Tráiler (ISLANDÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Ver 4 más- Sinopsis
- En un remoto valle de Islandia, dos hermanos que no se hablan desde hace más de cuarenta años deberán unir fuerzas para salvar su bien más preciado: su rebaño de carneros. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Vejez / Madurez Animales Familia Vida rural
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 2015 / Islandia
- Título original:
- Hrútar (Rams)
- Duración
- 93 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
- Coproducción Islandia-Dinamarca-Noruega-Polonia;
Premios
Carnero de Dios
15 de noviembre de 2015
En el principio era una alambrada. Dos campos, dos hermanos, mil ovejas.
Y el silencio.
Un travelling lateral traspasa la frontera. Gummi entra en territorio Kiddi para socorrer a uno de los animales de su hermano. Ese movimiento de la cámara contiene –como en un fractal de puro cine– la película entera.
Como en ‘Una historia verdadera’, se desconoce –o apenas se intuye– la razón de la manifiesta hostilidad entre los hermanos.
Como en ‘Una historia verdadera’, la cinta avanza a ritmo de quad, excavadora o cortacésped.
En el corazón desértico de Europa, el humor islandés florece entre carneros.
El llanto, muy dosificado y bien medido, establece hermosas simetrías (*).
‘Rams’ es un cuento que aúna el drama y la comedia en el confín del mundo occidental. Una historia mínima y pequeña de supervivencia, estirpes ovinas y lazos familiares. Resulta muy sencillo encariñarse con esos islandeses tozudos y barbados cuyos nombres evocan leyendas de duendes ancestrales y enanos Tolkien de tierras congeladas.
Conmueve y da esperanza que, en el seno de una sociedad global aséptica, fugaz e inmersa en relaciones altamente virtuales (muy pronto haremos el amor en cápsulas de plástico envasadas al vacío), subsistan lugares como ‘Rams’.
Un lugar en que lo físico (el lomo y las lanas de un carnero; el cuerpo desnudo de un hermano; el heno a borbotones) es palpable, sin látex de por medio. Un lugar en que se escribe a mano y un perro es el e-mail. Un lugar de riñas y querencias que desafían al espíritu del tiempo.
Un hermoso lugar en extinción.
Y el silencio.
Un travelling lateral traspasa la frontera. Gummi entra en territorio Kiddi para socorrer a uno de los animales de su hermano. Ese movimiento de la cámara contiene –como en un fractal de puro cine– la película entera.
Como en ‘Una historia verdadera’, se desconoce –o apenas se intuye– la razón de la manifiesta hostilidad entre los hermanos.
Como en ‘Una historia verdadera’, la cinta avanza a ritmo de quad, excavadora o cortacésped.
En el corazón desértico de Europa, el humor islandés florece entre carneros.
El llanto, muy dosificado y bien medido, establece hermosas simetrías (*).
‘Rams’ es un cuento que aúna el drama y la comedia en el confín del mundo occidental. Una historia mínima y pequeña de supervivencia, estirpes ovinas y lazos familiares. Resulta muy sencillo encariñarse con esos islandeses tozudos y barbados cuyos nombres evocan leyendas de duendes ancestrales y enanos Tolkien de tierras congeladas.
Conmueve y da esperanza que, en el seno de una sociedad global aséptica, fugaz e inmersa en relaciones altamente virtuales (muy pronto haremos el amor en cápsulas de plástico envasadas al vacío), subsistan lugares como ‘Rams’.
Un lugar en que lo físico (el lomo y las lanas de un carnero; el cuerpo desnudo de un hermano; el heno a borbotones) es palpable, sin látex de por medio. Un lugar en que se escribe a mano y un perro es el e-mail. Un lugar de riñas y querencias que desafían al espíritu del tiempo.
Un hermoso lugar en extinción.
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86 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Caín
29 de octubre de 2015
Puede que para las autoridades islandesas, unos cuantos carneros y unas miles de ovejas sean una amenaza sanitaria para la cabaña del resto del país; pero para quienes han trabajado toda su vida para consolidar una raza autóctona y campeona, estas sedosas bolas de lana son amigas, hijas y esposas. Ellas y sus portentosos machos han sido la alegría del valle, la excusa para los festejos, la razón para levantarse cada día..... Y ahora los engreídos veterinarios dicen saber lo que hay que hacer. Pero hasta los mayores enemigos sumarán esfuerzos para evitar el total exterminio.
Difícil ponerle género a esta tierna, y a la vez arisca, entrega cinematográfica. Su director ha llegado a decir que es un wester en cinemascope como los que hacía Sergio Leone. Lo cierto es que Rams (El valle de los corderos) es una simpática joyita que llena los ojos, huele a verdad y sabe a cine añejado en barricas de roble.
Otro ejemplo más de que las cosas pequeñas pueden ser épicas si se les da el tratamiento adecuado y se cuentan desde la humildad y la honestidad.
Difícil ponerle género a esta tierna, y a la vez arisca, entrega cinematográfica. Su director ha llegado a decir que es un wester en cinemascope como los que hacía Sergio Leone. Lo cierto es que Rams (El valle de los corderos) es una simpática joyita que llena los ojos, huele a verdad y sabe a cine añejado en barricas de roble.
Otro ejemplo más de que las cosas pequeñas pueden ser épicas si se les da el tratamiento adecuado y se cuentan desde la humildad y la honestidad.
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38 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
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