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La quimera del oro (1925)

La quimera del oro
95 min.
8,4
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Sinopsis
Obra maestra de Chaplin, en la que interpreta a un solitario buscador de oro que llega a Alaska, a principios de siglo, en busca de fortuna. Una fuerte tormenta de nieve le llevará a refugiarse en la cabaña de un bandido. En 1942 fue reestrenada en versión sonora. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Aventuras Cine mudo Años 1900 (circa) Comedia dramática Nochevieja / Año nuevo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Gold Rush
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Charlot
Links
Premios
1942: 2 nominaciones al Oscar: Mejor sonido, bso (dramática)
10
El buscador de oro
Largometraje nº 3 de Chaplin. El guión, escrito por Chaplin, se inspira en documentación gráfica de los buscadores de oro, de la fiebre del oro de Klondyke (1896-98), y en el libro sobre el desastre del grupo Donner (1846). Se rueda en escenarios naturales de CA (L.A., San Fernando Valley, Sierra Nevada, Inverson Ranch) y Colorado y en los Chaplin Studios (Hollywood), durante 16 meses (entre enero-1924 y mayo-1925), con un presupuesto de 2 M dólares. Es nominado a 2 Oscar (sonido y música). Producido por Chaplin para la UA, se estrena el 26-VI-1925 (EEUU).

La acción tiene lugar en Alaska, en 1896. Charlot (Chaplin) llega a Alaska como buscador solitario de oro. A lo largo de su recorrido conoce a Georgia (Hale), al bandido Big Jim McKay (Swain) y a Black Larsen (Murray). Durante su estancia se ha de enfrentar a frío, hambre, soledad, tormentas de viento polar y enventuales ataques de osos.

El film es una comedia muda, que constituye una obra clásica del cine. El realizador con frecuencia dijo que deseaba ser recordado por este film, uno de los mejores de su filmografía. Describe los horrores del hambre y el frío, retrata con precisión la soledad, extrae expresividad de la pantomima y establece que la felicidad se encuentra en los caminos del amor y la solidaridad, no en los del dinero. Desarrolla una narración concisa, estilizada y sobria, en el marco de una magnífica economía de medios. Combina con maestría humor, ironía y sátira, con drama de gran calado. Extrae comicidad de las sorpresas, los contrastes, los traspiés, lo absurdo y lo grotesco, hasta el punto de convertir el film en un admirable compendio de chistes visuales. Tras la obra se ocultan largas horas de trabajo y esfuerzo, puestas al servicio del perfeccionismo que inspiró siempre a Chaplin. La obra se reestrena en 1942 con banda de música, efectos sonoros y la voz en off de un narrador, que evita los carteles originales. Es entonces cuando el film obtiene 2 nominaciones a los Oscar (sonido y música).

Son escenas memorables la tormenta de viento que impide a Charlot salir de la cabaña, la pelea de Larsen y Big Jim por una escopeta, la cabaña arrastrada por el viento hasta balancearse sobre el borde del precipicio, la invitación de unas muchachas para la cena de Nochevieja, el baile de los panecillos y tenedores y la comida de la bota cocida. El film es citado en "Banda aparte" (Godard, 1964) y "Repulsión" (Polanski, 1965).

La música, de Max Terr (versión 1942), subraya la comicidad de la acción y los lances dramáticos y románticos, con una partitura original rítmica, rápida y colorista. La fotografía, de Roland Totheroh y Jack Wilson, en B/N, trata de minimizar el estatismo y la posición frontal de la cámara, combinando posiciones diversas dentro y fuera del escenario principal. Añade simpáticos efectos visuales (visión alucinada de un pollo). Gran interpretación de Chaplin. Película magistral.
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114 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Como un sueño
Al terminar de ver "La Quimera del oro" te entra la misma sensación que cuando acabas de tener un bonito sueño: alguna que otra lagrimilla de felicidad en los ojos, una sonrisa que no se borra de tu cara, y la sensación de que has aprovechado el tiempo a lo grande. Esta es una película bellísima, llena de momentos inolvidables (el baile de Charlot con los panecillos es realmente entrañable); con momentos en los que se antoja difícil no dejar escapar alguna que otra lagrima, como cuando el protagonista se queda solo en nochevieja; y con un final antológico (incomprensiblemente eliminado en la versión con narrador de 1942).
Los que ya la han visto seguro que envidian a los que no, ya que podrán disfrutar de este fantástico clásico por primera vez, una experiencia extraordinaria, como un bello sueño.
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117 de 133 usuarios han encontrado esta crítica útil
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