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Tres horas para morir (1954)

Tres horas para morir
77 min.
5,9
132
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Sinopsis
Un conductor de diligencias, injustamente acusado del asesinato del hermano de su prometida, logra escapar, pero volverá unos años más tarde para descubrir al verdadero asesino. (FILMAFFINITY)
Género
Western Intriga
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Three Hours to Kill
Duración
77 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Alex Gottlieb
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6
MERITORIA INTRIGA
Modesto film que tras una envoltura de western se oculta un interesante thriller (falso culpable que investiga hasta dar con el verdadero asesino) y una lúcida reflexión sobre los temas del odio, la culpa, la cobardía, el amor y la fidelidad.
Dirigido muy correctamente por Alfred Werker, director del estimable policial “Las aventuras de Sherlock Holmes” o de la buena intriga psicológica “El susto”, y con equilibradas interpretaciones -en especial la de Dana Andrews, que da a su personaje la gravedad adecuada a su psicología, y la de Donna Reed, cargada de serenidad y de tristeza-, sobresale por la complejidad de caracteres, por su magnífica factura -y más al tratarse de una realización de serie B- y por el suspense que desarrolla.
Otra loable característica de esta película es la presencia de la mujer, tan importante en el western (“Johnny Guitar”, de N. Ray; “Raíces profundas”, de G. Stevens; “El rebelde orgulloso”, de M. Curtiz; “El Dorado”, de H. Hawks o cualquier western de John Ford, por poner solo unos mínimos ejemplos), que confiere a esta cinta un halo de melancolía y el ya mencionado tema de la fidelidad o de la superación de un amor que nunca se ha olvidado.
Una película, en fin, que nos otorga más de lo que pretende, lo cual es de agradecer, y que mantiene su argumento sin altibajos y con un meritorio trazado narrativo.
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14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Una peli policiaca o de cine negro
Pues estamos ante otra modesta cinta que -vista con interés- da mas de lo que en principio pueda imaginarse.

El argumento es poco novedoso pero sobre él se monta una buena historia que Alfred Werker cuenta con profesionalidad en escasos 80 minutos. La cinta se desarrolla, casi en su totalidad, en escenarios decorados y por tanto carece de la frescura de los western filmados en exteriores. Carece de los elementos esenciales del género: no hay indios, no hay soldados, no hay vacas ni vaqueros y los pocos caballos que se ven es para verles dar, apenas, unos pasos. La trama se desenvuelve entre la cantina, el salón de juego, la barbería, la oficina del sheriff, una habitación de hotel y un salón de baile. De exteriores, alguna calle del pueblo, el entorno de un rancho y un risco frente a un lago donde se produce una pelea a puñetazos. Werker la filma en 1954, tres años antes de fallecer, y cuando contaba ya con una nutrida experiencia que se aprecia en escenas como la de la huida de la horca casi en el comienzo.

Dana Andrews y Donna Reed hacen bien su papel. El de Andrews es un tanto monolítico pero lo exigen las circunstancias y el de la Reed, breve -como en tantos papeles femeninos del género- muy bien ejecutado arrancando el director muy buenas expresiones de su bonita cara, que suplen la ausencia de mejores diálogos

Está filmada en technicolor pero -al menos en su visionado por TV- en unos tonos pardos casi del viejo sepia. La fotografía de Charles Lawton -sin embargo- está muy lograda si bien es cierto que los interiores se lo pusieron muy fácil.

La música solo acompaña adecuadamente aunque llega a invitar al espectador a acompañarla con el silbo en las conocidas melodías que se escuchan en la escena del baile.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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