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Ángeles con caras sucias (1938)

Ángeles con caras sucias
93 min.
7,5
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Escena (Español)
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Sinopsis
Un sacerdote presencia impotente cómo los niños marginados de su parroquia sucumben a las malas influencias de un criminal que fue compañero suyo de la infancia. Con el paso del tiempo, los dos hombres siguieron caminos muy diferentes: uno abrazó el sacerdocio y el otro se convirtió en un gángster. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Thriller Mafia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Angels With Dirty Faces
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1938: 3 nominaciones al Oscar: Mejor actor (James Cagney), director (Curtiz), guión
1938: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor actor (James Cagney)
8
East Side Story
Dirigida por el prolífico Michael Curtiz, se basa en una historia original. Obtuvo tres nominaciones a los Oscar y el premio al mejor actor (James Cagney) del "New York Film Circle". Fue producida por Samuel Bischoff.

La acción se sitúa en el East Side, de Neva York, en los años 20. Tras quince años de ausencia del barrio, a causa de su reclusión en reformatorios y prisión, William Sullivan, alias Rocky, regresa para encontrarse con su mejor amigo de infancia, Jeremy Connolly, alias "Jerry" (Pat O'Brien), convertido en rector de la parroquia. Por diversas circustancias, Rocky se ve obligado a continuar su carrera criminal en colaboración, no exenta de graves tensiones, con su antiguo compañero James Frazier (H. Bogart), su jefe Mac Keefer (George Bancroft) y su banda. También se encuentra con Laury Martin, vecina de infancia, en la que halla el apoyo, la comprensión y la amistad, que tanto necesita. La influencia perturbadora de Rocky sobre los muchachos llega a ser tan grande en opinión del débil y meloso padre Jerry, que éste decide iniciar una campaña pública de denuncia del crimen en la ciudad y, consecuentemente, de su antiguo compañero.

La música de Max Steiner ("Lo que el viento se llevó") constituye una delicia para los oídos y una fuente de emociones. Es sobrecogedor el acompañamiento de la escena final: se inicia con un fragmento que sugiere un akelarre de brujas y diablos (presagio de la muerte), continúa con una breve secuencia del "Gloria" y finaliza con una magnífica melodía de salvación y triunfo. La fotografía ofrece un soberbio juego de contrastes de negros y grises diversos, que se transforman en opresivos hacia el final de la obra, de la mano de un inspirado Sol Polito ("La calle 42"). Es sobresaliente el travelling inicial, dividido en dos partes, que muestra al espectador la noticia del día, el ambiente del barrio, la imagen de las fachadas de las casas, un organillo de música y el balcón en el que están apostados Rocky y Jerry. El guión es rico en matices y se caracteriza por la brevedad de las intervenciones y la sinceridad de los contenidos. Los personajes están dibujados con profundidad y coherencia, sobretodo el del protagonista Rocky, víctima de un error de juventud que implicó su conversión en criminal durante su estancia en un reformatorio y en prisión. Ann Sheridan está deslumbrante de simpatía, feminidad y belleza (con un toque de exotismo) en el papel de Laury, amante de Rocky. El papel de Bogart, camino del estrellato, es tan breve como excelente.

Una de las mejores obras del cine de gángsters que tan buenos frutos dio en la década de los 30 en EEUU. Cagney ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera. Curtiz consigue la que, según algunos, es su mejor película tras "Casablanca". La escena final es de una fuerza extraordinaria.
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64 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
LA CRUZADA DEL PADRE CONNOLLY
El encuentro Bogart-Curtiz es un evento del que cualquier aficionado al cine debe congratularse. No en vano, cuatro años después nos regalarían una de las mejores obras del fenómeno cinematográfico: Casablanca. Sin embargo, Ángeles con caras sucias no es Bogart sino Cagney, en un papel de esos que le vienen como anillo al dedo, el de Rocky Sullivan, golfillo elevado a la categoría de delincuente gracias al sistema corrector penitenciario americano. La implicación de Cagney con este tipo de personajes es tal, que no sabemos con certeza si estamos ante un gángster neoyorkino metido a actor o al revés, aunque de lo que estamos absolutamente seguros y convencidos es de que Cagney borda su interpretación. Y eso que tiene a su lado a un Pat O,Brien, colaborador suyo relativamente habitual, que lo hace muy bien y un Humphrey Bogart que, sin ser el sui generis Bogart que todos valoramos y recordamos, también está ahí.

Mas que una película de gángsters al estilo tradicional, Curtiz nos situa ante un dilema de futuro. El de una juventud ociosa y desencantada en plena depresión norteamericana, necesitada de héroes que den sentido a sus existencias y signifiquen el ejemplo a seguir. El nudo central de la película se estructura sobre la elección de ese modelo, elección que, como las grandes decisiones que la vida exige tomar, condicionará la supervivencia de unos muchachos con muchos sueños y pocas esperanzas.

Esta es la cruzada del padre Connolly, su pulso a un destino que parece escrito para los chicos. Una cruzada que le llevará a enfrentarse a todo el establishment y sobre todo a su mejor amigo y compañero de andanzas juveniles. ¿Quién ganará? No voy a desvelarselo. Pero tengan por seguro que gana el cine y nosotros como espectadores.

No quiero finalizar este comentario sin referirme tanto a la maravillosa fotografía de Sol Polito como a la no menos genial música de Steiner. La calidad de ambas es excepcional durante todo el metraje, pero alcanza su cumbre en el tramo final acompañando unas secuencias difíciles de olvidar y sobre todo absolutamente coherentes con el conjunto de la película y con esos sentidos y modelos de los que antes les hablaba.
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31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
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