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El libro de imágenes (2018)

El libro de imágenes
90 min.
6,5
722
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Tráiler HD (FRANCÉS con subtítulos en español)
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Sinopsis
Nada excepto silencio. Nada excepto una canción revolucionaria. Una historia en cinco capítulos, como los cinco dedos de una mano. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Metraje encontrado Cine experimental
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Suiza Suiza
Título original:
Le Livre d'image
Duración
90 min.
Guion
Compañías
Coproducción Suiza-Francia;
Links
Premios
2018: Festival de Cannes: Palma de Oro especial (Godard) - Sección oficial concurso
2018: Premios del Cine Suizo: Nominada a mejor montaje
6
¡ Bomba va ¡
Godard es el cine. El cine es Godadrd. Eso dicen. Al menos es indudable que sentarse a ver una película de Monsieur Jean Luc es y ha sido siempre toda una experiencia. Alucinante, flipante,… frustrante, irritante, y muchos más adjetivos terminados en – ante. ¿Emocionante? Sí, por qué no, también, vale. Y que conste que esta no pretende ser una crítica pedante.

La última vez que me enfrenté a una de estas experiencias con el Godard más incendiario, el Godard post Dizga Vertov recuerdo que acabe bastante mosqueado y fui demasiado duro con él – un UNO en Filmaffinity le cayó a “Adieu au language”. Con “Le livre d images” no me sale tanta bilis. No es cuestión de ser condescendiente; siento hasta ternura hacia alguien que sigue haciendo películas con casi noventa después de habernos regalado en el pasado “À bout de soufflé” o “Band apart”. Un aplauso para él, y sobre todo un aplauso para sus productores y distribuidores que en febrero de 2019 se atreven a estrenar en cines cosas como esta. Godard siempre fue uno de los nuestros, un tipo que marca la frontera entre los cinéfilos y el resto del mundo. Y eso, quieras que no, es un plus.

Sí, la última vez que me enfrente a una experiencia Godard fui bastante duro con él. Es cierto que “Adieu au langague” era mucho menos asequible que “Livre d´images”´, pero en aquella ocasión dije que el sitio natural del film de Jean Luc no era una sala oscura sino un museo. Y en parte me arrepiento. Desde luego, lo que no era su sitio natural era el salón de mi casa. Esta vez he podido disfrutar de “Livre d´images” en un cine, y la experiencia ha sido más intensa. He podido deleitarme reconociendo fotogramas de “Johnny Guitar”, “Sopa de ganso” o “Encadenados”, confieso que me he divertido moderadamente con las típicas travesuras del director distorsionando sonidos e imágenes, aunque sin duda lo que más he apreciado es haber podido disfrutar del valor de los silencios. Escuchar el silencio en la inmensidad de una sala oscura resulta, ya que estamos, acojon_ante.

Lo frustrante de una película de Godard es intentar profundizar en su contenido, entre otras cosas porque es imposible. Es suficiente con dejarse llevar y aprehender el concepto, lo básico de su mensaje. A fin de cuentas, Monsieur lleva la tira de años dándole vueltas a la misma matraca, que si una imagen vale más que mil palabras, que si el lenguaje ha muerto, y ya no hay palabras, solo imágenes, que si el socialismo por aquí que si el socialismo por allá. Y como es de la vieja escuela, Jean Luc ni siquiera tiene necesidad de acudir a la metáfora del “black mirror”. En fin, que ya he dicho que no me quería poner pedante.

“Le livre d´images” es uno de esos inclasificables collages godartianos que juegan con las palabras, las imágenes, y hasta con la paciencia del espectador. La mía ha estado a punto de agotarse en el momento en el que Monsieur ha decidido irse por los cerros de Úbeda. O mejor dicho por los de la Meca, porque él, que siempre tuvo la espinita clavada, ve en la primavera árabe el último vestigio de la revolución. Y se apunta, nunca mejor dicho, a un bombardeo. Y, avisa, siempre estará de parte del que pone las bombas.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Devenir immortel, et puis, mourir.
La nueva propuesta de Godard parece pretender alejarse de la interpretación que la historia ha dado a las escrituras sagradas (la Biblia o el Corán entre otros). Si estos textos aspiran a contener la verdad y la doctrina eterna, para Godard 'Le livre d’image' aspira a contener la libertad absoluta, la duda y la utopía definitiva.

Son inabarcables las citas e imágenes de la película que el incansable director francés se dedica a ordenar, descomponer, moldear y fragmentar con el fin de componer un collage (como ya hiciera con sus 'Histoire[s] du Cinéma') que conectará de diferente forma con cada espectador en función de sus experiencias cinematográficas y vitales. Una propuesta tan alejada del cine convencional, como cercana a las ideas que aquel joven crítico de Cahiers du Cinema imprimió en su ópera prima, unas ideas siempre rompedoras y avanzadas a su tiempo. De los tímidos (vistos hoy en día) jump-cuts de 'A bout de soufflé' al montaje abstracto y la corriente de conciencia absoluta de 'Le livre d’image' sin menospreciar una estructura más o menos discernible.

La película se compone de cinco capítulos (como cinco dedos hay en la mano, símbolo de la herramienta creadora), cada uno de ellos con una temática que comparten todas sus imágenes. Des de los “Remakes” del capítulo 1, donde se manipulan constantemente imágenes de aquellos clásicos a los que uno siempre vuelve ('Vértigo', 'Un Chien Andalou') hasta la región central (eludiendo al título de Michael Snow) del capítulo 5 donde habitan muchos de los males del siglo XXI y donde la sociedad se niega a mirar, y si lo hace, es con prejuicios (el mundo árabe). Godard, categórico, mira e indaga en esa región central con impotencia, comprobando como la historia siempre vuelve y, sobretodo, como la historia siempre repite al cine y viceversa. Del grupo de jóvenes vejados en 'Saló' a las ejecuciones filmadas de un grupo terrorista.

Queda sin embargo, un resquicio a la circularidad de la historia a la que parece aludir Godard, ya que como afirma la película, de la misma manera que es inmutable el pasado, también lo es la esperanza. Entre el horror de algunas de las imágenes que se suceden, queda espacio para que surja el lirismo.

Y con el final de la obra, el otrora joven crítico, ahora mitificado cineasta, remite a la secuencia de una película (*) queriendo dejar testimonio del tiempo consumido (el suyo) que ya no volverá.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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