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Huracán sobre la isla (1937)

Huracán sobre la isla
102 min.
6,8
918
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Manikoora es una isla de los mares del Sur azotada desde siempre por los tifones, aunque hace años que no ha sufrido ninguno. Es una colonia francesa cuyo gobernador ejerce el poder al margen de de las tradiciones y costumbres de los nativos. Según una leyenda local, cuando la tiranía rebasa ciertos límites, los pájaros abandonan la isla y el mar ruge enfurecido. La relación amorosa entre dos nativos, Marama (Dorothy Lamour) y Terangi (Jon Hall), se verá en peligro cuando él sea encarcelado injustamente en Tahiti... (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Acción Drama Romance Catástrofes
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Hurricane
Duración
102 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1937: Oscar: Mejor sonido. Nominado a Mejor Actor reparto (Mitchell) y Música
9
VIDA EN FORMA DE TRONCOS QUE EL MAR ARRASTRA
Observo que esta película no ha sido comentada todavía por ninguno de los ilustres compañeros de marinerías de esta web. Y es una sorpresa, porque la película lo merece y me es muy grato poder recomendársela a todos los amantes del cine en general. Es cierto que se rodó en los años 30 donde los efectos especiales eran cosa de artesanos que previamente, cual Potter en formación, debían haber pasado por una escuela de brujería tipo Hogwarts, y que si hacer películas “normales” ya era difícil y costoso, rodar producciones innovadoras y atrevidas era una ruinosa locura.

Pero nadie contó con un productor como el famosísimo Samuel Goldwyn, con un director como Ford, un guionista como Dudley Nichols, un genio de los efectos como James Basevi quien en 1936 ya rodó el famoso terremoto en “San Francisco“, con un director asociado como Stuart Heisler (según Ford la verdadera fuerza conductora de todo el proyecto). ¿El resultado?: Para muchos críticos, la película pionera de aquellas producciones catastrofistas de los 70, tipo Terremoto ó El coloso en llamas, con una calidad insuperable para la época por lo que a FX-Efectos climatológicos y naturales se refiere, aunque a mi parecer, un poquito de color le hubiese venido de perlas a esos mares del Sur cuya belleza presumimos mas que constatamos.

Pero salvando las inevitables distancias técnicas entre películas de los 30 y de los 70, Hurricane es mucho más que una producción catastrofista y, en este sentido, supera a las más modernas antes citadas.Aquí hay una historia plenamente interesante, de injusticias e impiedades, de amores y de convivencias entre pueblos. Y esa historia, por si sola, sin aderezos trágicos, ya resultaba cautivante. El huracán es la guinda a un hermoso pastel de uno de los chefs de pastelería por excelencia como John Ford y con unos ingredientes de primerísima categoría. La interpretación de Thomas Mitchell es algo para recordar y enmarcar. Pero, el resto de actores dan la talla absolutamente. Vean sinó a Raymond Massey en el papel de gobernador de la isla. La música de Alfred Newman acompaña a la perfección y la batuta fordiana es el toque final de una obra semidesconocida pero magistral.

Aquellos films de los 70 eran supervivencia, pura y dura, resistencia a unos elementos exageradamente adversos. La vida, algo que, como el valor, se suponía. En Huracán sobre la isla, la vida no se supone, la vida existe y se palpa, la contemplamos, con sus alegrías y sus injusticias, con sus despedidas y sus regresos. De alguna forma el huracán, aún destrozándolo todo a su paso, viene a poner las cosas en su sitio. Viene a devolver la cordura en forma de troncos que el mar arrastra solitarios después del desastre.
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21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El ciclón
Primero de los tres films de John Ford rodados en escenarios exóticos de África (“Mogambo”, 1953) y Polinesia (“La taberna del irlandés”, 1963). El guión, de Dudley Nichols (“La diligencia”, 1939), Oliver H. P. Garret (adaptación) y Ben Hecht (no acreditado), adapta la novela “The Hurricane”, de Charles Nordhoff y James Norman Hall, publicada por primera vez en “The Saturday Evening Post” entre el 28/XII/1935 y el 1/II/1936. Se rueda en escenarios naturales de Pago Pago y Tutuila Island (Samoa) y de la isla Santa Catalina (CA) y en el plató construido en CA con el poblado polinesio y un brazo de agua, que supuso un coste de 150.000 USD. El rodaje comenzó 3/V/1937. El presupuesto estimado se eleva a 2 M USD. Nominado a 3 Oscar, gana uno (sonido). Producido por Samuel Goldwyn, se proyecta por primera vez en público el 5-XI-1937 (L.A., preestreno).

La acción dramática tiene lugar en la Polinesia francesa (Pacífico Sur) en los años 20 del XX. La narración (1937), a cargo del doctor Kersaint (Mitchell), se hace en flashback desde la cubierta de un barco que navega frente a la pequeña isla de Manakoora, arrasada por el huracán. El marinero nativo Terangi (Hall) se casa con Marama (Lamour), hija del jefe tribal Mehevi (Kikuma). De regreso al trabajo de marinero, en Tahití Terangi golpea a un francés racista, dueño de una plantación, amigo del gobernador, a causa de una provocación. El gobernador DeLaage (Massey) le impone 6 meses de prisión, sin atender las explicaciones fundamentadas del capitán Nagle (Cowan). La condena aumenta por intentos de fuga hasta 17 años de reclusión. Tras 8 años de condena, las islas son víctimas de un ciclón.

El film suma drama, romance, acción y catástrofes naturales. La obra se divide en tres partes. La primera presenta a los personajes y las situaciones. La segunda desarrolla la historia de los dos jóvenes protagonistas, enfrentados al rigorismo desproporcionado de un gobernador débil, que no atiende los ruegos y las consideraciones de su esposa (Astor) y de su entorno íntimo (capellán Paul y médico Kersaint). La tercera parte es la del ciclón que asola las islas, causando numerosas bajas humanas y cuantiosos daños materiales.

La novela que el film adapta está escrita por los mismos autores de “Motín en la Bounty”. Como en esta novela, presentan personajes sádicos y perversos, como el carcelero Warden (Carradine); personajes rígidos, inflexibles y testarudos, como el gobernador de Tahití; y personajes humanos maltratados injusta e inhumanamente. Ford propone una aplicación flexible de la ley al servicio de la justicia. Formula un alegato duro y crítico contra la aplicación de la ley de la metrópoli a las colonias y, sobre todo, a la aplicación ciega y rigorista de la misma, sin tener en cuenta las diferencias (sociales, culturales...) que separan a la sociedad colonial de la metropolitana.

(sigue sin “spoilers”)
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