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El último vals (1978)

El último vals
117 min.
7,9
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Sinopsis
Documental sobre el mundo del rock rodado en 1976 en el que Scorsese filma los conciertos de despedida de "The Band", por los que pasaron Bob Dylan, Van Morrison, Neil Young, Joni Mitchell, Neil Diamond, Eric Clapton y otras míticas figuras del rock de las últimas décadas. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Conciertos Documental sobre música
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Last Waltz
Duración
117 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1978: Festival de Cannes: Sección Oficial (Fuera de concurso)
8
Un noche de rock’n’roll, rhytm and blues & a little bit of… soul
The Last Waltz es un film documental dirigido por Martín Scorsese durante el concierto de despedida de The Band. Scorsese en ese momento ya era un director de prestigio, venía de haber dirigido 6 films (entre ellos Taxi Driver en 1976) que lo habían convertido en uno de los directores más interesantes y prometedores del momento. Y como no podía ser menos, en un film documental sobre algo que amaba y conocía, su talento vuelve a brillar. Scorsese no quería realizar un simple documental sobre una de las bandas más influyentes del panorama rock americano de los 70 sino, como buen cineasta, pretendía algo más. Si lo que pretendía era testimoniar una época, un estilo de hacer música, transmitirnos su amor hacia ese forma de “vida” y hacernos partícipes de ello, creo que lo consigue. A través The Laltz Waltz se nos trasmite buen rollo, se nos transite diversión, se nos transmite amor por el rock y se nos muestra a nuestros “héroes” rockeros como seres sencillos y humanos, que disfrutan haciendo su música y que saben cuando ha llegado el momento de bajarse del autocar. El rockero no es en este caso un ser superior al que hay que mostrar con planos picados para aumentar sus “dimensiones”, aquí el “artista” se nos muestra en primer plano, y el espectador es el que decide que le transmiten esos primeros planos. Interesa el artista, pero interesa la persona, interesa ver la sonrisa de Robbie Robertson, interesa ver los gestos de Bod Dylan cuando en el pasaje final del show se incorpora al escenario y sin grandes aspavientos sonríe a sus excompañeros y comienza a rockear, interesa ver a Neil Young, con la armónica bajo sus greñas, acústica en mano, agradecer a la banda el poder tocar con ellos esa noche. En definitiva, a través de los gestos, interesa ver si son “auténticos” o no, si disfrutan en un escenario, si sienten la música o no. Y difícilmente la respuesta del espectador puede ser otra que un rotundo sí.

Es probable que The Band supiera cuando bajar del carro, ellos formaban parte de una generación, representada 10 años antes en el festival de Woodstock, que probablemente ya habían dado lo mejor de sí mismos. 26 años después se trata de un film nostálgico pero también de reconocimiento a unas personas que o bien mucho nos engañaron, o bien amaban lo que hacían, y eso a los que realmente nos gusta el rock es lo que más nos interesa. Una generación que creía en la contracultura o cuando menos en otra cultura, una cultura popular, de una época, el rock’n’roll. Como nos recuerda Robbie Robertson, muchos habían quedado por el camino, y quizás después de 16 años de giras, de música, de carretera y de excesos, lo mejor era dejarlo ahí (aunque no hace muchos años realizaran un nuevo disco, para deleite de los nostálgicos).
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50 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
The Band presentados por Scorsese
.... me temo que The Last Waltz es una obra maestra que no viene más que a rubricar una escalofriante filmografía setentera de Martin Scorsese. Y es que para mí es ante todo eso, una película, una obra de Scorsese que utiliza todas las armas y "trucos" del lenguaje cinematográfico. Nada sobra en TLW, todas las piezas encajan escrupulosamente en el engranaje siendo el montaje final una verdadera filigrana. El comienzo es el final y todos las conversaciones intercaladas son a posteriori, una vez finalizado el evento.

Suculentas las conversaciones, definitorias del carácter de los cinco músicos y cargadas de jugosas anécdotas. Cuando más me interesa lo que dice un músico es cuando habla de música, y aquí se habla de Sonny Boy Williamson (cuando Robbie nos cuenta como escupía sangre al soplar la armónica), de sus comienzos en Woodstock, del ambiente musical en Memphis...

Pero sobre todo está la habilidad de MS en mostrar en cuatro retazos la personalidad de los protagonistas, algo heredado del cine clásico (de maestros como John Ford o Howard Hawks), cuando en un par de escenas, con un par de gestos y unas cuantas miradas se nos mostraba
la vida completa de todos los personajes ... Aquí en pocos minutos sabemos que Garth Hudson es un tipo complejo, discreto, poco sociable y que siempre iba un poco por su lado (al principio les cobraba por tocar con ellos y ejercía de ‘profesor de música’), que Rick Danko debe tener un gran corazón y escaso cerebro, una especie de amigo de todos y nexo de unión del grupo, Richard Manuel es un tipo "peligroso", (esa mirada...), el chistoso oficial del grupo, que Levoln Helm es el tipo más centrado y con más talento, el que sabe qué se trae entre manos y en definitiva, que Robbie Robertson era el iluminado, el lider natural, un tipo con personalidad y palique y que posiblemente sabía contar cifras mejor que los otros.....

Hay momentos de gran categoría, cuando la cámara se acerca en un primer plano a Danko con el "Sip the Wine" de fondo, y éste confiesa que a partir de ahora va a..."escribir canciones". También, casi al final, Robertson confiesa que está muy cansado y que sería incapaz de estar 20 años de gira. La imagen se ralentiza en un primer plano que capta un momento muy sincero.

Y luego está el tema de las drogas. En el gran cine no se suele escapar nada y ésta es una gran película de un gran autor. A mí la impresión que me da cada vez que veo algún primer plano (esos ojillos brillantes...) de alguno de ellos es que está hasta arriba de todo. Ésto, os aseguro, no es casual, es absolutamente intencionado, Martin es un maestro. Las imágenes hablan por sí solas, no hace falta hablar explícitamente del tema.
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42 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
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