¿Qué se está cociendo? (2000)

Está claro que cuando se reúne la familia, sea en torno a un pavo en el Día de Acción de Gracias o sea en torno a un marisco o un cordero en el día de Nochebuena, siempre se desatan tensiones. Aunque siempre en torno a una buena comida se "cuecen" buenos momentos, hay días señalados que nada bueno puede salir de ciertos banquetes festivos.

La película no es nada de otro mundo, cuatro familias, cuatro historias. Que intenten relacionarse entre sí únicamente hace obstaculizar el ritmo de la película. Se ven desconectadas, y dentro de cada una de las familias y su pavo hay historias que se sostienen mejor que otras, algunas realmente aportan poco. Así que al final hay una especie de batiburrillo, con personajes e historias muy (pero que muy) flojas, junto con otros personajes e historias que podrían haberse desarrollado mejor y más solidamente. Situaciones divertidas, situaciones tensas, situaciones realmente endebles y poco creíbles, todo se mezcla y se digiere dentro o alrededor del pavo.

En cualquier caso, no termino de comprender porqué, terminas viendo la película enterita.

Bien interesante esta historia contada por Gurinder Chadha, una directora y guionista que ha vivido en la India, Inglaterra y los Estados Unidos, y que sabe de primera mano sobre la forma de vida de diferentes culturas. Su esposo, Paul Mayeda Berges - director de esa sensitiva y ejemplar historia titulada “La joven de las especias”-, estuvo otra vez con ella en la escritura del guión y el resultado es una experiencia sociológica cargada de sentido humano y de solvente entendimiento de la vida familiar.

Para la historia, se ha tomado como motivo el día de Acción de Gracias (Thanksgiving), una celebración tradicional de norteamérica que, en los Estados Unidos, tiene lugar el cuarto jueves de cada noviembre y que se remonta al siglo XVII, cuando los aborígenes y la gente del campo daba agradecimiento a Dios por una buena cosecha. El propósito ahora, es dar gracias por todo lo que se tiene, y de este festejo que sirve para lucirse en la gastronomía, para unir a la familia, y para sacar a flote una que otra desavenencia que empaña la paz de tantísimos hogares, la señora Chadha hace un retrato bien significativo que sirve para resaltar lo parecidos que somos vengamos de donde vengamos.

Cuatro familias habitan en un atractivo barrio de Los Ángeles: Los Ávila (de origen latino), los Nguyen (asiáticos), los Williams (afroamericanos), y los Seelig (judíos). Los parientes y amigos de cada grupo familiar, comienzan a reunirse en aquella ocasión en que los pavos sufren su peor desgracia. Y entonces, al lado de la alegría del reencuentro, de la satisfacción de ver a los hijos, padres y hermanos en buenas condiciones, comienzan a notarse los puntos grises que hacen que la paz se escabulla por cualquier rendija: una pareja que finge seguir unida; otra que vive separada y el esposo aspira a regresar; una pareja de adultos mayores que descubre que su hija mantiene con orgullo una relación lésbica; y unos hijos adolescentes que parecen involucrados en actuaciones no procedentes, harán que surja el drama en aquel día que pareciera una fiesta.

Aquellos personajes tienen vida propia y muchos se sentirán como mirándose en un espejo donde nos veremos reflejados con esa luz y sombra que hay en cada familia, pero que, en definitiva, es lo que permite que podamos transformar, experimentar, sentir, comprender, perdonar, y sobre todo, valorar todo lo bueno que brilla en cada parentela. ¿Y no es además, esta pluralidad cultural, la que hace más grande cada día a una nación que se ve enriquecida y multiplicada con otras visiones y proposiciones acerca de la existencia?