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Las cosas por limpiar (Miniserie de TV) (2021)

Las cosas por limpiar (Miniserie de TV)
50 min.
7,4
9.293
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Premios
2022: Emmy: Nominada a mejor actriz (Qualley), dirección y guion
2021: Globos de Oro: Nomin. a mejor miniserie, actriz (Qualley) y secun. (MacDowell)
2021: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores Programas de TV del año
2021: Critics Choice Awards: Nominada a mejor miniserie y actriz (Qualley)
2021: Sindicato de Guionistas (WGA): Mejor guion adaptado (formato largo)
8
Una lección de humanidad
La asistenta - Maid

Asisto embelesado a un auténtico recital de buen cine. El aroma que desprende “Maid” se mete por cada poro de la piel e impregna todos nuestros sentidos. Porque esta miniserie estadounidense de diez episodios difundida por Netflix es un hermosísimo poema de sensibilidad, humanismo y ternura.
Y empiezo a entender cómo alguien es capaz de realizar una obra tan delicada y conmovedora al ver que una mujer, la neoyorquina Molly Smith Metzler -de la que no tenía noticia- es la directora y guionista de este enternecedor relato.
Pues no parece descabellado que sea una mujer quien desgrane y exprese mejor que nadie el doloroso calvario por el que atraviesan muchas de ellas como consecuencia de los abusos y maltrato que muchos hombres infligen a sus respectivas parejas, en ocasiones durante toda la vida.
Molly Smith nos coloca aquí frente a la desgarradora historia de una joven maltratada por un marido egoísta, irresponsable y víctima del alcoholismo para más inri. Y Alex, sola, sin el menor apoyo, sin trabajo ni recursos económicos, cargando con su hija Maddy, una criatura de tres años, se ve atrapada en la aterradora oscuridad de este abismo insondable.
El rosario de penalidades por el que pasa Alex nos hiere en lo más profundo de las entrañas por su palpitante realismo. Sin embargo, nuestra directora no utiliza el manido recurso del melodrama desmedido con la finalidad de explotar tan jugoso filón, ni se regodea despedazando a sus personajes en busca de un público facilón que aplauda y celebre la burda exposición de la brutalidad extrema. Por el contrario, ella construye sus personajes a través de una mirada compasiva, entiende sus flaquezas, se apiada de ellos y, sin juzgarlos, los redime de toda culpa.
Margaret Qualley como Alex y Andie MacDowell en el papel de su madre Paula -soprendenteme unidas por el mismo lazo en la vida real-, se dejan la piel en un colosal duelo interpretativo al que en muy contadas ocasiones tenemos la fortuna de asistir. Alex es la ternura que despierta un pajarillo herido; Paula, la angustiosa deriva de una mente trastornada.
Como resultado, “Maid” es una historia vitalista, de esfuerzo y superación personal, de sacrificio y constante lucha contra la adversidad, en un intento desesperado por esquivar la fatalidad de un destino que la crueldad de algún dios inconmovible hubiera determinado para algunas de sus más indefensas criaturas.
“Maid” es, en definitiva, un canto a la generosidad, al desprendimiento y al amor maternal. En un vuelo majestuoso, se eleva por encima de la mezquindad, tiranía y maltrato que muchos hombres ejercen sobre las mujeres. Mujeres que, como Alex, nos ofrecen una impagable lección de dignidad que reconcilia con la humanidad al más recalcitrante y avinagrado de los misántropos.

Emilio Castelló Barreneche
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58 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Crítica de La asistenta por Cinemagavia
*La importancia del escritor

La asistenta (Maid) presenta un tema que a lo largo de los últimos años ha ido haciéndose hueco en diversas películas y series como Nomadland, Hillbilly, una elegía rural o Shameless, serie de la que recibe mucha influencia pues comparten creadores.

Los primeros episodios cuentan con una historia nueva y fresca a través de la protagonista Alex (Margaret Qualley), con la que se empatiza desde el primer capítulo hasta el último. No peca de exageración ni se exprime el dolor, sino que se ofrecen pequeñas dosis transformadas en recuerdos felices y cálidos, que hacen ver lo fría que es su realidad en el tiempo presente.

El guion de La asistenta posee mucha fuerza pues no se mueve con el tiempo, sino que son los propios personajes los que crean un guion dinámico y atractivo. Sin embargo, lo que más destaca y que hace verdaderamente brillar a los personajes son las interacciones entre ellos. Cada palabra, frase y suspiro están muy bien cuidados, son diálogos directos, sinceros y, en muchas ocasiones, consigue haber cierta poesía en lo que dicen.

Tampoco son diálogos vacíos pues detallan bastante bien a cada personaje, aún por poco tiempo que haya estado en la pantalla, ejemplo que se puede ver bien en Danielle (Aimee Carrero).

*El arco del personaje

Los personajes no solo están bien escritos, sino que además tienen un buen desarrollo en tal solo 10 episodios. No se apresuran con su evolución, sino que aprovechan útilmente el tiempo que tienen. Es por ello por lo que, tanto los supuestos antagonistas, como lo son su madre Paula (Andie MacDowell) o Sean (Nick Robinson), o como los personajes secundarios, no tienen personalidades muy marcadas que los encasilla desde el inicio, sino que pasamos de quererlos, a entenderlos, a odiarlos o incluso sentir lástima.

Sin embargo, La asistenta no seria posible sin las interpretaciones de Andie MacDowell y Nick Robinson que se convierten en sus personajes y detallan cada pequeña parte de su personalidad. Sobre todo Andie MacDowell que, a pesar de la excentricidad de Paula, consigue generar empatía en el espectador y entenderla en todos sus aspectos.

*Perder el rumbo

Pero al igual que en la propia serie, no todo son rosas en el camino. Tras unos capítulos, la serie empieza a perder un poco el norte. Las escenas ya no fluyen como lo habían hecho hasta ahora, el guion pierde el rumbo y te encuentras con los pedacitos sobrantes de la historia que se había contado hasta ahora. Comienzan algunos tropiezos en la continuidad narrativa y el interés se pierde. Afortunadamente, se recupera la magnitud en los últimos 10 minutos de estos episodios que generar expectativa y no desenganchar al espectador.

John Wells vuelve a ponerse a la dirección de La asistenta y Molly Smith Metzler vuelve a encargarse del guion en los últimos episodios para reconducir el rumbo conseguido en los primeros episodios e incluso, mejorarlo. En esta ocasión, ahora el guion se centra en el tema que no se había explotado en su momento y del que solo se habían dado pequeñas ráfagas. La manera en la que el maltrato emocional es narrado en La asistenta es muy desgarrador y honesto. Lo trata desde el respeto y la valentía que genera sola la fluidez emocional y una mayor empatía con la protagonista, además de añadirle unas metáforas visuales que sustituyen a unas palabras que se quedarían cortas.

*Luces y sombras

La asistenta posiciona al tratamiento de la imagen como un intensificador y donde se influencia de la técnica de Shameless. La cámara en mano y los planos cortos ayudan a que la emoción de Alex llegue hasta el espectador, que en ocasiones incomoda y cierra tanto el plano que genera agobio. Al igual que toda esa oscuridad que invade los primeros capítulos, no son más que reflejo de los sentimientos de ella. Es por ello que cuando hay luz y grandes planos generales, es agradable para la vista del espectador tanto visual como emocionalmente.

*Conclusión

La asistenta (Maid) son 10 episodios donde en la mayoría de ellos se roza la plenitud cinematográfica. Supone una historia cíclica que se toma el tiempo adecuado para contar la historia de forma paulatina. Una serie que quiere muy bien a sus personajes y que les ofrece una vida entera en solo 10 capítulos, que los mueve, transforma y regenera sin prisa, pero sin olvidar el tiempo.

Así, la serie te va llevando donde quiere sin que apenas te des cuenta, lo que acaba simbolizando el mismo camino que vive Alex. La asistenta no olvida que la vida no es un cuento de hadas, pero no se hunde en la miseria, sino que quiere mostrar el amor familiar y la idea de no rendirse por encima de todo y de todos.

Escrito por Jimena Boiza
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