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España España · Madrid
Críticas de jita
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Críticas 71
Críticas ordenadas por utilidad
8
14 de enero de 2014
668 de 747 usuarios han encontrado esta crítica útil
Her no es una película. Es algo mucho más imporante que eso. Es un experimento social que aborda al ser humano y al mundo tecnológico en el que vive.

Spike Jonze se saca de la chistera una idea brillante para convertirla en uno de los mejores guiones del cine reciente. De una manera muy original e inteligente nos habla del amor y el desamor. Sin embargo, estos temas son solo la superficie de lo que va a explorar. El quiere adentrarse mucho más lejos. Su objetivo es medir la capacidad sensorial del ser humano (y lo que no es humano) y enseñar como este va evolucionando en su entorno y en los cambios que en él se producen.

Nos situamos en un entorno en teoría futurista. Digo en teoría, porque el mundo actual en el que vivimos, ese que esta casi monopolizado por la tecnología, nos hace creer que se trata de un futuro bastante próximo. Conocemos a Theodore, un hombre que trabaja escribiendo cartas de amor para otras personas y que se ha separado recientemente de su mujer. Theodore decide comprarse un ordenador con un moderno SO que se adapta a los gustos y a la personalidad del usuario. Ante esto, nos planteamos si la tecnología fomenta la soledad o ayudad a superarla. Es curiosa la primera pregunta que le hace el SO: “¿Eres social o anti-social?”

Poco a poco va estableciendo una relación con Samantha (la voz femenina del citado SO), hasta que finalmente ambos se enamoran.


¿Puede un humano enamorarse de un SO? ¿Y viceversa?

Puede parecer una pregunta de locos, pero tras ver la película creo que casi todos tendríamos la misma opinión. Spike Jonze me convence contundentemente. La idea de “querer” está en la mente, en los recuerdos, en los sentimientos y sensaciones que van brotando en nosotros. Lo que nos hace experimentar alguien, ya sea inteligencia humana o artificial. Todo se resume en como nos sentimos por la forma de ver las cosas de ese ser, por sus actos, por su comportamiento con nosotros y los demás. No hace falta un cuerpo para transmitir y recibir sensaciones. Vamos a explicarlo:

¿Se deja de querer a una persona cuando esta muere?

Por supuesto que no, y no hay cuerpo. ¿Por qué seguimos queriendo? Por lo que ya he citado, todo está en la mente, en los recuerdos, en las sensaciones ya vividas.

¿Puede Theodore amar a Samantha sin ser esta real?

¿Qué es real y qué no es real? ¿No es acaso real la felicidad y las ganas de vivir que tiene Theodore tras conocerla? ¿No es real el sexo (maravillosa escena con el fondo negro) que tienen ambos? El sexo también trasciende más allá de lo físico, de lo palpable. Va más allá, en cómo evadirte de todo y estar mentalmente dónde quieres estar con quién quieres estar.

Podría resumirse: “Si te hace sentir, es real”

Y después tenemos el tema de la evolución de un ser en el mundo y en el entorno en el que vive. Samantha gracias a Theodore conoce el mundo humano, crece como ser, no está programado para ello pero experimenta y vive nuevas cosas. Ama a Theodore pero es precisamente ese desarrollo en el mundo el que le hace ver que quizás necesite otra cosas. Necesita seguir avanzando, dar nuevos pasos para encontrar nuevas sensaciones. Y lo mejor es que al igual que Theodore, “ya sabe cómo”.

El desenlace puede parecer confuso pero hay un claro mensaje en la película:

“A veces pienso que he sentido todo lo que voy a sentir”

“Es como si estuviera leyendo un libro, un libro que amo profundamente. Pero ahora lo leo muy lentamente. Las palabras están muy separadas y el espacio entre ellas es casi infinito. Aún puedo sentirte a ti y a las palabras de nuestra historia. Pero en este espacio infinito entre las palabras es dónde me estoy encontrando a mí misma. Es un lugar que no existe en el plano físico. Es dónde está todo lo demás”

Por reflexiones como estas, el guión de Her merece todos los elogios posibles. De la música mejor ni hablamos, la secuencia de Joaquin Phoenix con “The moon song” de fondo (impagable el momento ukelele), es la infinita esencia de la vida, el máximo momento de la efervescente y efímera felicidad.

Joaquin Phoenix consigue uno de los mejores papeles de su carrera. Cambia la cara malvada de "Gladiator" y el registro atormentado de "En la cuerda floja" para robarnos el corazón con su personalidad. El bigote, unas dulces palabras y una tímida mirada bajo a unas gafas, logran que nos acerquemos mucho a él. Hay intimidad y melancolía con su personaje y se nota con creces. En una palabra, “entrañable”

Fabulosa interpretación de Scarlett Johansson. No sale ni un minuto en pantalla y hacer su mejor papel desde "Lost in Traslation". Por cierto, hay ciertos planos de la ciudad de Los ángeles desde la ventana que evocan un poco la atmósfera de aquella cinta. Scarlett es otra metáfora de lo que es real y no real. ¿Es necesario que un actor salga en pantalla para hacer un buen papel? Pues queda claro que no, su preciosa, sugerente y sexy voz hacen que nos la imaginemos a cada momento. Fantástica la conexión de la actriz con su personaje.

Amy Adams a pesar de que tiene un pequeño papel, he de decir que me ha gustado más que en "La Gran Estafa Americana". Esta chica siempre raya a un nivel muy alto. La verdadera amistad que tiene con Theodore y el apoyo que le brinda se palpa en sus conversaciones. Una adorable interpretación que se cierra en un precioso plano final. Dos seres melancólicos, solitarios y heridos, se acurrucan en lo alto de un rascacielos mirando al horizonte. Ya se han encontrado a sí mismos, ya han perdonado a su pasado y por fin pueden mirar al futuro.

En un año marcado por Hobbits, astronautas, latigazos, estafadores setenteros y ejecutivos avariciosos de Wall Street, se cuela por la puerta de atrás una bocanada de aire fresco, un canto a la soledad (y a cómo superarla) llamado Her.

Solo Ádele y La Gran Belleza pueden toser a esta maravillosa cinta.


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jita
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7
27 de diciembre de 2012
190 de 222 usuarios han encontrado esta crítica útil
"¡Pero si no hablan!, vaya coñazo, vámonos". Eso debió pensar la pareja que bajaba la escalera transcurridos apenas 35 minutos de película.

Es inevitable que en algún momento las dos horas y media de película se hagan un poco pesadas. Que la narración de la historia sea cantada tiene sus puntos débiles que luego comentaré, pero primero quiero hablar de otros factores que hacen que ese sea un problema menor.

Por encima de todo, el reparto. El rodaje tuvo que ser duro, se les ha exprimido al máximo desde luego. Supongo que como medio mundo, Tom Hooper vió la ceremonia de los Oscars de 2009. Aquella que Hugh Jackman y Anne Hathaway presentaron como si un musical se tratara. Ambos estuvieron magníficos e hicieron de una tradicional gala sosa (sin Billy Cristal no era lo mismo francamente) todo un show. Aquel 23 de Febrero presentaron sus credenciales para que alguien les diera la oportunidad para hacer un musical. Y casi 4 años después así ha ocurrido.

Ella, en su pequeño papel, se come la cámara. Su breve escena en primer plano llorando y cantando transmite y emociona más que otras actrices en toda su carrera. Su voz es notable pero nos gana como se mete en su papel, parece que vive el sufrimiento en sus propias carnes y lo traspasa al espectador.

Cuando veo en la tele a las guapas de turno del panorama español “actuando” y luego veo esto, me hierve la sangre. Que se llamen como quieran, modelos, presentadoras pero la palabra actriz que ni la nombren.

Hablemos de Hugh Jackman. Me atrevería a decir que hace el papel de su vida. Nunca le vi tan bien. No sólo su voz raya a buen nivel sino que al igual que Anne transmite con el rostro y los ojos emociones a borbotones.

Pero es que son todos, Russel Crowe enorme también. Este se adapta todo, le da lo mismo gladiador, policía, matemático esquizofrénico, boxeador en pleno crack del 29, Robin Hood, agente de la CIA con 25 kilos de sobrepeso, lo que sea, es capaz de todo. Es de esos actores que con su mera presencia en pantalla tiene medio trabajo hecho. Su versatilidad pone el resto, esta vez con una grave voz es más que suficiente.

Y asi podia seguir y no parar... desde los simpáticos Sacha Baron Coen y Helena Bonham Carter, pasando por el encantador y valiente niño rubio “Gavroche” (protagonista de dos momentazos del film) o las dos preciosidades que dan vida a Colette. Perdón, Cosette jajaja.

Sin duda, una película en la que el trabajo interpretativo roza la excelencia, sólo por eso ya merece la pena que sea visionada.

Sin embargo el trabajo de dirección tiene fallos que lastran más de lo deseado lo expuesto anteriormente.

Son comprensibles (y necesarios) los primeros planos al cantar, es la manera más directa de llegar al espectador, pero Hooper abusa en exceso del zoom de la cámara. En varias ocasiones la cámara se mueve demasiado y sigue la acción demasiado cerca. Esto exige al espectador un gran trabajo de concentración, acabas agobiado del movimiento de la camara. ¿Alguna vez han visto una película en 2ª o 3ª fila?. Pues la sensación que produce a la vista es parecida.

No es nada fácil seguir una película totalmente cantada durante 2 horas y media. El espectador tiene que estar leyendo y viendo a los protagonistas casi al mismo tiempo. Al espectador eso le cansa. Hooper tenía que haber relajado la vista del espectador con planos lejanos o panorámicos. En las batallas creo que hubiera sido mucho mejor alejar la camara o hacer algun "travelling" para seguir la acción con mas amplitud. Con tantos personajes en pantalla los planos cercanos empañan el seguimiento. Y no es necesario zarandear tanto la cámara, en algun planos la camara fija habría dado mas rendimiento. Un gran musical tiene que tener un buen repertorio de planos y en este sentido Los Miserable está limitado.

Volvamos a que sea totalmente cantada. Entiendo que a mucha gente le disguste pero Hooper no quiere hacer el típico musical de cine, quiere ofrecer un espectáculo en directo y a pesar de que cuesta un poco acostumbrarse el resultado final es satisfactorio. Dicho esto no se puede negar que los diálogos hubieran estado bien para que una vez más el espectador tenga tiempo a descansar la mente y seguir en plenitud el desarrollo de la película.

Es precisamente el problema de la cámara el que acentua la dificultad de la narración cantada y viceversa. O metes más diálogo o grabas mejor, pero de esta manera el que hace todo el trabajo sucio eres tu.

No hubiera estado de más algun pequeño baile. Es dificil hacerlo sin que la historia pierda seriedad pero teniendo a la pareja Sacha/Helena era una buena oportunidad. No me importa la verdad, aunque insisto en que estos detalles facilitan la atención del espectador.


Estos fallos no pueden con la grata sensación que deja el film. Son muchos los momentos en los que la música y las voces te meten de lleno en la historia. La sensación de ver algo “en vivo” esta muchas veces presente y se vive una experiencia diferente.

Hooper opta por hacerlo como lo ha hecho y no me parece mal, esto no es Moulin Rouge o Chicago, busca otra cosa, la que no encontró la pareja que abandonó el cine. Es lo que tiene ir a ver una pelicula porque sale Lobezno y "el de Gladiator". A 9€ la entrada hay que saber lo que uno va a ver. Si no pasa lo que pasa...


En definitiva, salí bastante contento del cine. La historia, la música y el reparto hacen de "Los Miserables" una buena película, pero podía haber sido un musical más fácil y gozoso con otro director porque lo tenía todo.

Si lo hubiera hecho Carol Reed con los espectaculares planos y puesta en escena de "Oliver" o Stanley Donen con su impecable factura artística, posiblemente estaríamos hablando del musical más completo y épico de la historia.
jita
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7
2 de julio de 2013
165 de 180 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace 18 años (“Antes del amanecer”) dos jóvenes se conocieron en el tren Budapest-París y decidieron recorrer juntos la ciudad de Viena. Una bellísima historia con una promesa final. Volver a verse 6 meses después.

Sin embargo aquel encuentro no llegó a producirse y 9 años después (“Antes del atardecer“) se encontraron en París. Ambos repasaron el tiempo hablando de aquella preciosa tarde y de sus actuales vidas. El final otra vez nos dejó con la miel en los labios.

Si no saben de lo que hablo, no sigan leyendo porque tienen dos películas pendientes. Un cine intimista, despreocupado por la factura artística, un cine bohemio que conecta de lleno con el espectador. Una cámara y dos personas hablando mientras recorren dos ciudades a cuál más bonita. Nos metemos en esa historia y soñamos que nos pase (o nos pudiera haber pasado) lo mismo.

La tercera parte sigue el mismo camino, un plano fijo y largas conversaciones. Y en estas conversaciones es dónde notamos que el tiempo ha pasado. Ya no son dos jóvenes de 23 años locamente enamorados o dos treintañeros que recuerdan tiempos pasados, ahora son una pareja con hijos que cuidar y que no disponen de tiempo para ellos solos.

A los que no les guste este cine acabarán cansados de los diálogos, pero la verdad es que cada uno de ellos tiene mucho sentido. Sirva como ejemplo la magnífica conversación que mantienen las 3 parejas y el anciano en la comida. Son 3 generaciones que hablan sobre el amor, el sexo, el futuro de la humanidad, la vida y la muerte con diferentes puntos de vista. Todas las historias que cuentan inducen a la reflexión. Grecia, la tierra de los filósofos y los pensadores, era el mejor lugar para hacerlo.

La larga secuencia del hotel es lo mejor de la película con diferencia. Vemos a una pareja discutiendo y echándose en cara muchas cosas (recuerda a “Dos en la carretera”). Una secuencia muy creíble y que resulta catártica. Es un desahogo para cualquier pareja, especialmente para ellas. Son 20-25 minutos muy difíciles de grabar. El trabajo de los dos es formidable, me atrevería a decir que hay cosas improvisadas porque es una conversación larguísima y muy propicia para que dos actores muestren esa faceta. A esto señores, se le llama química y carácter. Una escena que salta de la pantalla a la vida real.

Es la evolución de una pareja, son dos personas que se conocieron hace 18 años y que llevan viviendo 9 años juntos. No todo iba a ser de color de rosa, los años desgastan una relación y era el momento idóneo de mostrar la otra cara del amor. Después asistimos al final de la película, el final que debía tener esta historia. Porque todas las parejas deben terminar así. Es cuando recordamos las palabras que pronuncia el anciano en la comida.

Una película más íntima, más agridulce y más honesta que las anteriores. Con algo menos de magia o encanto (como cualquier pareja 18 años después) pero igual de profunda e inteligente.

Las tres películas son buenas, realmente buenas pero siempre me quedaré con la segunda. La primera tiene el factor sorpresa y el alma aventurero de la juventud. La tercera parte es el desgaste de una pareja con hijos y lo que se debe hacer para que el amor dure o no. Verles así es un acierto pero conecto un poco menos. Será la edad…

Y la segunda…

La segunda es el reencuentro en París, es la explicación a lo que no pasó, es un café para ponerse al día, es un paseo en barco por el Sena dónde escucho uno de los mejores diálogos de este siglo.

La segunda es… es…. es el momento de perder la cabeza y poner tu vida patas arriba al ver a July Delpy cantando y tocando la guitarra. La segunda es la oportunidad de tu vida, es SOÑAR, lo que cualquier pareja tiene que hacer en un atardecer en París.

Recuerdo esta conversación de la primera parte:

- vaya…
- qué?
- voy a hacerte una foto, para no olvidarme nunca de tí, ni de todo esto.
- de acuerdo, yo tambien.

y esta frase de la segunda:

“Recuerdo aquella noche mejor que algunos años de mi vida”

Yo siempre les recordaré y siempre apoyaré este tipo de cine. Linklater ha sido muy valiente, sin ir más lejos ayer éramos cuatro -literalmente- en la sala. Una pena, una verdadera pena que este cine no sea más valorado.


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jita
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7
28 de agosto de 2014
71 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno es casi acosado con tanta publicidad de un determinado producto, las expectativas terminan siendo bastante altas.Y en el caso del cine aún más. De sobra es conocida la facilidad de Telecinco para promocionar las películas en las que ha participado. Sirvan como ejemplo "Celda 211", "Lo Imposible" o la reciente "Ocho apellidos vascos". El éxito de las tres en taquilla fue incuestionable y su calidad convenció –en unos casos más que en otros- a una gran mayoría. En el caso de "El Niño", el marketing lleva funcionando muchas semanas en la Tv, lo que unido a la gran acogida que tuvo "Celda 211", hacían casi obligatorio que la película cumpliera con creces. Ahora nos meteremos en harina, pero a grandes rasgos, podemos decir que la nueva película de Daniel Monzón cumple seriamente con su cometido.

El film empieza en el puerto desde lo alto de una grúa pórtico, para continuar con una persecución por carretera. Sin duda, toda una declaración de intenciones. Los 30 minutos del inicio tienen bastante ritmo e introducen con mucha habilidad a los personajes y sus diferentes tramas. En este tiempo vemos la persecución nocturna del helicóptero y la lancha. Monzón demuestra bastante pericia colocando la cámara y hay que reconocer que hay planos bastante llamativos.

A continuación el film transita por caminos más cotidianos, el ritmo baja, aparece el romance y la historia avanza con pausa. En el caso del romance hay que decir que Monzón acierta porque no se enreda mucho -era esperable ver alguna escena pasional- y utiliza una excusa argumental aceptable. Otro acierto del director mallorquín es a la hora de transmitir lo que acontece a diario en el estrecho. Las localizaciones y los escenarios son perfectos, los personajes están bien construidos, los diferentes problemas de unos y otros quedan muy bien reflejados y las diferentes subtramas se entremezclan con bastante efectividad.

En este sentido hay que quitarse el sombrero porque la producción es excelente. Si nos ponemos muy exigentes, podríamos pedir que la última persecución por tierra fuera más espectacular pero la verdad es que no es nada despreciable. Y se lo pedimos, porque la segunda persecución del pájaro –así llaman al helicóptero- y la lancha, es trepidante y frenética. Si el niño se enfada, Tosar no se acobarda y responde a su estilo. El sonido acelera cada vez más el ritmo cardíaco, los planos aéreos son una constante, pero si la cámara tiene que angustiar para finalizar la secuencia, lo hace. Brillante, no hay tiempo ni para parpadear.

En cuanto a la faceta interpretativa se refiere, Jesús Castro y Meriem Bachier son las caras bonitas del film, y cumplen –aunque no llegan a brillar- en lo que supone su debut en el cine. Ambos tienen carisma y algún buen momento, pero el hecho de no ser actores profesionales se nota un poco. No así en Jesús Carroza, de largo, la mejor actuación de la película. Su jeta, su desparpajo y su humor, son desbordantes.

Luis Tosar pasa de preso a policía, y soluciona la papeleta con bastante solvencia. Sergi López y Eduard Fernández hacen gala de su experiencia y sus interpretaciones resultan muy serias. Por último destacar la testimonial aparición -no abre la boca ni una sola vez- de Ian McShane.

Es lógico que en un segundo visionado, o en el primero si es por Tv –insisto en el gran factor del sonido en una sala de cine- la calidad de la película podría bajar un peldaño. ¿Sí se podría haber contado lo mismo en menos minutos? Pues quizás se podía haber acortado un poco la película en su tramo medio, pero el metraje no se hace pesado y menos aún cuando en el tramo final el ritmo vuelve a subir. También es cierto que no hay un personaje con la fuerza de Malamadre, o que la película no deja una huella sentimental -más allá de Malamadre, tampoco es que fuera muy grande la que dejó Celda 211- pero no se puede negar la contundencia y el poderío visual del que Monzón hace gala con su cine.

El Niño es un thriller puro y duro, no un drama. Aquí hay poco tiempo para los sentimientos. Aquí hay policías, narcotraficantes, persecuciones, cocaína en contenedores, corrupción, misería, el sueño por una vida mejor y todo ello focalizado en el feroz enfrentamiento entre una lancha y un helicóptero en 16 Km de aguas.

7.5/10


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jita
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7
8 de enero de 2011
55 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos hemos tenido un mal día en el trabajo, todos hemos discutido con un amigo, todos hemos suspendido un exámen, todos hemos perdido a seres queridos, pero la vida sigue y hay que luchar por ella. Esta película nos enseña eso, a amar la vida, a saborear y aprovechar cada instante, el famoso carpe diem. Y a la vez tambien nos inculca a luchar y luchar hasta el último momento, a no darnos por vencidos.

Danny Boyle una vez más con poco presupuesto (apenas 18.000.000 $) coge su cámara y nos hace vivir sensaciones maravillosas. El film cuenta con el estilo "videoclipero" de Danny, con sucesiones de imágenes con música de fondo (muy buena la canción del comienzo) que harán que vivamos esos momentos con más intensidad. Su estilo nos recordará a "Slumdog Millionaire" en algunos momentos, en otros a la reciente "Buried" con la perspectiva de videoaficionado. En este sentido hay poco que decir, un buen trabajo del director como es habitual en el.

Hablemos de James Franco. Él es la película, asi de simple, es cierto que el guión hace que coja todo el protagonismo pero muchas veces la película se come al actor y aqui Franco no deja ni las migas.

Uno de los mejores papeles que he visto jamás. Es un papel complicadísimo y en el que sobreactuar hubiera sido muy tentador. Franco hace que le olvidemos por completo como "el hijo del malo de Spiderman". No es que resulte creible, es que en todo momento parece que lo esta viviendo en sus carnes, con escenas desgarradoras, con escenas divertidas, toda gesto, gesticulación o mueca esta medida para que sintamos lo mismo que él. Hay 2 escenas por las que personalmente no le olvidare nunca, es realmente terrible ver como se mete en el papel. Todo el mundo habla de Colin Firth para el Oscar, no he podido ver todavia su actuación pero James Franco por este papel se lo merecería sin duda alguna.

No voy a desvelar nada de su argumento (hay poco que contar), debéis vivirla vosotros mismos y buscar vuestras 127 razones, las que queráis, para vivir, para aprovechar la vida al máximo, porque cada segundo cuenta y porque la fuerza de querer virvir puedo con todo.

Lo Mejor: James Franco, un papel memorable.

Lo Peor: A pesar de que es bueno, el estilo de Danny Boyle ya sorprende menos.
jita
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