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¡Madre mía! (1930)

Sinopsis
Al Fuller (Jolson) es la estrella de un espectáculo ambulante de trovadores de gira por los Estados Unidos. El grupo se desplaza a una modesta ciudad del sur, donde el hombre se enamora de Nora Meadows (Lois Moran), estrella del espectáculo, pero el problema es que ella ama a Westy, un apuesto miembro de la misma troupé. Incidentalmente, Fuller se convertirá en acusado de intento de homicidio de su compañero y rival en el amor. (FILMAFFINITY)
Género
Musical Drama Drama sureño
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Mammy
Duración
84 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Un toque de Berlin, muchas caras pintadas y un curioso romance
Curioso filme, encargado por la Warner Bros. al director, Michael Curtiz, para aprovechar el gran éxito popular que traía el entertainer, Al Jolson, tras su aparición tres años atrás en, "The Jazz Singer". Es claro que todo está hecho para su lucimiento y para repetir situaciones que hicieron de aquel primer filme sonoro una obra imperecedera. La productora adquirió los derechos del musical de Irving Berlin, "Mr. Bones"; este se dio a, Gordon Rigby y Joseph Jackson, para su adaptación cinematográfica; y se contrató a actores muy calificados como, Lowell Sherman (posterior director de la inolvidable, "Morning Glory" con Katharine Hepburn) quien, en su rol de Westy -el amigo y rival de, Al Fuller (Jolson)-, demuestra un gran talante que motivaría luego el ambiguo final con el que, Curtiz, ha redondeado la historia. También se tuvo a, Lois Moran, una chica con un magnífico registro a quien se recordaba por su labor en, "Stella Dallas" (Henry King, 1925) y quien fue, ¡nada menos!, que el rostro que inspiró al escritor, F. Scott Fitzgerald, para el personaje de Rosemary en su novela, "Tender is the Night".

El rol que da título a, << ¡MADRE MÍA! >>, le fue asignado a la veterana, Louise Dresser, quien ya había trabajado con Curtiz en, "The Third Degree", y en, "Madonna of Avenue A". Su presencia es la de una madre sensible y tierna, siempre dispuesta a acoger a su hijo… Pero, aquí es donde choco con la historia y siento que, quien está fuera de lugar es, precisamente, Al Jolson.

Veamos por qué: Durante cada encuentro entre, Louise Dresser y Jolson en el filme, siempre los sentí como dos amantes cándidos y románticos, y me resultó imposible verlos como madre e hijo. Intrigado por este sentimiento, me puse a hacer cuentas y, finalmente, llegué a esta conclusión: Al Jolson, nació en 1886, o sea que, en 1929, cuando se rodó la película, tenía 43 años. Louis Dresser, había nacido en 1878 y tenía entonces 51 años. 8 años de diferencia, no dan para que ella -mejor conservada incluso que Jolson-, pudiera resultar creíble como su madre… menos aún, cuando el maquillaje se reduce a encanecerle el cabello. Por esto, a ratos se tiene la impresión de una relación incestuosa, pues, los besos entre ellos son frecuentes y casi siempre en la boca.

Además, la mamitis de Fuller es crónica, al punto de fugarse innecesariamente de la policía y hacer un largo viaje, peligrosamente colgado de un tren, sólo para despedirse de su queridísima, Mammy. Todo esto hace que, una historia de amor y de amistad que resultaba interesante, ronde la cursilería y se balancee en una sensiblería bastante desentonada.

Creo que ahora entiendo en que se parecen, Irving Berlin y Gabriel García Márquez: Ambos han sido grandes en lo suyo, los dos vivían fascinados con el cine… pero ninguno de los dos ha logrado nunca que alguien haga una memorable película con una de sus obras.
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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