Inside Men (Miniserie de TV) (2012)

Parecía que la fantástica miniserie "The Shadow Line" iba a convertirse en una especie de excepción dentro del catálogo de producciones de la BBC, acostumbrados sobre todo a la realización de dramas de época o cintas de corte político. Pero entonces llegó "Inside Men", otro ejercicio noir de apenas cuatro episodios de intensidad creciente en los que asistimos al intento de tres personajes de dar un golpe en un banco en el que trabajan. El antes y el después, también el durante; y durante 240 minutos, se nos atrapa sin remedio en esa espiral criminal en la que no sabemos a ciencia cierta si la cosa saldrá bien o mal. ¿Su acierto? Empezar por el golpe, para luego ir hacia atrás (aunque la serie pega varios saltos temporales a medida que avanza) y explicarnos el cómo se llegó a la realización del atraco.

Sus tres personajes principales están definidos perfectamente, y notablemente secundados por un grupo de actores en estado de gracia. Si bien "The Shadow Line" se acercaba más a la sequedad de otro tipo de narrativas ("Zodiac" de Fincher, por ejemplo) en "Inside Men" la pantalla es sacudida furiosamente una y otra vez acercándose más a Michael Mann pero manteniendo un estilo propio y definido. Sus primeros 10 minutos son sencillamente brillantes en este sentido pero lo que sigue, no está por debajo. No deja de ser irónico que el refugio de esta ficción criminal esté siendo la televisión y que los resultados sean tan óptimos sobre todo en este caso en el que se aprovecha el metraje como rara vez se ha visto, dando a cada personaje el tiempo justo, calentando los motores progresivamente hasta la explosión final (o más bien, inicial) para contar algo que en una película podría parecer apresurado pero que aquí ocupa en pantalla exactamente lo que tiene que durar. ¿Inverosímil? Quizá un poco. ¿Intensa? Muchísimo. Una joya más de la BBC que nada tiene que envidiar a las mejores películas sobre robos/atracos estrenadas en la gran pantalla: ni factura, reparto, emoción o capacidad narrativa. ¿Recomendable? Más bien, obligada.

182/05(06/08/12) Muy entretenida serie británica de cuatro episodios, tiene como eje central un sofisticado gran robo, pero lo de que en realidad trata es del estudio de la condición humana y lo hace radiografiando a tres personajes diferentes y como a través de situaciones extremas toman diferentes posiciones. Comienza con un atraco en una empresa que cuenta y guarda cantidades enormes de dinero de supermercados londinenses, es un robo meticuloso del que sustraen millones de libras, dejando a un guardia de seguridad con la pierna malherida, son diez minutos trepidantes en los que los ladrones se mueven con una medida coreografía, entonces la acción retrocede seis meses atrás y nos enteramos que todos está ideado por un trío que trabaja en la compañía, Marcus (buen Warren Brown), encargado de cargar los carros de dinero, tipo con muchas deudas y con una lady Macbeth de esposa, Chris (buen Ashley Walters), el guardia de seguridad, con un padre en prisión , una madre drogadicta e iniciando una relación amorosa, y el cerebro de la operación, John (gran Steve Mackintosh), es el anodino director de la empresa. El inteligente guión de Tony Basgallop juega con el espectador con constantes saltos adelante y atrás, mientras avanza la gestación del golpe evolucionan las complejas personalidades de los protagonistas en un laberinto donde todo parece estar cogido con pinzas, donde los miedos, frustraciones, esperanzas desfilan ante nuestros ojos, ello con desengrasantes dosis de humor. Es de los relatos que te engancha por su ingeniosa y bien desarrollada estructura narrativa, derivando en un crescendo dramático intenso, gracias a que los personajes son muy bien descritos, son tridimensionales, son personas corrientes con las que empatizamos rápidamente, nos importa lo que les pase, se acerca mucho al espíritu de que Michael Mann ha imprimido a muchos de sus films. Los actores están a gran altura, humanizan de forma notable a sus roles, pero sobre todos sobresale Steve Mackintosh, la credibilidad que impone a la evolución moral de su interpretación es fascinante, el dominio gestual, de lenguaje corporal, su mirada como cambia, un coloso que transmite una marea de sentimientos. Este es un argumento que pone contra la pared nuestras convicciones éticas al saber situarnos en los protagonistas y tener que pensar que haríamos nosotros en su lugar, y es que la tentación es el peor de los pecados, ello gracias a su complejidad y multitud de aristas que afloran en su metraje. La puesta en escena es ágil cuando debe y serena cuando lo necesita, con un considerable trabajo de montaje. El gran hándicap de la serie es su final, resulta atropellado y mal expuesto, parece hecho con prisas, quedando las motivaciones de cada un tanto confusas, chirría con la progresión llevada hasta ese momento, resta puntos al conjunto.El conjunto es una buena serie sobre la naturaleza avarienta humana. Fuerza y honor!!!