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Tormenta en ciernes (TV) (2002)

Tormenta en ciernes (TV)
95 min.
6,5
535
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Disponible en:
Suscripción
Sinopsis
Winston Churchill (Albert Finney) y su mujer Clementine (Vanessa Redgrave) se mantuvieron muy unidos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), pero algunos años antes habían atravesado una situación muy delicada. La causa fue la profunda depresión en la que cayó el político conservador al verse amenazado por la ruina económica. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Biográfico Histórico Política Años 30 Telefilm
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
The Gathering Storm
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Reino Unido-Estados Unidos;
Links
Premios
2002: Emmy: Mejor telefilm, actor (Albert Finney) y guión. 9 nominaciones
2002: Globos de Oro: Mejor miniserie o película TV y actor (Finney). 4 nom.
2002: BAFTA TV: 3 premios, a Mejor actor (Finney), diseño prod. y maquillaje. 5 nom.
2002: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores Programas de TV del año
2002: Sindicato de Productores (PGA): Nominada a Mejor telefilm
7
El profeta
Un profeta no es alguien que adivine el futuro, sino alguien con una visión real del presente.

Winston Churchill era un tipo aventurero, irascible, borrachuzo, fumador empedernido de puros, egocéntrico, megalómano, belicoso, manirroto, indisciplinado, errático a menudo, poco de fiar y reñido con la modernidad. Cambió dos veces de partido y no era muy querido dentro de los conservadores británicos por su radicalismo. Lo consideraban un viejo chocho acabado, vamos. Pero en una época turbulenta de la historia, en el que todo el mundo le bailaba el agua al abstemio y moderno Hitler, fue el único que vio las orejas al lobo. Y durante un tiempo luchó contra él en solitario, ya que los comunistas pactaron con el lobo, el continente se rendía a sus pies, y los yanquis lo contemporizaban. "Nosotros defenderemos nuestra isla, lucharemos en las playas, lucharemos en los campos de aterrizaje, lucharemos en los campos y las calles, lucharemos en las colinas; y... Nosotros nunca nos rendiremos". Cuando acabó su tarea los británicos sabiamente le dieron una patada en las urnas. Es lo que tienen los mitos...

Y este estupendo telefilme cuenta los inicios de esta visión. Combina perfectamente el retrato familiar del hombre con los primeros pasos del nacimiento de un mito. Albert Finney hace el trabajo de su vida, no interpreta a Churchill, es Churchill. Con su engolada y antigua retórica y todo. Y Vanessa Redgrave le hace el contrapunto perfecto como su sufrida e inteligente esposa. Porque no nos engañemos, Churchill en la intimidad debía ser una persona insoportable. Pero imposible no sentir debilidad por él. Es lo que tienen los mitos...

Quizás este producto, de la siempre competente HBO, esté falto de cierto toque genial tal como merecía y era el retratado; pero desde luego es irreprochable tanto en su producción, fotografía y sobre todo las actuaciones de un selecto elenco de los mejores actores británicos de la actualidad. Y a la cabeza Albert Finney que, no me cansaré de repetirlo, hace la actuación de su vida.

"El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse." (Winston Churchill)
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15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
maravillosa
A mí la película me ha dejado perpleja. En cierto modo, me recuerda la la película “Camino a la guerra”, donde aparece Jhonson mostrando también abiertamente sus sentimientos en la pantalla; pero Churchill es especial. A mí personalmente me ha conmovido.

Por ejemplo, con el servicio, cuando está la sirvienta venga recoger lo que tiran los distintos miembros de la familia, él replica diciendo que "han sido las alubias", o que "ha sido la coliflor".

Voy a reproducir un pequeño fragmento de la película, que considero es muy esclarecedor.


Están Churchill y su mujer tomando el té, cuando él replica al servicio:

- Has olvidado la tarta
- No tenemos tarta
- ¿Qué demonios pasa?
- Tenemos que economizar – explica pacientemente su mujer – Esta mañana fui a ver al contable
- Podíamos haber ido juntos – se queja él
- Tenemos que economizar repite ella
- Privándome de mi tarta – vuelve a repetir él

- Tenemos 15 empleados, no deberíamos haber comprado esta casa. No nos lo podemos permitir – puntualiza ella – Lo hiciste a mis espaldas. Me engañaste. Nunca había visto una casa tan fea
- A ti te parecerá fea. A mí no. Y esa no es la cuestión. Ven conmigo. Quiero enseñarte algo.
- ¿Para qué? No cambies de tema – responde ella, elevando la voz
- Ven conmigo, por favor – zanja él, en tono conciliador

Y en el balcón de la casa, delante de un paisaje maravillos, la disputa se acaba como sigue:

- Por eso la compré. No porque la casa sea bonita, sino por eso. Por lo que se ve desde la casa: Inglaterra. Mírala. En ningún lugar del mundo verás un paisaje tan maravilloso como éste. Y es nuestro. Para poder disfrutarlo el resto de nuestras vidas. Yo moriría por él.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relaciones 1
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