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L’un reste, l’autre part (2005)

L’un reste, l’autre part
109 min.
5,5
49
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Sinopsis
Daniel y Alain, dos amigos de edad madura, están atravesando una crisis matrimonial. Para ambos el dilema es el mismo: elegir entre sus esposas y sus amantes; pero la decisión que tomen dependerá del carácter de cada uno. En el caso de Daniel, el detonante de la crisis es la ansiedad que le provoca el accidente de coche que sufre su hijo Julien. En este estado, conoce a Judith y se enamora de ella. Por su parte Alain se debate entre su celosa esposa Fanny y su exigente amante Farida. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
L’un reste, l’autre part
Duración
109 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
4
Quedarse / Abandonar
Muy lejos de hacer de nuevo algo como “El viejo y el niño” Claude Berri dirigió a dos pesos pesados del cine francés: Daniel Auteuil y uno de los favoritos de Resnais, Pierre Arditi, antes de realizar su cinta póstuma “Juntos, nada más”.

Berri habla de las relaciones de pareja a lo largo de los años, de esa búsqueda de la juventud como última canita al aire o con ánimos de cambio con un trasfondo como la muerte como resorte que hace avanzar a los personajes. Si es posible amar a la vez a dos mujeres y los aspectos cómicos que eso conllevaría.
Las elecciones siempre son difíciles entre amantes y esposas. No sorprende ni con sus actuaciones de piano, karaoke-falo-final con lluvia de globos ni mucho menos con esos juegos de parejas imposibles e infidelidades y carnes flácidas desnudas con felaciones seniles.
Juego paralelo y argumental de la lenta recuperación de un hijo entre un precisas elipsis y una mirada lúcida que nunca llega a despertar del aletargo.
Berri tampoco se corta ni un pelo en lucir “los cuerpos” de los ancianos aunque como mucho acabará como material de los fans de Charlotte Gainsbourg.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Ya no sólo habla del amor.
¿Quién (de una cierta edad) no recuerda su periodo de adolescencia, aquél en el que creías que el amor era el sentimiento más maravilloso del mundo, aquél en el que estar enamorado suponía el pasaje directo para la exuberante felicidad, aquél en el que hacías todo tipo de locuras para llamar la atención de esa chica que tanto te gustaba, y hacía que con sólo una sonrisa el cielo se acercase a tus brazos?
¿Quién no recuerda ese periodo en el que cada mañana creías haber encontrado la chica soñada, la mujer de tu vida, y que el desengaño no era más que el intervalo de tiempo que precedía a la pasión del enamoramiento más desmedido?
Tiempo aquél. Después, con el paso del mismo, unos años más viejo, más vivido y ajado, con unos cuantos chascos de más apañados, y con tu alma ya más amargada por la desilusión del amor no encontrado, comienzas a desconfiar de todo esto, y piensas que quizá todo sea un cuento chino inventado por la aviesa cabeza de algún escritor interesado, que jamás haya, de verdad, estado enamorado.
Y los chascos continúan, y los desengaños te lastran en una agónica letanía, y sientes que las heridas duelen un poco más cada día; pero te sigues arriesgando, y apuestas por esa persona que no te acaba de llenar.
Y sigues pensando que te han engañado: que el amor no existe y que cuando antes asumas esa realidad antes dejarás de deambular.
Y pasa el tiempo, y ya por fin te convences, definitivamente, después de innumerables desencuentros, de que el amor simplemente no existe y que el mejor de los sentimientos que puedes sentir por esa persona a la que tanto quieres es el apego, y que lo demás no puede conducirte a nada bueno.
Pero un buen día, cuando ya habías perdido la esperanza, y hacía tiempo que habías dejado de creer en el amor, se produce el milagro y casi por casualidad te cruzas con esa persona con la que siempre habías soñado, esa persona que sólo con su presencia consigue iluminar un presente que considerabas oscuro y lastrado, ilusionando un futuro que creías ya dejado y enterrado.
Porque sin duda, eso es lo mejor que nos ofrece la vida: la posibilidad ( aunque sólo sea una vez en la vida) de encontrar a esa persona que nos pueda acercar a la tan anhelada felicidad.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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