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Elle (2016)

Elle
130 min.
6,4
18.900
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Premios
2016: Premios Oscar: Nominada a mejor actriz (Isabelle Huppert)
2016: 2 Globos de Oro: mejor película extranjera y mejor actriz-drama (Huppert)
2017: Premios BAFTA: Nominada a Mejor película en habla no inglesa
2016: Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes a concurso
2016: Premios César: Mejor película y actriz (Isabelle Huppert). 11 nominaciones
4
Inmenso bodrio de personalidades patológicas amontonadas
Buscaba algo de suspense para esta noche y apenas me encontré con la frialdad no exenta de buenos gestos de la protagonista. Buena interpretación para una película mediocre, en la que Paul Verhoeven acumula sin sucesión ni orden, perversiones, sentimientos, traumas, personajes entrelazados todos con todos, infancia y madurez.
Debería haber sospechado y recelado de esta película por varios detalles, pero cuando no me fío de mi instinto y acudo a valores objetivos o a mi faceta racional, siempre me acabo arrepintiendo. El primer detalle es que la Academia Francesa de Cine haya propuesto esta película para los Oscar de 2016: suelen ser películas pretenciosas y raritas, tratando de impresionar a los jurados americanos con el tipo de películas que se realizan en Europa. El segundo detalle que debería haberme impedido ir a ver esta película es que todos los críticos profesionales, sin excepción, la calificaban positivamente: casi nunca coincidimos en gustos los críticos y yo, porque yo soy de gustos más sencillos; no veo ni la décima parte de películas que ellos y no estoy tan harto de historias sencillas, en las que cuenten una historia con un hilo argumental lineal y sostenido.
Creo que este es el mayor problema de esta película, concentra demasiados temas, casi uno por escena, sin demasiado orden, hasta el punto de que en algunos momentos se pierde el sentido narrativo, el guión se viene abajo y pierde cualquier atisbo de intensidad. Abre una trama y no la cierra, plantea una perversión y acaba dándola por buena, inicia una relación y deja que campe a sus anchas sin enfocarla ni de lejos ni de cerca.
Me hubiese gustado centrarme en alguno de los temas, en dos o en tres, pero no dispersarme en la docena de debates que plantea el director y que hacen perder todo interés por cualquiera de ellos, hasta conseguir que el metraje se vuelva incomprensiblemente extenso. Lo siento, no me ha gustado!
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271 de 418 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
¿Somos todos psicópatas?
Corría el año 2006 cuando Paul Verhoeven se dejaba ver por última vez detrás de las cámaras. Lo hacía con el enésimo acercamiento del cinematógrafo a un contexto temporal y geográfico tan trillado como el de la segunda guerra mundial en Europa. Sin embargo, conociendo las filias del director neerlandés, podíamos estar seguros que el filme estaría teñido con los excesos, deseos y cuestionamientos morales a los que nos tiene acostumbrados a lo largo de su filmografía. Verhoeven deshumanizaba a sus personajes, independientemente del bando que defendieran, y ello le servía para realizar una crítica mordaz y cruda de la sociedad holandesa. Es algo que hemos visto, con mayor o menor predominancia, en su filmografía y Elle, su última joya, no está desligada de estas bondades.

Elle se abre con una mirada: la de un gato en contraplano que observa, altivo e impasible, la violación de su dueña a manos de un desconocido. La idea principal con esta escena inicial era de hacerla en un plano único, a distancia, como si los ojos del gato fueran los nuestros. En la sala de montaje, el propio Verhoeven decidió prescindir de ello ya que, en sus propias palabras, empezar el filme con un plano tan largo, incluso en nombre de Haneke, era demasiado. Su estatus de autor no le impidió que su costado hollywoodiense llegara al galope para dotar con algo más de dinamismo una escena seca, dura, que sin duda consigue dejarnos con mal cuerpo.

Volvemos a la mirada del gato por dos razones: primeramente porque nos da la sensación que esa contemplación entre indiferente y soberana es la del propio Verhoeven en esos diez años de silencio (si no tenemos en cuenta su producto televisivo Steekspel, en 2012) ante el panorama cinematográfico que pasaba ante sus ojos. Y segundo, porque ese carácter felino, que el director neerlandés consigue captar únicamente con un plano, describe a la perfección a la protagonista de Elle, Michèle, interpretada majestuosamente por una Isabelle Huppert que consigue una de las interpretaciones más fascinantes de los últimos años (por comedida y ambigua, un absoluto lujo de actriz).

Michèle es el punto de anclaje sobre el que los otros personajes de la película orbitan. Es ella quien decide cómo es cada una de sus relaciones interpersonales, es ella quien ostenta el poder y sobre la cual sus familiares y amigos consiguen avanzar. Su actitud para con ellos no dista en exceso de la que tiene su gato ante la escena de violación: los trata con la misma frialdad y mala leche con la que suelen deleitarnos los mininos. Y, contrariamente a lo que podríamos pensar sobre un supuesto thriller de venganza, aquí el retrato de personajes y cómo se relacionan en sociedad es primordial. No echaremos en falta ningún tipo de relación social: desde la que tenemos entre familiares y amigos, pasando por las relaciones de subordinación o autoridad que encontramos en el trabajo o las de cordialidad con los vecinos y conocidos.

No es nuestra intención desenmascarar una trama rica en matices como la que nos sirve en bandeja un Verhoeven pletórico. Sólo queremos dejar constancia que, lejos de ser un thriller de manual, es una película de la que pueden recogerse diversas lecturas aún más interesantes, como la visión mordaz de la familia, las alianzas contra natura (los instintos básicos) o la perversión del ser humano. Así, la base sobre la cual el director neerlandés apuntala su film es la de un humor negrísimo que acaba dotando al conjunto de un tono ambiguo y viciado, señas características de un realizador que nunca deja indiferente.

No dejemos de remarcar, eso sí, que este último proyecto de Verhoeven funciona perfectamente como historia de venganza y que en su estructura narrativa podemos encontrar los rasgos característicos del relato vengativo que comenzó con la Orestíada de Esquilo y que tan buenos resultados ha dado tanto en la literatura como en el cine. Sí, la estructura clásica está ahí: el hecho inductor (la violación), la acción firme por parte de la protagonista (la búsqueda de la venganza) y el juicio. No desvelaremos nada más: conocemos los cimientos de Elle, pero somos conscientes que Verhoeven jugará con ello y sabrá encontrarnos desprevenidos. Ese es su estilo. Y que siga siendo así.

Reseñada en www.cinemaldito.com
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