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Salinger (2013)

Salinger
120 min.
6,2
195
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Trailer (ESPAÑOL con subtítulos en INGLÉS)
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Sinopsis
Una mirada sin precedentes al mundo privado de J.D. Salinger, solitario autor de "El guardián entre el centeno". (FILMAFFINITY)
Género
Documental Biográfico Literatura
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Salinger
Duración
120 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Los límites del control
El creador de una de las obras literarias más importantes y famosas del siglo veinte. Uno de los mayores mitos. Un gigante del escapismo. Un gurú y un ogro.
Murió a los noventa y uno, hace cinco años, y durante unos cincuenta no publicó. Se espera, se desea, se cree que todo ese tiempo siguió escribiendo, incansablemente, y que en un futuro (muy) cercano podremos ver/leer esos escritos.
El documental es muy interesante. Da mucha información y es bastante completo. No profundiza demasiado, pero muestra un generoso perfil del extraño personaje. Peca de cierta superficialidad y de un tono frívolo/cotilla, con cambios de ritmo o aire un tanto bruscos, con subidas de volumen que no pegan y que casi parecen más propias de un anuncio o un tráiler (se publicó también una biografía con el mismo material y el mismo autor), pero aborda al escritor desde muchos puntos de vista, con muchas entrevistas y sin caer en los extremos, ni demasiado hagiográfico ni demasiado ácido.
El retrato sería el siguiente. Hombre extremadamente inteligente y culto vive una experiencia atroz (el año de combate bélico) que le marca a fuego. Es arrogante y seguro de sí mismo, pero queda tocado, frágil, desencantado. Al tener un éxito literario tan grande, se ve expuesto, perseguido, exhibido, se siente como un mono de feria y huye para recuperar su vida. Se convierte en un obseso del control, en un neurótico (como él mismo reconoce) de manual, en un pequeño paranoico. Crea un búnker para poder escribir tranquilo y escapar de la gente (de su mujer y sus hijos especialmente, que durante largas temporadas casi ni le ven). Se vuelve hosco y desabrido.
Por otro lado, se dedica durante toda su vida de adulto a buscar jovencitas (recién llegadas o salidas de la adolescencia) con las que poder hablar, flirtear, tener sexo y, en algunos casos, hasta compartir su vida o casarse. Las ve susceptibles de adaptarse a sus exigencias monacales y de aislamiento, fascinadas ante su figura deslumbrante de gran hombre de las letras norteamericanas. La inocencia de ellas, el que la madurez no les haya manchado todavía con la carga inevitable de cálculo y retorcimiento que acarrea, le atrae, la posibilidad de moldearlas a su gusto.
Y será, según testimonios cercanos (los más llamativos quizás sean los libros publicados por su hija -"El guardián de los sueños", de Margaret A. Salinger- y por su amiga/amante durante un tiempo -"Mi verdad", de Joyce Maynard; dos textos interesantes, con sus más, caída del mito que ejemplifica la pureza, y sus menos, caída en el morbo previsible), un monstruo de egoísmo, de ensimismamiento narcisista; incapaz de amar de verdad, de querer a sus hijos, a nadie. Creará un refugio del mundo en el que será un pequeño tirano, un lugar a su medida, sin interferencias, con sus películas, sus libros y las pocas personas imprescindibles. La guerra aumentó su desconfianza en el género humano, la inteligencia y el éxito, la necesidad de defenderse de los demás y dominarlos. Sería una mezcla de genio y don nadie, de ser superior y tipo dañado, capaz de escribir como nadie y al mismo tiempo un hombre que experimentó la versión más baja de sí mismo, el miedo a la muerte como paralizador y reflejo espantoso de lo poco que somos y lo feo que puede llegar a ser o a ponerse todo.
Su obra. "Holden soy yo", podría haber dicho perfectamente. Libro autobiográfico, ficción más memoria, en el que crea un personaje inmortal: histéricamente individualista e hipersensible, tremendamente moralista e idealista, inadaptado y asqueado ante la esencial mentira y fealdad del mundo que encuentra esperanza y paz únicamente en la infancia, en lo no concretado, en lo todavía puro, sin contaminar. Una gran inteligencia y una enorme capacidad para observar las miserias y contradicciones de la gente, sus cutres trampas, su hipocresía y falta de autenticidad que acaba derivando en una queja constante, en un solipsismo adolescente y egoísta. Con una prosa fabulosa, sencilla, lúcida y llena de descubrimientos psicológicos, repleta de opiniones sobre todo y sobre todos, como una especie de baremo, como un juez supremo que se pasa la vida evaluando, juzgando lo que está bien y lo que está mal, con una destreza inaudita para desentrañar las bajezas y ruindades de los demás, como si fuesen afrentas contra su pureza; una mirada penetrante y maniquea, sabia e infantil, con el voraz idealismo de la inmadurez y todo su desarreglo, un romanticismo enfermizo y lírico, un peterpanismo crispado y sin salida.
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9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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