Trailer (INGLÉS)
- Sinopsis
- Crónica de la vida de tres hermanas londinenses. Nadia (Gina McKee) es un camarera solitaria que busca un alma gemela a través de los anuncios personales. Tampoco a Molly (Molly Parker) le van muy bien las cosas: precisamente cuando está esperando un hijo, su pareja deja el trabajo y desaparece. Por su parte Debbie (Shirley Henderson) es una peluquera malhablada que tiene un hijo de 11 años, pero está separada de su marido. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Familia
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1999 / Reino Unido
- Título original:
- Wonderland
- Duración
- 104 min.
- Guion
- Música
Premios
Nunca el pulso de una ciudad fue retratado con tanta sinceridad como en esta película, la obra maestra de uno de los directores más interesantes y sorprendentes de la actualidad. El argumento no promete nada nuevo: contarnos la vida de una familia londinense y de los personajes que comparten su mundo. Sin embargo, el inmenso talento de Winterbottom para trasladar los sentimientos a imágenes pseudodocumentales, la apabullante sobriedad de las interpretaciones y la triste belleza de la música de Michael Nyman obran el milagro: el más desnudo, sutil y conmovedor drama urbano de los últimos años. Absolutamente imprescindible. Eso sí: en versión original y formato cine.
Daniel Andreas
[FilmAffinity]
"Winterbottom logra un buen filme plasmando la vida cotidiana de una familia de clase baja (...) Humana, triste, bonita, agridulce"
Carlos Boyero
[Diario El Mundo]
11
10
Positiva
1
Neutra
0
Negativa
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Corazones solitarios
31 de enero de 2008
Hay pelis que dejan poso, que calan hondo. Como el calabobo, o el sirimiri, esa persistente y fina lluvia cantábrica que, sin darte cuenta, va filtrándose a través de la ropa, a través de los poros de la piel, empapándote hasta la médula. Una sensación parecida me proporcionó “Wonderland”.
Winterbottom nos plantea de inicio el seguimiento diario de una familia londinense de clase media-baja. Pero lo que pudiera parecer a priori el trillado retrato de las pequeñas o grandes miserias de un ambiente familiar sórdido e infame, evoluciona paulatinamente hacia una propuesta mucho más íntima, mucho más poética. El singular tratamiento visual del inglés nos demuestra como la opción “cámara al hombro” no sólo es capaz de reproducir un mero efecto objetivo o realista, sinó que, además, es capaz de componer imágenes bellas y profundamente emotivas. “Wonderland” se convierte, en este sentido, en un conmovedor poema urbano que describe con exquisita sensibilidad el pálpito interno de miles de corazones solitarios que viven en una gran urbe.
Una de las películas más hermosas de la última década.
Winterbottom nos plantea de inicio el seguimiento diario de una familia londinense de clase media-baja. Pero lo que pudiera parecer a priori el trillado retrato de las pequeñas o grandes miserias de un ambiente familiar sórdido e infame, evoluciona paulatinamente hacia una propuesta mucho más íntima, mucho más poética. El singular tratamiento visual del inglés nos demuestra como la opción “cámara al hombro” no sólo es capaz de reproducir un mero efecto objetivo o realista, sinó que, además, es capaz de componer imágenes bellas y profundamente emotivas. “Wonderland” se convierte, en este sentido, en un conmovedor poema urbano que describe con exquisita sensibilidad el pálpito interno de miles de corazones solitarios que viven en una gran urbe.
Una de las películas más hermosas de la última década.
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39 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la ciudad
6 de diciembre de 2008
El sonido de las grandes ciudades es algo así como una cacofonía de relojes, cada uno con una hora diferente, un maremágnum de tictacs desacompasados que sólo aprendemos a escuchar cuando cae sobre nosotros el silencio.
A veces, muy pocas veces, los relojes se ajustan a la hora exacta y el sonido se unifica. Estos instantes, suspendidos en el vacío, duran tan poco tiempo que luego nadie los recuerda. Son minutos, segundos apenas en los que todos caminamos hacia la misma dirección, todos nos sentimos igualmente desorientados, perdido el compás de nuestro tictac interno para subordinarlo al ritmo de la gran urbe.
Pero el momento pasa y nadie está allí para recordarlo, para recopilarlo o encerrarlo en el ámbar del parasiempre. Todos recuperaremos nuestros tiempos, caminaremos sin mirar a los demás, pasaremos por la vida sin que la vida pase por nosotros y nos perderemos en noches vacías y días hostiles, trabajos que no nos harán mejores ni más felices, amantes que dejaremos escapar y sueños que no cumpliremos nunca.
Toda la tristeza del mundo cae y cae y cae en "Wonderland" y por un momento lo invisible se hace visible y nos vemos a nosotros mismos, quizás algo más feos, más grises, más pobres, pero somos nosotros, somos nosotros...
A veces, muy pocas veces, los relojes se ajustan a la hora exacta y el sonido se unifica. Estos instantes, suspendidos en el vacío, duran tan poco tiempo que luego nadie los recuerda. Son minutos, segundos apenas en los que todos caminamos hacia la misma dirección, todos nos sentimos igualmente desorientados, perdido el compás de nuestro tictac interno para subordinarlo al ritmo de la gran urbe.
Pero el momento pasa y nadie está allí para recordarlo, para recopilarlo o encerrarlo en el ámbar del parasiempre. Todos recuperaremos nuestros tiempos, caminaremos sin mirar a los demás, pasaremos por la vida sin que la vida pase por nosotros y nos perderemos en noches vacías y días hostiles, trabajos que no nos harán mejores ni más felices, amantes que dejaremos escapar y sueños que no cumpliremos nunca.
Toda la tristeza del mundo cae y cae y cae en "Wonderland" y por un momento lo invisible se hace visible y nos vemos a nosotros mismos, quizás algo más feos, más grises, más pobres, pero somos nosotros, somos nosotros...
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27 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
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