Días de gloria (1995)

Enésima comedia adolescente que trata sobre la problemática de madurar, acabar los estudios y enfrentarse al mundo de los adultos. Ben Affleck (antes de hacerse mundialmente famoso) es el protagonista e interpreta a Jack, un tipo a punto de graduarse que no sabe qué hacer con su vida ni puede quitarse de la cabeza su última ruptura amorosa.

El director no consigue emular a otros cineastas como John Hughes, Kevin Smith o Richard Linklater, cuyas producciones juveniles conectaron (y lo siguen haciendo) con el público. Y es que aquí falla la construcción de personajes (la mayoría acaban resultando repelentes, algo que no sucedía en las cintas de Hughes) y los diálogos (una de las grandes señas de identidad del cine de Smith) carecen de chispa o gracia. Por ello la película no pasa de ser otra intrascendente comedia juvenil. Por cierto, atención a los cameos de Brendan Fraser, Matt Damon y Matthew McConaughey.

Cuando se dice de un partido de fútbol que lo mejor ha sido el portero es porque el resto del equipo lo ha hecho francamente mal, verdad?
Bien, pues si llevamos esa frase al ámbito cinematográfico y decimos que lo mejor de una película han sido los cameos, es que todo lo demás se ha hecho jodidamente mal. Exacto, son las inesperadas apariciones de nuestros amigos McConaughey, Damon y Brendan Fraser (esta última la más graciosa sin duda) las que me harán recordar con cariño un film que, por todo lo demás, es cutre con avaricia. Escenas completamente vacías, diálogos que no llevan a ninguna parte, personajes que no transmiten nada y situaciones con menos gracia que el retrato robot de Mazinger Z
Se trata de una película cuyo avance se estanca a los cinco minutos de acabar los créditos iniciales, de modo que no debemos esperar ningún sobresalto ni giro espectacular de la trama. Esta cinta empieza, se desarrolla y finaliza sin que nada ocurra.
Pese a todo, con una buena fuente de palomitas o cerveza fresquita podemos pasar poco más de hora y media de forma entretenida.