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Prisioneros del cielo (1995)

Prisioneros del cielo
132 min.
5,3
1.647
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Dave Robincheus (Alec Baldwin) es un antiguo detective de homicidios que vive con su mujer (Kelly Lynch) en un tranquilo pueblo de Louisiana, tras haber superado su adicción al alcohol. Un día, ambos presencian el accidente de un avión cuya única superviviente es una niña, de la que la pareja se hace cargo. Pero Dave asegura haber visto el cadáver de alguien que la policía no reconoce haber encontrado y comienza a investigar por su cuenta. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Intriga Thriller Drama sureño Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Heaven's Prisoners
Duración
132 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1996: Nominada a los Premios Razzie: Peor actriz secundaria (Teri Hatcher)
"Tiene una insuperable atmósfera. (...) Pero cuando los personajes comienzan a hablar, lo que sale de sus bocas es forzado, una parodia de diálogos duros. No importa lo siniestros que parezcan, simplemente no te los crees."
[The New York Times]
"Un recargado ejemplo de exceso melodramático (...) Tiene argumento suficiente para tres películas, aunque no lo suficiente para que tenga sentido esta. (...) a cierto nivel es posible apreciar el trabajo puesto en ella. (... ) Puntuación: ★★ (sobre 4)."
[Chicago Sun-Times]
4
2
Positiva
1
Neutra
1
Negativa
7
Dave Robicheaux.
Hace unos días acabe de leer mi primera novela de James Lee Burke, reputado autor de novela negra del cual a pesar de haber visto alguna obra suya en las estanterías desconocía de que iba, novela que adquirí por lo llamativo del título, “Huracán” y porque estaba ambientada durante el paso del Katrina por Nueva Orleans.
Pues bien, aparte de encontrarme con un texto adictivo y bien narrado (recuerda a Elmore Leonard con un toque Jim Thompson), me encontré con Dave Robicheaux, un policía de Nueva Orleans que al parecer lleva protagonizadas 16 novelas y que automáticamente durante su lectura me recordó al Tommy Lee Jones de “In the Electric Mist 2009” de Bertrand Tavernier, efectivamente era Dave Robicheaux el personaje protagonista de la buena película de Tavernier.
Escarbando por la web mas películas protagonizadas por tan interesante personaje tan solo encontré esta que nos ocupa, dirigida por Phil Janou (“Pánico a las tres 1987”y “El clan de los irlandeses 1990”) y con William Baldwin en la piel de Dave Robicheaux, que tras tan largo preámbulo paso a comentar.
Estamos ante un excelente thriller de acción además de una magnifica muestra de cine negro, preñada de excelentes diálogos y de una húmeda atmosfera de Luisiana que lo envuelve todo (rodada en los escenarios naturales donde está ambientada la acción), con un guion y dirección sobresaliente y una buena actuación de todos y cada uno de los componentes del casting (hasta Eric Roberts está bien), en la que aparte de un William Baldwin haciendo uno de sus mejores papeles y un breve papel del siempre resultón Joe Viterelli, cuenta con el plus de un reparto femenino de autentico lujo, comenzando por una guapa Kelly Lynch en el papel de su esposa, siguiendo con una adorable Mary Stuart Masterson en el papel de la stripper de buen corazón enamorada de Dave y dejando para el final la sensual (atención a su desnudo completo en el balcón de la mansión), explosiva y realmente arrebatadora Teri Hatcher (la Susan de “Mujeres desesperadas”) en el papel de la malvada y manipuladora esposa del mafioso local y amigo de juventud de Dave, Bubba (Eric Roberts)
La banda sonora es una delicia, desde ese “The Things (That) I Used To Do” cantada por el mejor guitarrista blanco de blues (y si hablamos de slide guitar a lo mejor quitaría lo de blanco) de todos los tiempos, el malogrado (muerto prematuramente en accidente de helicóptero) Stevie Ray Vaughan, que suena al comienzo en el club de strippers, hasta todos y cada uno de los temas de Buddy Guy, Kenny Neal, John Lee Hooker, B.B. King, Willie Dixon y Willie Mitchell (casi nada).
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13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Confieso que he bebido
Thriller a fuego lento, solemne y desmadrado. Una ralentización, una morosidad un tanto plúmbea pero entretenida (levemente, confortablemente) para contar las hazañas de un Alec Baldwin todavía en plenitud física (antes de su redondez cansada de tanto papel de galancete de medio pelo en historias de cartón piedra, en productos hechos para su, supuesto, lucimiento; turbias y negras películas -con las que intentó triunfar-, modestas y un poco cutres, pensadas para esta estrella de segunda fila que pudo haber sido y no fue, con su guapura perezosa, blanda y roma); ex policía, ex alcohólico, esposo entregado, trabajador honorable y muerto de aburrimiento entre gente tan buena y que le quiere tanto, añorando con desesperación los tiempos en los que se mataba a copazos, perseguía malotes y reinaba entre las putas y los parias más perdularios del estupendo (y mítico) sur americano; aquellos maravillosos días de madrugadas feroces y noches sin fin, cuando la vida todavía se parecía algo a lo que un día le prometieron, cuando no tenía que aguantar el férreo control de la muy atractiva, pero pelma, Kelly Lynch.
La intención es repetir la fórmula segura y rentable, ya se sabe, intriga criminal, niña santa en peligro, amor de mi vida, tugurios infectos, mafiosos al por mayor, femmes fatales con mucha ira acumulada y pasados horribles, sexo robado y latente, sangre, generosas palizas, carreras sin falta y mucha perdición y maldad; un popurrí recargado, un acertijo sin solución, un encaje de bolillos que nuestro héroe deberá manejar con finura para cumplir, por fin, con la tarea para la que fue puesto ente nosotros, salvarnos y, de paso, entretenernos. Hay que montar una trama resultona que sirva para crear cierta tensión, algún morbo, algún susto; todo bañado por un clima moral digno de un meapilas con el alma atormentada y muchas ganas de flagelarse. Pero pronto se cansan, se dan cuenta de que no hay guion, que lo que cuentan da igual, que qué más da todo, y se nota, y los encuentros son cada vez más inútiles y absurdos, y los personajes, más grotescos y ridículos, y los diálogos, más risibles y... , pues eso; todo muy flojo y cayendo sin parar en la molicie fofa que adormece con la ilusión (vana) de que importa algo de todo ese mejunje forzado e indigesto.
¿Y que nos queda entre tanto escombro, baratillo y estilazo con apariencia de empaque y triste realidad de material tímida, pobremente reciclado? Los actores, el putón verbenero que clava la Hatcher (a pesar de la injusta nominación a los Razzie -no saben lo que hacen), la santa "puta" que borda la Masterson, el héroe patán que solventa con corrección el Baldwin, el trillonésimo malvado que ejecuta, con gracia, el Roberts bueno... y, ah, sí, los pantanos de Louisiana y la maravillosa Nueva Orleans (nos la enseñan poco).
Entre el bodrio vergonzoso y el festín suavemente cínico y acogedor. Ahí, ahí, no sabría yo decirte...
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11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
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