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Tenemos que hablar de Kevin (2011)

Tenemos que hablar de Kevin
110 min.
7,1
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Sinopsis
Eva, una mujer satisfecha consigo misma, es autora y editora de guías de viaje. Casada desde hace años con Franklin, un fotógrafo que trabaja en publicidad, decide, con casi cuarenta años y tras muchas dudas, tener un hijo. Así nacerá Kevin. Pero, ya desde el principio, empiezan a surgir dificultades... Adaptación de la novela homónima de Lionel Shriver. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Thriller Drama psicológico Familia Maternidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
We Need to Talk About Kevin
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2011: Premios BAFTA: Nominada a mejor film británico, director y actriz (Swinton)
2011: Globos de Oro: Nominada a mejor actriz dramática (Swinton)
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso
2011: National Board of Review: Mejor actriz (Swinton)
2011: Premios del Cine Europeo: Mejor actriz (Swinton)
9
Merece la pena. Y mucho.
Aunque es cierto que "We need to talk about Kevin" puede echar para atrás a muchos en los primeros minutos de su metraje, a mí me enganchó desde el principio. Esta primera parte es bastante caótica, difícil de digerir y de hilvanar si, como yo, la empiezas a ver sin tener ni idea del argumento. Pero creo que es un caos necesario, la forma de una madre de organizar en su mente los recuerdos más traumáticos de su vida. A partir del minuto 30 o 40 (no lo recuerdo bien), comienzan a ordenarse los hechos de forma cronológica, y la historia arranca con más fuerza.

Las interpretaciones (realmente hay solo dos personajes importantes en toda la película) son brillantes. Tilda Swinton está mejor que nunca, y Ezra Miller aporta el carisma necesario. Dado que la cinta se centra en la introspección de estos personajes y tiende a evitar el morbo, el gore innecesario y los efectos de sonido, es a ellos a quienes hay que agradecerles que funcione tan bien.

La fotografía es completamente impresionista. El color rojo se utiliza de forma abundante, rozando el abuso en numerosas ocasiones. El rojo es la sangre, es la angustia, es la locura de él y es el miedo de ella. Es una conclusión fácil de sacar, dada la precisión de las imágenes. Por su parte, la banda sonora recoge grandes canciones (la mayoría curiosamente alegres) que ejercen un potente e interesante contraste con el hilo argumental.

Conclusión: De lo que llevamos de año, ha sido una de las películas que más he disfrutado. Sí que al principio los flashbacks están demasiado desordenados y eso desubica mucho, pero lo recupera finalmente. El final es tal vez un poco decepcionante, menos apoteósico de lo esperado, pero aún así, "We need to talk about Kevin" es una película con una fuerza psicológica suficiente como para recomendarla encarecidamente.


Edit: Han pasado más de diez años desde que escribí esta crítica. En este tiempo he visto Tenemos que hablar de Kevin dos o tres veces más, y cada vez me maravillo más ante la burrada que se sacó Lynne Ramsay de la manga. Me gusta pensar que hoy en día me comunico con más soltura y escribo mejores reseñas, pero esta fue una de las primeras que publiqué en FilmAffinity y le tengo cierto cariño, así que prefiero dejarla como está. Lo que sí haré, desde luego, es ajustar la nota de una de mis películas favoritas de los últimos quince años.

Calificación: Obra maestra
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167 de 188 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Tenemos que hablar de las entrañas
Menos mal que Luis existe y ayer pude llamarle a las 12 de la noche tras terminar de ver “Tenemos que hablar de Kevin” porque me faltaba el aire para respirar, que puede sonar exagerado, pero créanme que sí lo necesité. Soy muy fan de la música, y del arte en general, pero cuando una película es buena de verdad la onda expansiva es devastadora, se lleva por delante más cosas que un buen concierto, un gran disco, una gran cómic o una buena exposición de fotografía. He visto grandes películas, pero que al terminar me dejasen sin aire sólo recuerdo “Lilja-4-ever”, y “Earthlings” por supuesto. Y cuando digo que me falta el aire, me refiero a que si ayer Luis no hubiese cogido el teléfono, no sé qué podría haber hecho para rescatar mi yo tras haberme perdido dos horas en el abisal mundo que Eva esconde tras su mirada. Porque Eva no habla por la boca, habla por los ojos.
No entraré a detallar el guión de la película, es mejor no saber nada de ella, así llegué yo, y así me suele gustar acercarme a las películas, en este caso me interesó por Tilda Swinton a la que, si creyese en los Oscar, le daría una docena por esta película, al color rojo le daría el Oscar al mejor actor secundario y a la Banda Sonora el último, porque más allá de resultarme impresionante la elección de las canciones, tienen una personalidad y una puesta en escena tan acertada que se convierten en protagonistas más que en atrezzo.
No soy nada de leer críticas antes de ver las películas que me interesan, soy de los que al terminar corre a leerlas ávido de información. Y más cuando la resaca es visceral y no analítica como en este caso, podríamos hablar de Kevin horas y horas, pero nunca sabríamos por qué determinadas cosas suceden a pesar de manejar multitud de datos que aparentemente podrían darnos una explicación. Hay tantos sentimientos intangibles en esta película que resultaría una grosería traducirlos a palabras porque determinadas radiografías emocionales no existen, se pierden en códigos indescifrables que no tienen un por qué, simplemente son ("There is no point, that's the point"). Esta película seduce por el magnetismo que desprende cada fotograma y por la empatía hacia unos personajes prisioneros de la milimétrica frontera que separa el amor del odio. La mejor película de 2011.
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