Drama (2010)

Se habrá creído Matías Lira que dirigir una película es ser él mismo todos los elementos del cine, hasta, y sobre todo, la cámara. Entiéndanme bien, el director quiere ser ese aparato que se llama cámara. Y quiere ser sus actores. No que actúen según sus directrices, si no que actúen como él actuaría. Piensa que tanto sabe que hasta puede ser el tiempo y, así, si él sabe en donde y en cuando está, todos los demás lo aceptarán. Bueno, llega hasta querer ser los planos, de tal forma que corta por donde quiere y los une por donde le da la gana. ¿Qué no lo entienden? Es que ustedes no son tan modernos e innovadores como Matias Lira. Francamente, es una mala película que se reviste de barbaridades cinematográficas para poder llamar la atención. El mismo tema, ¿pero hay tema?, está salpicado de incongruencias y situaciones inconexas e incomprensibles. Eso sí, morbo para que no se diga que no tratamos los temas más polémicos: prostitución, homosexualidad, familia, política, etc. Pero no crean ustedes que van a sacar algo en claro. Y si así es, “me lo expliquen”

Vergüenza ajena es lo que sentí al ver a estos muchachos intentando hacer cosas disparatadas (prácticamente siempre ligadas al sexo) para ser los más "cool" de la clase de teatro. El director de la película parece haber creído que nos iba a "epatar" con estas niñerías, y todavía profundiza más en el ridículo al narrar en "flashbacks" la infancia traumática de uno de estos pibes, y su consecuente complejo de Edipo. En todo caso, si pretendía que nos implicáramos en la historia, debería habernos hecho conocer a los personajes primero: no puedes empezar la película con el director de teatro diciendo "ahora tenéis que hacer cosas zarpadas para explorar vuestros límites", y a continuación ponerse todos a culear con el/la primero/a que pase.

Me vino a la mente una película de un grupo joven de teatro revolucionario que sí vale la pena ver: la española "Noviembre". Este "Drama" es mejor olvidarlo. Por cierto que sólo se libra del 1 por un detalle que sí me gustó mucho: el contrapunto irónico de la orquesta popular carnavalesca que aparece un par de veces en el filme.