Roger Corman: Los ángeles del infierno (1978)

Podría uno describirlo así, un "emisario de otro mundo", un "intruder" que con su cubo de sangre dio un toque personal a las películas de bajos presupuestos cuando más lo necesitaban.
Llegó en el momento más adecuado, sin vaticinar sus colaboradores cuan lejos llegaría su secreta invasión del medio cinematográfico...

Otro documental creado a mayor gloria de un director y de la industria, y eso es carne de cinefilia pura y dura que a nosotros, ávidos fanáticos, tanto nos deleita. Es cierto que el mejor y más divertido análisis de este inefable maestro de la serie "B" y su influencia única tal vez se encuentra en el tributo brindado por Alexandria Stapleton "Corman's World", que incluso llegaría a proyectarse en el Festival de Cannes de 2.010; sin embargo no desmerece éste, un trabajo mucho más anterior, perteneciente a una época muy concreta de la vida del nativo de Michigan y de todos los que le rodeaban.
Firmado por el director de fotografía Christian Blackwood, "Hollywood's Wild Angel" nos traslada nada menos que a 1.978. En este momento a aquél aún no le han aparecido muchas canas en el cabello y ha sido padre de su tercer hijo, y junto a su esposa Julie se dedica a mover la pequeña pero enorme maquinaria de su prácticamente recién creada New World Pictures; no hace mucho que dejó la dirección por los fracasos de sus últimas obras y la mala situación que vive la serie "B" artesanal desde que las grandes compañías se han interesado por producir films de género. Aparece y con su afable y encantadora sonrisa nos dice que se está quedando sin energías, pero que hace por concentrarlas todas en su labor de planificador, productor y distribuidor.

¡Y estamos todavía en 1.978, señores!; quizás no podía imaginar que a día de hoy, rascando los 100 años de edad, seguiría muy vivo y comprobando cómo su influencia se mantiene vigente en el 7.º Arte. Pero no empezamos realmente con él, y eso parece convertirse en un problema; por alguna razón que desconozco, Blackwood se acerca primero a sus protegidos, a esos jóvenes y no tan jóvenes que han aprendido de él todo lo que las universidades y los pedantes profesores con muchos títulos pero sin talento no les enseñaron.
Obtenemos entonces los honestos testimonios de Paul Bartel, Joe Dante, Jonathan Demme, Ron Howard o Martin Scorsese y de los actores Peter Fonda y David Carradine, entre otros, todos muy vitales y jovencitos, algunos con largas melenas y esas vestimentas tan "cool" de finales de los '70. Para Dante aún no ha llegado la gran "Aullidos", Scorsese ha pasado por el duro y extenuante proceso de "New York, New York" y Bartel ha terminado "Cannonball". El inconveniente: estamos un largo rato escuchando anécdotas de sus propias obras y de lo que significa trabajar con Corman que escuchando hablar a Corman.

Además, la lista de sus colaboradores y pupilos es gigantesca, y la presencia de Peter Bogdanovich, Francis F. Coppola, Jack Nicholson, Jack Hill, Monte Hellman, Charles Griffith, Robert DeNiro o su análogo filipino Cirio Santiago habría aportado un plus de interés al documental. Entonces, pasada más de la mitad de metraje, comenzamos a bucear en su carrera, por fin, desde un fugaz repaso a sus primeros, baratos y encantadores engendros hasta el maravilloso ciclo dedicado a Allan Poe, en el que se hace más hincapié.
También se analizan títulos concretos e importantes, desde "La Pequeña Tienda de los Horrores" pasando por "El Terror" y todo su alocado proceso de producción hasta llegar a los contemporáneos y contraculturales "The Trip" o "Los Ángeles del Infierno" y el batacazo de taquilla "Gas"; una lástima que otros se hayan dejado atrás. Lo mejor es la humildad y seguridad con que Corman expone sus ideas sobre lo que debe tener una película para llegar a la mente y las emociones del público, para excitar, entretener y hacer pensar al mismo tiempo; sin duda la visión de un hombre que nunca renuncia a sus principios, tanto en complacer a su audiencia como en llegar a crear historias interesantes y atractivas.

Visión de maestro artesano, de genio con las ideas muy claras, de astuto estratega cinematográfico, y también de señor con un gusto exquisito para el mismo cine, pues veremos que distribuye en EE.UU. obras extranjeras de contenido, temas y estilo diametralmente opuestas a las suyas. Truffaut, Bergman y Kurosawa están entre sus favoritos, mientras tanto los "críticos profesionales" estadounidenses, que de cine no tienen ni idea, le dejan por los suelos; en fin...
No es que el trabajo de documentación de Blackwood sea demasiado exhaustivo, aun así el fanático del que sigue siendo dios de la serie "B" y rey del nuevo cine norteamericano (pues llegó antes que Cassavetes) no se lo puede perder. Una disertación suya sobre la industria y su concepción de director vale más que cien libros de Cahiers du Cinema...