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El comercio de la calle mayor (1965)

El comercio de la calle mayor
121 min.
7,8
1.713
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Trailer (V.O. con subtítulos en ESPAÑOL)
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Sinopsis
Una pequeña ciudad eslovaca, año 1942. El humilde carpintero Anton Brtko (Jozef Króner) intenta llevar una vida apacible ignorando a los seguidores de los nazis, que tratan de imponer su disciplina a la comunidad y erigir una absurda pirámide de madera en honor a la victoria. Sin embargo, las reprimendas de su esposa Evelyn (Hana Slivková) y las burlas de su cuñado Markus (Frantisek Zvarík), un caudillo fascista local, no le permiten vivir en paz. Cuando Markus le ofrece hacerse cargo, en calidad de ario, de la mercería de la anciana Sra. Lautmann (Ida Kaminská), su vida queda trastocada. Mientras Evelyn se ilusiona con la idea de enriquecerse, Anton intenta que la Sra. Lautmann comprenda que tiene que renunciar a su negocio por ser judía; a pesar de lo cual entre ambos surge una relación de ternura y comprensión mutua. Las situaciones cómicas en la tienda se suceden mientras la fiebre antisemita se va intensificando en el exterior... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Holocausto Nueva Ola Checoslovaca II Guerra Mundial Años 40
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Checoslovaquia Checoslovaquia
Título original:
Obchod na Korze (The Shop on Main Street)
Duración
121 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1965: Oscar: Mejor película de habla no inglesa
1965: Cannes: Mención Especial. Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1966: Nominada al Oscar: Mejor actriz (Ida Kaminska)
1966: Globos de Oro: Nominada a Mejor actriz dramática (Ida Kaminska)
1966: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película extranjera
9
CHECOSLOVAQUIA, EN AQUELLOS AÑOS EN QUE UNOS ERAN ARIOS Y OTROS JUDIOS
La primera parte de la película parece casi de ambientación humorística, graciosa, simpática; pero poco a poco se va tornando en la realidad misma de lo que fue la historia, un drama sobre la actitud de los europeos normales y corrientes, cristianos, de buena voluntad, que de la noche a la mañana, se volvieron insolidarios, denunciadores de sus vecinos (dizque judios) y ciegos ante las injusticias que se empezaban a comenter con los ciudadanos de religión hebrea.

El carpintero protagonista (interpretado por Josef Kroner), es un tipo sencillo, cobardón, buena gente, capaz de darle un escarmiento oportuno o cantidad de bofetones a su esposa ante la efervescencia chulesca de ésta contra sus vecinos judíos del pueblo; pero un rato después, este mismo hombre que ha pegado a su mujer en un arranque de razón, nobleza e intento de frenar sus vergonzosos humos, la pifia queriendo entregar a una pobre anciana judía, no sea que las autoridades vayan a pensar que él es un defensor de esos segregados.

La película es una valiosa obra de denuncia de la condición humana; con desarrollo realista, refleja con exactitud lo que es el proceder, la idiosincrasia humana en general: hoy todos buenos como el pan, incapaces de matar una mosca; mañana si las circunstancias aconsejan lo contrario, insolidarios, canallas y desalmados repentinos.

Fej Delvahe
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56 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
POR EL ABSURDO HACIA EL MAL
Pocas veces, muy pocas, se ha llevado brillantemente a las pantallas una reflexión tan certera, provocadora y cercana acerca de la naturaleza del mal, que se sustenta principalmente en la banalidad y el absurdo.

Y es precisamente este filme, del húngaro de nacimiento Kadár, una de esas ocasiones, por la maestría tragicómica con la que aborda un episodio histórico tan estremecedor como la "arianización" de los comercios judíos en la Eslovaquia fascista de 1942. La película transcurre en su primera parte con un característico aire desenfadado, con abundantes toques de humor absurdo; pero tras ellos se desarrolla la tragedia, anida la barbarie y crece la sinrazón, materializada en una ridícula pirámide de exaltación fascista. Los dos protagonistas del filme, cuya perfecta concepción es clave en el éxito del mismo, son un carpintero despolitizado, que tiene por indeseable cuñado a un jefe fascista local, y una viejecita judía, viuda y sorda, propietaria de un pequeño comercio. Cuando el primero sea "encargado" de gestionar el negocio de la segunda, surgirá entre ambos una relación de complicidad, y es natural que ello sea así, pues ninguno de los dos acierta a explicarse qué es lo que ocurre a su alrededor, qué sentido tiene la locura desatada.

Rodada con verdadero talento, con una utilización elegante y efectiva del travelling, así como con una magnífica puesta en escena, la película rebosa autenticidad, desde la prodigiosa interpretación de la pareja protagonista hasta la más que correcta y creíble labor de secundarios y extras (muchos de estos no profesionales). El guión, adaptado por el autor de la novela original, refuerza esa sensación de absurdo e impotencia que presiden todo el argumento. Son secuencias destacables los ya mencionados travellings a lo largo de la Calle Mayor, y todas las que componen el último tercio del filme, en las que la angustia de los protagonistas, encerrados en la tienda, va en constante aumento hasta el desencadenamiento de la tragedia, precedida por toda una toma de conciencia, soberbiamente resumida en la palabra "progrom".

La terrible conclusión que apunta la película es que el mal no tiene explicaciones complejas ni causas profundas; es tan absurdo, torpe y ridículo como la pirámide que erigen los fascistas en plena calle, tan vacío como las mentes y ambiciones de quienes lo desatan, y anida en el seno de cualquier ser humano.
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29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
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