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Urga, el territorio del amor (1991)

Urga, el territorio del amor
118 min.
7,0
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ESCENA (RUSO, subtitulada en español)
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Sinopsis
La amistad entre un pastor mongol y un camionero ruso, perdido en la estepa asiática a causa de una avería, sirve de pretexto para mostrar el abismo cultural y económico entre el campo y la ciudad. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Vida rural
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Unión Soviética (URSS) Unión Soviética (URSS)
Título original:
Urga
Duración
118 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Unión Soviética (URSS)-Francia;
Links
Premios
1992: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa
1992: Nominada al Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa
1992: Nominada al Cesar: Mejor película extranjera
1992: Premios Independent Spirit: Nominada a Mejor película extranjera
1992: 2 premios en el Festival de Venecia: León de Oro, premio OCIC
8
Universal
Un ritual ancestral es el punto de partida: El de la caza, en el sentido más amplio de la palabra. El cazador, armado con su Urga, trata de atrapar a su presa que huye a caballo. Algo bastante común si no fuera porque cazador y presa son marido y mujer buscando perpetuar la especie.
Así comienza la vida de un mongol estepario. Y así nos la retrata Mikhalkov, que nos introduce en la vida de una familia de pastores mediante su cámara, captando la espectacular belleza de la estepa y realzándola mediante una maravillosa flauta de pan que suena a lo largo de todo el metraje.
Nikita, nostálgico admirador de su tierra, cruza en el camino de la familia a un ex-soldado ruso, que asistirá atónito a las costumbres de Gombo, Pagma y sus hijos: El cadáver del familiar en la pradera, el sacrificio de la oveja, la cena en familia y la partitura que menos espera uno escuchar en un país tan remoto como Mongolia (en spoiler)
Pagma, mujer de ciudad, ante el apetito sexual de su marido le instará a que se acerque a la ciudad y compre preservativos. Este viaje hará que Gombo conozca el mundo paralelo que existe a su alrededor, en el que irá descubriendo con la curiosidad de un niño cosas tan mundanas como un dulce, una atracción de feria, una bicicleta o un televisor.
La película tiene detalles preciosos como el personaje de Bayartou, un borracho soñador que siempre aparece cantando, la canción de "Las montañas de Manchuria" interpretada por el ex-soldado (con el genial acordeón de Richard Galliano en la BSO) o la escena del sueño de Gombo, en el que se le aparece Gengis Khan con su mujer.

Un encuentro intercultural realizado con respeto, cariño y exquisito gusto. Muy recomendable.
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26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
BELLEZA, NATURALISMO Y "ESPAÑA CAÑÍ" EN MEDIO DEL OXIGENANTE PAISAJE MONGOL
La película es muy entrañable, y en concreto para los españoles o judíos sefardíes que la vean, por esa escena tan nostálgica (que en cierto modo nos recuerda también al filme de V. Erice "El Sur", cuando se oye un pasadoble y dicha música nos traslada cultural y sentimentalmente a un espacio memorístico de lo español) en la cual están todos cenando dentro de la tienda en medio de la estepa, la familia mongol de padre, madre, la abuela, dos niños y una niña, además del invitado ruso que ha llegado allí circunstancialmente y, entonces, éste le pide a la chavala, que sabe darle uso al acordeón, que toque algo y les alegre la velada. La muchacha coge su acordeón y se pone a tocar nada más y nada menos que el pasodoble "España cañí" de Pascual Marquina Narro (n. Calatayud, Zaragoza, 1873 – f. Madrid, 1948), algo sorprendente que nos deja con la boca abierta y nos eriza los pelillos de la piel, incluso nos humedece los ojos (al menos así le pasa al protagonista ruso que asiste a la interpretación del pasadoble, pues al oírlo se le saltan las lágrimas ante esa preciosa y transportadora melodía), todo un regalo en medio de tan solitario e inmenso terrero como es la abierta Mongolia.

No sabemos por qué esta niña mongol ha aprendido esta pieza musical de raigambre española o quién se la ha enseñado, así como tampoco por qué el director Nikita Mikhalkov la hace formar parte de esta historia, pero suponemos que es porque dicho pasodoble es mundialmente famoso y considerados por muchos como el "rey de todos los pasodobles"; la cuestión es que resulta un gran acierto, pues independientemente de que sea un encantador y nostálgico pasodoble que nos zarandea el alma a los españoles o serfadíes con alma española, también sirve como música universal de las que se clavan en el corazón y suscitan recuerdos del pasado, de la patria chica de cualquiera, de lo que se dejó atrás, de lo que se tiene a mucha distancia o de aquello más entrañable que te remueve el más profundo y básico ADN.

Fej Delvahe
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29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
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