Incidente en Dakota (1956)

Lewis R. Foster: un hombre para todo, y bastante competente. Cine de aventuras, westerns, hazañas bélicas... Películas bien acabadas, ágiles, sin un minuto de más, decentes dentro de su humildad. Como Dakota Incident, estrenada en la 2 como Incidente en Dakota. Pocos personajes a bordo de una diligencia, que por desgracia llamará la atención de los cheyennes. Tenemos a una dama de muy buen ver (la hermosa Linda Darnell, luciendo escotito), un pistolero duro de pelar (el adusto Dale Robertson), el segundo galán de turno (John Lund, fallecido prematuramente), un senador convencido de que los pieles rojas son más buenos de los que aparentan (un chiste: Ward Bond, fascista furibundo, en un papel de pacifista), y poco más. Aunque parece que los indios van a quedar en muy mal lugar, al final hay un giro que ennoblece la situación. Con todo ello, Foster articula una briosa cinta de indios y vaqueros que se ve con mucho agrado. El gran Ernest Haller al frente de la fotografía, aprovechando los parajes naturales, nos ofrece vibrantes cabalgadas e inquietantes escenas de suspense nocturno. Valdría la pena rescatar del olvido a Lewis R. Foster, también experto guionista (suyo es el argumento de Caballero sin espada, sin ir más lejos). Artesanos como él contribuyeron a forjar el Hollywood mítico de los años dorados. Un respeto.

"- ¿Cómo está?
- Bien, teniendo en cuenta que me estoy muriendo".

Agradable western de pura serie B, al menos en cuanto a presupuesto, pero que aún en pleno siglo XXI conserva un aroma a cine artesanal del viejo Hollywood (bueno, de finales de los cincuenta) hecho con cariño y esmero.
Como en esta ocasión, que logra un filme entretenido y vistoso, que quizás va, al menos en mi opinión, de más a menos, pero que tiene los suficientes elementos como para interesar, y no sólo a los amantes del género rey cinematográfico.
Aquí surgen pasiones, odios, traiciones, nobleza, cobardía, un sentido del honor ambiguo, unos ideales marchitos y otros universales, todo ello expuesto de forma amena.
Tiene un argumento no original pero sí atractivo, sobre todo gracias al guión de Frederick Louis Fox, con estimables diálogos, sobre todo los que tienen lugar en el pueblo, en la primera parte de la peli.
Buenos intérpretes, aquellos que antiguamente se les denominada erróneamente "secundarios", aunque con ilustres conocidos como el gran Ward Bond, aquí haciendo de pacifista que desea el diálogo entre blancos e indios, cuando en la realidad (en su vida fuera del cine, quiero decir) era un racista redomado.
Buenas escenas de acción, con un último tercio que nos remite inexorablemente a "Fort Bravo", esta vez con flechas incendiarias y todo.
Muy digna.

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