Los últimos días de Pompeya (1935)

Raro que esta película no tuviera un éxito desmesurado en su época. Pudieron compensar las pérdidas en 1949 cuando la reestrenaron.

No he visto ninguna versión con lo que no la puedo comparar, pero se nota que es una película muy épica, que requiere de grandes escenarios y grandes puestas en escena, vaya, lo típico de las películas de la época dorada de los años 50.

Aún así, para el año que fue rodada realmente está muy bien hecha. Quizás algunos diálogos no están muy bien trabajados, pero bueno. Ver la historia principal en el que te puedes identificar, pero en otros momentos los odias, está muy bien ese duelo interno. Aunque para mí, el personaje principal no es de alabar.

Película que tan solo toma sorbos de la novela de Edward Buwler-Lynton, protagonizada por un romano llamado Marcus que verá como la repentina muerte de su mujer y su hijo y su pobreza extrema le conducen en Pompeya a la búsqueda de fortuna a través de su carrera como gladiador.

Allí conocerá al niño Flavio al que adoptará, y el que aunque despierta su instinto paternal de nuevo, lejos de atraerle a la verdadera valoración de la vida, hará que quiera más y más bienes materiales para cuidar de él, siendo un padre sobreprotector y obsesivo, desde que Cristo sana al niño.

Los actores hacen una labor extraordinaria con un Basil Rathbone en un papel de villano gris, el de Poncio Pilato quien hace negocios con Marco.
La erupción del volcán servirá para abrir los ojos a Marco, y para plantear el destino de los personajes redimidos por Jesús ante tal desastre natural en Pompeya.
La película es una manifestación abierta contra Pompeya y su tráfico de esclavos.

Preston Foster hace un papel sobresaliente.