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ABC África (2001)

ABC África
85 min.
6,5
227
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Sinopsis
En respuesta a una invitación para rodar una película acerca de los huérfanos de enfermos de sida en Uganda, Kiarostami y un colega viajan hasta allí para documentarse y preparar el eventual rodaje de un documental. Pero las imágenes filmadas con sus dos cámaras digitales bastarán para componer este film. (FILMAFFINITY)
Género
Documental África
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Irán Irán
Título original:
ABC Africa
Duración
85 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Irán-Uganda;
Links
Premios
2002: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a Mejor documental
7
En África la vida
. La piazzetta central de la isla de Capri, en la región de Campania, alberga multitud de ostentosos locales comerciales donde celebrities de todo el mundo hacen acopio de relojes, joyas y vestidos de alta gama, a precios prohibitivos. Algún palacete en la isla del monte Solaro, cerca de la villa de veraneo de Sofía Loren, puede ser comprado por 40, 50 o hasta 100 millones de euros.

. Muda Hassanal Bolkiah, sultán de Brunei, posee la mayor colección conocida de automóviles de lujo; entre ellos, 130 Rolls-Royces, 531 Mercedes-Benz, 367 Ferraris y 20 Lamborghinis. Se hizo rico tras la crisis de petróleo de 1973.

. Román Abramovich, multimillonario mitad ruso, mitad israelí y dueño del Chelsea F.C., posee, entre otros, un mega-yate llamado "El Eclipse" que, con casi 170 metros de eslora, es uno de los más grandes del mundo. Cuenta con dos helisuperficies, varios sistemas de radar y una discoteca privada.

. 'The 13', en Macao, es el hotel más caro del mundo. Una noche en una de sus suits (de cientos de metros cuadrados) puede suponer el desembolso de alrededor de 100.000 euros.

El entramado económico del mundo es más inextricable y complejo de lo que la mayoría podemos asimilar, y es fácil culpar al rico de serlo, obviando los motivos básicos por los que, en general, "le dejan" serlo. Hay fortunas audaces y meritorias; otras, inmerecidas y providenciales. Y supongo que pocas libres de obscenidad. Mi curiosidad no reside tanto en las formas de envilecimiento que pueden subseguir a la auto-conciencia del rico como en qué sentirían, u obviarían, gente como Jeff Bezos o Bernard Arnault si viesen 'ABC África', si a mí, que rara vez alcanzo los tres ceros en la cuenta, me asalta una incierta culpabilidad.

...

La sensación que me produce ver 'ABC África' no es la de asistir a la observación de Uganda a través del ojo Kiarostami. Algo más elocuente aún: la observación de la cámara de Kiarostami por parte de los niños. Embelesados, la siguen, la miran fijamente, como si esta fuese el artilugio clave, la bisagra, que da paso de un mundo a otro y quisieran observar, curiosos, qué hay al otro lado, como son las casas en Luxemburgo, Noruega o Suiza, o los grandes edificios en Shangai y Nueva York.

Es muy fácil abalanzarse en la compasión fácil, explotar en la elegía de la pobreza, viendo esos cuerpos infantiles infectados de VIH no dejando de ser niños; pero lo que más sorprende es que los llantos de algunos críos se crucen con las risas animadas de otros, y de sus cuidadores, como si esa órbita maldita de carestía y necesidad no les impidiera sentir las alegrías básicas de la convivencia y la cercanía.

Gracias.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un documental sencillo, directo y sincero.
Un documental sincero, así lo podría definir, sabe mandar un mensaje para dar que pensar y reflexionar.
Inicialmente los directores estaban pensando ir a Uganda para recoger material y planificar en hacer un documental sobre este país africano, pero la sorpresa fue que al recoger el material con sus cámaras estándar observaron que ya tenían lo suficiente para poder realizar este documental.
Es sincero y directo pues con unas simples cámaras consiguen el realismo de tal país y a la vez trasmitir un mensaje, poder captar el dolor de un pueblo que se caracteriza por sus altos índices de enfermos de Sida y de huérfanos.
Tres directores se dirigen hacia Uganda para documentarse y con sus cámaras nos trasmiten el espíritu de dolor de estos enfermos, de la pobreza y de las condiciones infrahumanas de este país como reflejo de la pobreza de África, la película no busca ningún lado artístico sino la grabación de momentos concretos que puedan servir al espectador para la reflexión sobre valores tan simples y a su vez tan complejos como el valor de la vida y de ese materialismo que nos rodea, el valor del amor y el sentido de la vida.
Veremos un pueblo y su mercado con una increíble pobreza, veremos a un hombre, pobre pero como él decía, siempre feliz, veremos a una mujer a la cual se le murieron sus once hijos a causa del sida y ahora vivía con unos treinta y cinco niños enfermos del sida en una pequeña choza, también veremos el hospital de enfermos del sida y allí se nos caerá el alma a los pies al poder observar sin ningún tipo de manipulación visual el dolor de auténticos pacientes y víctimas del sida.
Como estas escenas, el documental a pesar de ser corto está lleno de momentos así, momentos de dolor humano real, dolor que nos da que pensar además de ayudarnos a la reflexión.
La película a su vez muestra con cierta frecuencia a niños en actividades muy normales como jugando, cantando y bailando, niños tan normales los cuales sabemos que están contagiados por el virus de sida sin tener ellos ningún tipo de culpa, estas escenas, aparentemente simples y sencillas tiene un gran fondo humano.
Documental grabado de una manera muy simple y sencilla pero con una impresionante calidad humana.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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