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Extramuros (1985)

Extramuros
118 min.
6,1
548
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Sinopsis
Cuando el convento está a punto de ser clausurado y las monjas dispersadas, a una de las hermanas se le ocurre una idea salvadora que puede devolver el bienestar a la comunidad. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión Homosexualidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Extramuros
Duración
118 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Jesús Fernández Santos
Premios
1985: Festival de San Sebastián: Mejor actriz (Mercedes Sampietro)
7
INTERIORES DE UN CONVENTO
Miguel Picazo (director que tan solo rodó solo cinco largometrajes y que sorprendió a todos con la adaptación de Unamuno “La Tia Tula”) rodó “Extramuros” en 1985 su otra gran película y última de su carrera, ya en unos años que el cine en España se sometia a un tratamiento de calité y Picazo era, junto con Saura o Borau, uno de los pocos cineastas con veteranía pero de confianza con quién había de contar con el resurgir del “nuevo cine español” y que no bastaba con la prresencia de nuevas caras como las de Fernando Trueba, Pedro Almodóvar o Fernando Colomo.

“Extramuros” está ambientada en los convulsos años del reinado de Felipe II de la casa de Austria, en el siglo XVI, en un convento de monjas. En ese marco jerárquico y religioso, la hambruna, la sequía y la pobreza precipitaba a la entrega forzosa de la Fe a Dios como probable camino a una Salvación que si no se perpetuaba se reivindicaba en un doloroso encierro moral y poco piadoso. La necesidad de sobrevivir con egoismo al miedo del exterior donde el pueblo se flagela con la penitencia se convierte en el verdadero credo y conflicto espiritual en los muros del convento, como un recocijo ajeno a la cruda realidad.

Basándose en la novela de Jesús Fernandez Santos, que obtuvo el premio Nacional de Literatura en 1978 con su novela , Picazo (que confesó que el libro pasó a manos de otros directores como Luis Buñuel o Ingmar Bergman) trabajó mano a mano con el escritor madrileño en los bocetos de un guión que, pasado a la gran pantalla, se convirtió en una claustrofóbica como sobria puesta en escena donde las dos monjas protagonistas (fantásticas Mercedes Sampietro y Carmen Maura, entregadas a una relación que mezcla afectividad y amor semilésbico) simulan un milagro para que no sean despojadas de las paredes de la institución que las ha acojido.

En una rara catarsis de conversión mística y dolor, el principal estigma radica en una engaño perpetrado con el fin de preservar antes al individuo al espíritu, delito inconfesable en unos tiempos en que la Inquisición aún reinaba con mano firme.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Todo por amor
La llegada de Miguel Picazo al cine, con La tía Tula bajo el brazo, significó un hálito de esperanza para el cine español, necesitado de calidad e inteligencia. Pero Picazo se lo tomó con calma. Tardó 4 años en rodar su siguiente largo, Oscuros sueños de agosto, una cruel decepción, y otros nueve para presentar el tercero. Para entonces, las esperanzas ya se habían diluido, y se decía aquello de que "sonó la flauta...", pues ese mismo año de 1977, para pasmo de propios y extraños, se arrimó al cine de destape con Los claros motivos del deseo, donde se follaba mucho y se decía bien poco. Picazo clausuró su carrera con esta Extramuros, basada en la novela de Jesús Fernández Santos, que recibió el Premio Nacional de Literatura. Cuenta la historia de un convento que va a ser cerrado y sus monjas dispersadas. Dos hermanas, cuyo amor mutuo sobrepasa el mero afecto fraterno, pero sin llegar al goce carnal, se inventan una historia para que no las separen. En el mundo cerrado y claustrofóbico de la España posterior a Felipe II, con la Inquisición campando por sus respetos, y los nobles dando por el saco como de costumbre, su plan saldrá trágicamente mal, como no podía ser menos. Picazo firma con una corrección que a veces traspasa la frontera del tedio para caer en el aburrimiento puro y duro. Deduzco que la novela debía ser mucho mejor, pero no la he leído, no puedo opinar. La narración se apoya en las esforzadas interpretaciones de Carmen Maura y Mercedes Sampietro, que lo entregan todo, y de una Aurora Bautista muy lejos de aquellas Agustina de Aragón, Juana la Loca y Teresa de Jesús con la que nos flagelaba en su primera etapa. Hasta que llegó Picazo, precisamente, y le regaló La tía Tula, para que, en el segundo tramo de su carrera, pudiera ponerse estupenda y hasta despelotarse, gesto muy de agradecer. El entrañable Manuel Alexandre tiene un pequeño papel, y también se asoma Assumpta Serna, que por una vez no enseña el felpudo. En definitiva, Extramuros es una película correctísima, bastante televisiva y previsible, pero las actrices defienden con uñas y dientes sus papeles. Algo es algo.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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