En defensa propia (1995)

Odios, en plural. En territorio de Kentucky, en el estado de Tennessee a la altura de 1862 la población está dividida mitad y mitad en dos bandos irreconciliables, los yanquis y los confederados. Dos bandos que se odian a muerte y aun después de la muerte.
Comienza la cinta con el entierro de una niña fallecida por causas naturales. Esa misma noche el cadáver será arrancado de la tumba y tirado fuera del cementerio. Su padre lucha con los confederados y sus adversarios no quieren que comparta con sus deudos tierra sagrada. Su madre, Sarah Anders (Clarkson) y su hermano Boy (Lucas) se llevarán los restos para enterrarlos en su granja. "Arderán en el infierno" es la maldición que lanzan.
A la granja llega poco después un grupo de soldados que requisan comida para la tropas de la Unión. Son jóvenes inexpertos bajo el mando del capitán John Hull Abston (Cooper), "No somos soldados, solo somos ladrones de gallinas".
Durante la requisa uno de ellos sufre un accidente que les obliga a permanecer con los Anders a la espera de su curación. Para sanar las heridas provocadas al clavarse en el abdomen las púas de un gran rastrillo, las lavarán con agua hervida, aplicarán trementina y paños de agua fría para la fiebre. No tienen otros remedios.
Este precisamente es el tema de la película. Las relaciones que se establecen entre enemigos que conviven bajo un mismo techo. No es muy novedoso, la verdad, pero tiene aspectos interesantes y originales.
El guion es sencillo, con unos pocos personajes que se mueven en el entorno limitado de una granja y un pequeño barranco. Nada más. Buena ambientación, música adecuada, bellas instantáneas.
Ritmo pausado para permitir al espectador advertir los cambios que van experimentando las personalidades de los personajes como consecuencia del estrecho contacto entre todos ellos. Suavemente se advierte cierta empatía entre soldados y rehenes que por un momento parecen olvidar sus diferencias. ¿Síndrome de Estocolmo?
Hasta parece que puede abrirse paso el amor. Ya se sabe la estrecha distancia que lo separa del odio. Apenas un destello que pronto se apaga, "No vamos a ser amigos, sigamos siendo enemigos".
Buena descripción de los caracteres, como ese soldado de origen polaco que se alistó porque "Me cansé de cortar salchichas y quise ver mundo".
Ignoramos el origen de las alusiones que hacen varias veces los soldados al "elefante" cuando parecen referirse al enemigo: "Conocer al elefante", "Miedo al elefante".
Buenas interpretaciones, aunque lo mejor es el estudio de los personajes. El odio visceral que pueden llegar a sentir, pero también la ternura, la compasión ... la comprensión mutua.
Película interesante, nada extraordinario, pero no está mal para pasar el rato.