Lo de "nos hacemos unas pajillas". Las gafas de culo de vaso. Los mismos chistes. Idénticos esquemas y personajes. El propio Torrente no llega a ser ni un remedo de sí mismo.
Santiago Segura... ¿no se cansa este hombre de repetirse hasta el infinito y más allá?... Al parecer el público tampoco.
Reventando taquillas con estos grandes éxitos, con estas magníficas obras del cine español. Creando historia en el séptimo arte. Esto es todo lo que damos de sí. Nada me gustaría tanto como saber cuáles son los resortes que hay que pulsar para conseguir que sobrevivan consecutivamente tantos truños de semejante magnitud
En fin, una pena.

Espléndida fotografía, razón suficiente para disfrutar de esta película que cuenta con el -casi siempre- infalible Mortensen, cuyo papel aquí resulta, además, más que creíble. Una historia que nos reconcilia con valores que en el cine están en vías de desaparición: el valor, el honor, la dignidad, la lealtad. Narrado todo con mucha elegancia, sazonado con una excelente música, se convierte, para mí, en una imprescindible.

Más de la mitad de la película es perfectamente prescindible... para desgracia de los que la aguantamos, resulta que cuando descubres que la otra mitad también es perfectamente prescindible, te la has tragado entera... Claro está que eso es posible gracias a que Coronado, una vez más, borda una actuación que está en el límite de lo perfecto.

Insufrible. Más de dos horas infinitas, cargando al público de mala leche y preparándolo para relamerse ante el merecido castigo del odioso predicador convertido en verdugo. Era el único motivo para aguantar hasta el final tanto desatino y crueldad gratuita. Qué decepción!!. Al guionista de este engendro habría que desterrarlo al olvido de los pecadores irredimibles. Irá al infierno, sin duda, por habernos castigado así.

Con una soberbia fotografía y una maestría pocas veces manejada a la hora de transportarnos sin ambages a la crudeza del ambiente fabril del siglo XIX. Una cinta que nos sumerge en un drama social magníficamente resuelto por un reparto que rivaliza entre sí dotándola de gran credibilidad, a la vez que sensibilidad y finura. El metraje perfecto, el guión sólido, los personajes muy bien definidos... Una auténtica obra de arte. Imprescindible