Cautivo del terror (1955)

Diálogo entre el señor de la casa y su mayordomo:

"- Señor, le están esperando dos caballeros.
- ¿Les habías visto antes?
- Nunca miro dos veces la cara a un extraño, por eso la casa cambia de dueño pero no de mayordomo".

En efecto, se trata de una indisimulada versión de la inmortal obra de William Shakespeare, "MacBeth", empezando por el título original "Joe MacBeth".
Resulta curiosa por su clímax enfermizo donde los personajes principales están al albur del destino, del autoimpuesto diría yo, pues todo/as somo/as nuestros propios responsables de cuanto nos acontece, aunque el ambiente (lo que y quien nos rodea), como dijo aquél, influye notablemente.
La película es entretenida y se ve con gusto aunque no resulte redonda. Quizás por su ritmo, algo irregular, quizás por su "negrura", tanto ambiental, donde juega notable importancia la fotografía en blanco y negro de Basil Emmontt y, sobre todo, la excelente composición de la pareja protagonista, Paul Douglas y la aquí perversa y algo enajenada en el fondo debido a su sangrienta ambición, Ruth Roman, bellísima. Pero no se debe olvidar la sabia composición del personaje de "Duncan", el segundo del protagonista, un hombre fiel y leal, ennoblecido dentro del ambiente criminal que le rodea y a quien pertenece, del actor Sidney James.
No falta, menos mal que fuera de campo, las escenas crueles violentas donde los inocentes mueren, así como los diálogos de unos personajes que no pueden escapar a su sino por más que lo intenten.
Una rareza amena, creo que no muy conocida y que merece la pena verse.

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