgan bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Isildur
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 10 12 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow