Taylor Swift: Reputation Stadium Tour (2018)

La gente que confunde a Taylor con un icono adolescente de tiempo limitado esta tan equivocada... por si fuera poco tiene 10 grammys, giras millonarias, 6 discos con millones de ventas tanto físicas como digitales... y tan solo tiene 29 años.
Su talento, su ambición por componer buena música y sus ganas de cambiar el mundo es lo que la diferencia de los demás artistas. Ha escrito canciones contra el bullyng, contra los haters, contra sus ex-novios... pero nunca antes había escrito tanto sentimiento y tanta realidad como ha hecho en Reputation, donde se atreve a cargar contra los medios, contra el machismo, contra el abuso, y como siempre manifestando la libertad.

''I've been breaking hearts a long time aand toying with them older guys
Just playthings for me to use''

A Taylor la criticaron cuando tuvo demasiadas parejas, cuando quitó su música del straming, cuando se llevo el merito por componer grandes temas para otros cantantes, cuando escribe para sus exnovios, cuando vende entradas caras, cuando acusó a un locutor por manosearla, cuando escribe canciones de venganza, cuando quería hacer country, cuando quería hacer pop.... la han llamado víbora, mentirosa, e incluso otras palabras obscenas en canciones, ¿y que ha hecho esta chica para contestarles a todos de una vez y desde lo mas alto? Reputation Stadium Tour

''They're burning all the witches even if you aren't one
So light me up''

Puede que sea el tour con menos comentarios de la cantantes, con menos discursos, pero tan solo hay que ir, escucharla y disfrutar del espectáculo que brinda ella y sus serpientes malévolas que con el tiempo la están haciendo intocable.

''Maybe I got mine, but you'll all get yours''

Antes de decir que Taylor no tiene talento, que solo escribe sobre sus exs, que no sabe cantar, que no sabe bailar, que es una oportunista, mentirosa, que no es buena persona... piensatelo dos veces porque podría reírse de ti junto a casi tres millones de personas en 53 estadios.

Quiero destacar las grandes actuaciones:
I did something bad: magnífica, feminista y vengativa.
Long live/New years day: ella sola con un piano es algo que tienes que ver antes de morir. Long live es nuestro himno internacional.
Look what you made me do: no es su mejor vocal, pero esa pedazo de serpiente mientras canta ''i dont trust nobody and nobody trust me, i'll be the actress strarring in your bad dreams'' merece.
El poema ''why she disappeared'' seguido de getaway car. Solo ella puede cantar esa canción disfrutando tanto de lo que hizo.
All to well: ella sola con una guitarra. Solo eso.

No tengo mucha idea de la discografía de Taylor Swift ni soy consciente de su verdadero poder dentro de los tejemanejes del pop comercial, valga la redundancia. Simplemente me asomo a este "Reputation Stadium Tour" con dos intereses muy concretos: ver cómo se las gastan los americanos en este tipo de espectáculos -sin necesidad de apoquinar como mínimo 100$ por la entrada- y, ya de paso, conocer a una distancia prudencial cómo es el público al otro lado del charco, en este caso la afición de Dallas.

Para ambos objetivos, profundizar en los entresijos del show-business y trazar un bosquejo sociológico, esta pieza audiovisual se convierte en un documento de excepcional interés. Taylor entiende que, a nivel escenográfico, lo que hay que ofrecer el público es aquello que más lo define: el uso de pantallas. De ahí que el escenario se componga fundamentalmente de dos video-wall visibles a kilómetros de distancia. Eso y una pulsera luminosa que se entrega a cada asistente y cambia de color, convirtiendo a la masa humana en una pantalla más. Se acabaron las grandes arquitecturas de mecanotubo y neón de los viejos grupos míticos: ahora la base del tinglado es un océano LED.

En cuanto al perfil del público, cualquiera de las imágenes de recurso con los fans es una mina. Gente que llora, gente que corea, gente que asiente cuando Taylor ofrece un curso acelerado de gestión de la marca personal en la selva de las redes sociales, gente que baila disfrazada con todo tipo de atuendos,... No podía dejar de mirarlo todo con una mezcla de fascinación, estupor, vergüenza ajena y (por qué no) envidia. Asistir desde el sofá a este concierto por cortesía de Netflix es un verdadero regalo de Año Nuevo.