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Z, la ciudad perdida (2016)

Z, la ciudad perdida
140 min.
5,9
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Sinopsis
Principios del siglo XX. El explorador británico Percy Fawcett (Charlie Hunman), militar de carrera, es enviado a la selva amazónica para que delimite la frontera entre Brasil y Bolivia, ayudando así al Gobierno británico a preservar sus intereses en el negocio del caucho. En calidad de cartógrafo, Fawcett emprende un largo y peligroso viaje en el que se adentrará en territorios inexplorados de la jungla del Amazonas, acompañado por un grupo de hombres de confianza. Guiado por la obsesiva convicción de que las historias que había oído acerca de una ciudad antigua construida de oro, a la que dará el nombre de ciudad Z, eran ciertas, Fawcett tratará de hacer uno de los descubrimientos más importantes de la historia, esperando tener éxito allí donde tantos otros habían fracasado. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Drama Basado en hechos reales Biográfico Años 1900 (circa) Años 1910-1919 Años 20 Naturaleza
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Lost City of Z
Duración
140 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2018: Círculo de Críticos de Londres: 2 nominaciones: logro técnico del año (Khondji) y joven intérprete británico/irlandés del año (Holland)
2018: Asociación de Críticos de Carolina del Norte: Nominada a mejor guion adaptado
2017: Asociación de Críticos de San Diego: 3 nominaciones: guion, fotografía y vestuario
2017: Asociación de Críticos de Florida: Nominada a mejor guion adaptado
7
Un placer adquirido
La fascinación por la aventura, cuando aún quedaban tantas cosas por descubrir en nuestra propia tierra y ciertas personas eran capaces de sacrificar su vida, su salud y sus comodidades con el objetivo de obtener un mayor conocimiento del mundo que habitamos, cuando viajar ya era una actividad habitual pero aún intrépida y arriesgada, llena de percances inesperados y dificultades sobrevenidas… Parece que de todo esto hace mucho tiempo pero apenas ha pasado poco más de un siglo y a nuestros ojos, esclavos de lo inmediato y de lo fácil, se nos antoja una empresa titánica o absurda, fruto de la enajenación o del disparate. Pero nuestra realidad presente se cimienta sobre estas ansias de saber, sobre el legado de tantos hombres que arriesgaron su vigor y sus haciendas en aras de un ideal o de unas fantasías que nos parecen absurdas o anticuadas, ahítos como estamos de conocimiento urgente, apresados en un mundo veloz donde hemos perdido la perspectiva del peligro y del valor del esfuerzo invertido en alcanzar la utopía.

Esta cinta se construye sobre estas innumerables ilusiones desmesuradas y se yergue sobre el perenne afán fantasmagórico que anida en ciertos espíritus inquietos y que a veces han dado frutos inesperados mientras que otras veces ha sucumbido a los peligros del caos. Es una propuesta a contracorriente, alejada del histerismo atolondrado del ‘más difícil todavía’ y se contenta con presentar el ardor de la batalla física y personal contra circunstancias adversas, donde prima la importancia del carácter sobre la vistosidad del montaje frenético y mecánico. Su gran virtud es un clasicismo elegante y pausado, tanto en el fondo como en la forma, donde el paso lento y quejumbroso del tiempo es un protagonista tan importante como el hechizo por lo desconocido y la poesía de los escenarios inabarcables y recónditos. No hay urgencias ni certezas, sino sólo enigmas y asombro. El sacrificio personal como segunda piel que impregna y fecunda cada minuto de su metraje.

Habrá espectadores que saldrán desencantados porque no se busca el impacto inmediato y súbito, sino que se pretende y consigue pergeñar una historia sobre el cansancio, sobre la monotonía del lento fluir de la existencia y sobre los amargos desengaños que acompañan a todo gran proyecto que se basa en meras conjeturas y quimeras. Nos habla de la penumbra del fracaso, del azar del éxito, de los atolladeros de la grandeza y la ruindad de la decepción. Es una película atípica porque retoma, sin dudas ni remordimientos, la épica intimista de un David Lean reencarnado. Abraza la aventura como experiencia vital y absoluta, regalándonos un relato fascinante y perdurable lleno de cristalina y luminosa imperfección.
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137 de 180 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Volveremos a hablar de aquellos aventureros...
Hace unos años tuve ocasión de leer el libro en el que se basa esta película, por lo que estaba ya avisado de qué podía esperar. Visto el filme, cabe aclarar que a diferencia del libro, construido como una investigación que es una aventura de por sí, opta por narrar las expediciones y vicisitudes del explorador Percy Fawcett sin hacer ninguna referencia al presente.

La película trata no solo de narrar una historia de aventuras y exploración, que también, sino de penetrar en las motivaciones y circunstancias que llevan a un hombre a emprender una tarea semejante y a hacer de ella su máximo objetivo vital. Hay, por tanto, una reflexión en torno a la audacia, que aparece aquí encuadrada en las coordenadas ideológicas del imperio británico, basadas tanto en el interés económico como en el científico. Pero además se intenta mostrar qué claves personales impulsan al héroe, y también éstas son hijas de su tiempo, empezando por el sentido del honor y continuando por una idea del destino que roza lo obsesivo.

Así pues, una aventura que empieza siendo más terrenal y prosaica, va adquiriendo con el paso del tiempo matices nuevos y significados menos evidentes. Tal vez el más importante, por simbolizar excelentemente la esencia de la aventura, gire en torno a la idea de búsqueda. Así, la ciudad perdida de Z, obsesión de Fawcett, es importante no sólo como meta; lo fundamental en ella es que, real o imaginada, apenas intuida o soñada, debe ser buscada.

La realización, haciendo gala de un elegante clasicismo, penetra en la selva con todas las consecuencias; intenta mostrarla tal como es, con su dureza extrema, pero también con sus recompensas, todas ellas relacionadas con lo que un espacio para la aventura puede proporcionar (los hallazgos, la belleza natural, el encuentro con los otros...). Las distintas expediciones que se muestran siguen esa progresión paulatina desde lo real y prosaico hasta lo onírico, especialmente en el último viaje, en el que este rasgo es quizá más evidente. Por momentos el espectador se reencuentra con imágenes y sensaciones ya vistas o sugeridas en películas como Aguirre, la cólera de Dios, Fitzcarraldo (ambas de Herzog) o Apocalypse Now, de Coppola.

Por lo demás, la ambientación, puesta en escena, interpretaciones y guión (por este orden), presentan un elevado nivel de calidad, y tanto la fotografía como el sonido me parecen excepcionales, por lo bien que captan o sugieren la esencia de cada entorno y situación, ya tengan lugar en la selva, en una mansión señorial o en "la tierra de nadie" de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial.

Concluyendo, es una película que nos da la oportunidad de revivir el placer de esos grandes clásicos de la aventura sin por ello renunciar a otras lecturas y posibilidades. No obstante debo aclarar que, en lo que a mi concierne, lo fundamental es esa idea de la búsqueda, no importa si cierta o no; porque es la búsqueda de lo insólito lo que hace imprescindible que ahora y siempre, volvamos a hablar de aquellos aventureros...
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59 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
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