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Camino a la libertad (2010)

Camino a la libertad
130 min.
6,4
15.321
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Adaptación de 'The Long k: The True Story of a Trek to Freedom' de Slavomir Rawicz. El protagonista narra en primera persona cómo, tras la invasión de Polonia por los alemanes, fue arrestado por el ejército soviético y encarcelado en Siberia. En 1940 consiguió escapar del gulag -campos de concentración de la Unión Soviética- en compañía de otros presos y, finalmente, cómo huyendo a pie llegaron desde Siberia al Himalaya, al desierto del Gobi y, atravesando el Tibet, acabaron estableciéndose en la India. Recientemente, varios historiadores han puesto en duda la veracidad de esta historia. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Drama Basado en hechos reales Drama carcelario Supervivencia Naturaleza Años 40
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Way Back
Duración
130 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2010: Oscar: nominada a mejor maquillaje
5
The Walking Dead
Me esperaba mucho de lo nuevo de Peter Weir, y la verdad es que he salido de la sala somnoliento y decepcionado. Y mira que el principio promete, porque la parte en la que están confinados en el Gulag es una pasada. Pero es echar a andar y la cosa va decayendo. Cada vez más. Y más.

Y al final, toda la trama se reduce a seguir caminando. Nada más. Ni rastro de tensión. Son un grupo de fugitivos demacrados que ni huyen de nadie, ni se pelean entre ellos, ni discuten por quién es el jefe, ni se traicionan, ni compiten por la chica, ni nada de nada. Sólo andan. Tiritan. Beben agua de un trapo. A veces se cuentan sus penas. Andan. O van cayendo como moscas. Plof. Y los que no, siguen andando. Y venga a andar.

Pues macho, así ya me dirás tú cómo narices mantienes despierto al espectador. Supervivencia fílmica en toda regla, oiga. Porque por muy sobrecogedores que sean los paisajes, por mucha crudeza que transmita el viento helado siberiano, o por muy morboso que sea ver a Ed Harris transformarse en Monty Burns, si no hay tensión, si no hay nada que te mantenga en vilo, la historia no te engancha. Y si la cosa llega al punto en el que los sabañones se convierten en el mayor enemigo del grupo, ya me dirá usted, señor Weir. Extenuado que te quedas en la butaca. Yo, ya te digo, fui de los que se quedaron en el desierto de Gobi. También cayó el proyeccionista, por cierto. El tipo se quedó frito encima del proyector y lo apagó. Verídico.

Segundo fallo: los personajes. Más planos que una tabla de planchar. De nada sirve que juntes a un grupo de buenos actores si no les das ocasión a que sus personajes se desarrollen. Especialmente desaprovechado el urka interpretado por Collin Farrell, que desaparece de la historia de un plumazo cuando más identificado se siente el espectador con él. El personaje que le da vidilla al grupo, a la basura. Yo no me lo creía. Vale que predominen la sobriedad y los silencios, pero definitivamente la peli tiene un planteamiento demasiado despegado emocionalmente de los personajes.

Luego, está el final. Abrupto, forzado, y sobre todo absurdamente sensiblero. Lo peor con diferencia de la peli.

Destaco: Toda la parte del Gulag es una pasada. Los paisajes. Por mucho que la cague, Weir sigue siendo Weir y no se le ha olvidado cómo rodar buenas secuencias. Que los americanos cedan casi completamente el protagonismo.

Con todo, no es una peli de suspenso. Puede que muchos no compartan mi opinión y salgan del cine flipando, vete tú a saber. En todo caso, hay que admitir que está bien filmada, aunque yo esperaba bastante más que un paseo bien rodado.

La disfrutes o la aborrezcas, te recomiendo que lo hagas con un par de cafés en el cuerpo.
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117 de 165 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
(Demasiada) Épica
Parafraseándome a mí misma, diré que éste no es mi Peter Weir de Picnic en Hanging Rock. Es el Peter Weir de los 130 minutos repletos de épica epopeya. Efectivamente, estamos ante dos horas de hombre vs. naturaleza sin tregua. Tanto, que llega a empachar. Pero no importa.

Sumemos la cuidada fotografía de los chicos de National Geographic con el pulso narrativo del director australiano y obtendremos un peliculón sobre la lucha por la supervivencia y la libertad. Adelante, siempre adelante, kilómetro a kilómetro, tormenta tras tormenta. Lástima que no termine de calar; en esta historia basada en hechos reales, dramatizada sin perder ese imprescindible toque documental, no cabe la magia.

No obstante, Peter Weir sabe darle a la película su tono, más allá de los bellos paisajes. El arranque es perfecto. Una vez comenzada la huida, la búsqueda del camino nos deja detalles como la búsqueda de los puntos cardinales, el paso en el lago helado o la búsqueda incansable de agua, o algo que se le parezca.

El contraste entre la hostilidad de la vida y la dulzura de la muerte, tratada así quizá por la intencionalidad de alegato-libertad, no termina de emocionar como debería. Tampoco ayuda que a veces, una historia sobre la condición humana, repleta de personajes complejos y diálogos bien montados, se vea empequeñecida ante tanta épica apabullante.

"Vuestra cárcel no serán nuestros grilletes ni alambradas, sino Siberia". La atmósfera de la película no envuelve ni subyuga. Directamente te aplasta. Sentir que el frío de Siberia te cala los huesos, el apabullante calor del desierto, la inmensidad de la arena, los pies hinchados, la sed, la ceguera... incluso más que los personajes.

Camino a la libertad es una película que sabe hacerme sentir muy pequeña. Y no es poco.
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80 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
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