arrow

El barbero de Siberia (1998)

El barbero de Siberia
180 min.
6,0
1.280
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Película completa (ESPAÑOL)
Sinopsis
Rusia, 1885. Jane Callaghan (J. Ormond), una joven aventurera americana, llega a Rusia para ayudar a Douglas, un excéntrico ingeniero que necesita el apoyo del Gran Duque para poner en práctica su más querido y ambicioso invento: una máquina diseñada para talar los bosques de Siberia. Durante el viaje, Jane conoce a dos hombres que cambiarán su vida: Andrei Tolstoi (O. Menshikov), un joven cadete que se enamora locamente de ella y que comparte su pasión por la vida y por la música; y el poderoso General Radlov (A. Petrenko), fascinado por su encanto, y que puede llevarla hasta el Gran Duque. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Siglo XIX
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Rusia Rusia
Título original:
Sibirskiy Tsiryulnik (The Barber of Siberia)
Duración
180 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Rusia-Francia-Italia-República Checa;
Links
Premios
1999: Festival de Cannes: Sección oficial (Fuera de competición)
5
EL CINEASTA DEL ZAR
Mikhalkov, que en el reparto se reserva un papel a la altura de sus aspiraciones, manejó en este rodaje multinacional enorme presupuesto. Apoyado en un cosmopolita elenco y en el cinemascope, y movido por evidente afán de llegar al gran público, busca el mayor poderío visual.

Lo bufo está presente, a conciencia. El protagonista, el cadete Tolstoi (no el escritor, mera coincidencia que se aclara una y otra vez), en la función de la Academia de Oficiales canta en “Las Bodas de Fígaro”, ópera bufa de Mozart. La obra es continuación de “El Barbero de Sevilla”, de Rossini, y de ahí el juego del título.
Un personaje de un tiempo posterior, recluta de una academia militar norteamericana que lleva todo el tiempo máscara antigás, discute con su sargento a causa de Mozart.
El tono es un poco bufo a ratos, un poco melodramático otros, un poco nacionalista otros, o un poco paisajista, y no termina de centrarse con decisión en ninguno.

Una periodista norteamericana vive en la Rusia zarista un romance con el cadete y lo evoca veinte años después, dando lugar a un desdoblamiento de la acción entre el Moscú del pasado (recreado ambiciosamente, repleto de miles de figurantes en los alrededores del Kremlin) y, en un tiempo posterior, un campamento yanqui donde sólo falta el oso Yogi.

Predomina la parte rusa, pero se compone de elementos heterogéneos, poco unificados. Las escenas se añaden unas a otras sin conexión fuerte, débilmente engranadas, y de ahí se derivan algunos pesados alargamientos.
La forma tiene momentos lujosos pero la narración flojea. No se consigue profundizar seriamente en el relato. La aparición del zar, por ejemplo, carece de verdadera grandeza, pese a su envarada solemnidad. En la historia amorosa hay tópicos usuales, recursos manidos que saben a concesión comercial. Eso de sorprender casualmente una conversación traidora por la rendija de la puerta… En los procedimientos hay poca imaginación y poca inventiva. Esa voz en off de la persona repetitivamente presentada escribiendo de espaldas…
Falta el vigor narrativo y se apuesta por emociones “sublimes”, por momentos de vocación poética, una especie de patriotismo melancólico.

Como ocurre a menudo con las superproducciones internacionales, los actores hablan idiomas dispares y confluyen en el inglés (idioma del rodaje), pero no aflora la química básica.
El excelente Menschikov es bueno también en el registro bufo.
Petrenko tiene ese físico expresivo que habla solo.
El polaco Daniel Olbrychski, actor insignia de Wajda, se eclipsa enseguida.
Richard Harris da un toque pueril, ‘a lo chalados cacharros’.
Julie Ormond, muy bien fotografiada y aprovechada, sale bella en varios planos.

Quien busque entretenimiento es posible que aguante buena parte de las tres horas, pero quien espere un nivel de compromiso artístico como el del impresionante drama “Quemado por el sol”, o la gracia chejoviana de “Ojos Negros”, encontrará decepción.

Mikhlakov no es David Lean.
[Leer más +]
30 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Y TANTO QUE FUE UN GRAN COMPOSITOR
Intento por un momento imaginarme esta maravillosa película sin tener en cuanta mi gran amor por toda la música de Mozart, y por sus Bodas de Fígaro en particular. También intento juzgarla procurando no dejarme seducir en demasía -como ya me ocurriera hace años, aunque en aquella ocasión fuera en vivo y en directo- por las bellísimas imágenes en las que un Moscú fascinante y nevado nos sorprende en cada escena. También procuro dejar a un lado mi gran admiración por toda lo relacionado con la cultura rusa como sus músicos y sus escritores...
Pues bien, aunque elimine todo lo anteriormente expuesto al final creo que seguiría admirando esta obra de Mijalkov como una de las películas más grandes y más hermosas que jamás haya podido disfrutar.
Con posterioridad he leído que ha sido duramente criticada por mostrar el lado más amable y complaciente del reinado de los últimos Romanov así como de su ejército -no sé qué otra cosa esperaban estando la cinta dedicada a los oficiales del ejército ruso-, y que, por otra parte, el propio Mijalkov ha sido acusado de malversar fondos y de plagiar parte del guión...en fin, no sigo.
¿Restan todas estas cuestiones algo de valor al film del cineasta ruso? Yo creo que ni una pizca.
Quizá nuestro cine debería aprender a ser algo menos "correcto" y a hacer más películas de verdad como ésta.
[Leer más +]
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre El barbero de Siberia
Fichas más visitadas