Viaje censurado (2000)

Esta película no es ambiciosa ni se hizo con demasiadas pretensiones, simplemente iba dirigida a un público joven, que sin demasiadas exigencias, pretende pasar un buen rato a base de risas. Si vas a verla con esta predisposición segurísimo que te acaba gustando.

He de reconocer que no es un humor inteligente, que carece de ingenio... Pero sin embargo sabe recrear durante toda la película las absurdas situaciones que te obligan a reirte. Por supuesto, ni tan siquiera cumpliría este objetivo de no ser por un buen casting. Sus personajes son polifacéticos, frescos, caraduras, absurdos.... son todo lo que el film requiere de ellos para transformar lo que podría ser mediocre en algo bien hecho.

Cuando Paul Weitz abrió una brecha en el 99 con su "American pie", pocos pensaron que ese filón llegaría a traer tan malas consecuencias al, ya por entonces, maltrecho mundo de la comedia. Así, todo ello derivó en una explosión que portaría consecuencias más allá del alargamiento de la propia saga, y especializaría actores como el gran Seann William Scott en este tipo de producciones, en ocasiones macarras y divertidas, en ocasiones tan delirantes y pretendidamente surrealistas que darían a luz los primeros intentos de usar los DVD's como frishbees.

Pese a ello, "Road Trip" no es uno de los ejemplos más desdeñables que hay, ya que, dentro de sus carencias, sabe como divertir y entretener a partes iguales, sin abusar en exceso del culo-caca-pedo-pis en sus diálogos ni desperdiciar a algunos de los más notables actores, en cuanto a este tipo de comedia se refiere, como el ya mencionado Sean William Scott o Tom Green, ofreciéndoles los roles más jugosos de la película.

Sin embargo, sí que adolece de una falta de intencionalidad en la construcción de sus personajes. Sí, a priori sé que puede resultar absurdo hablar en una película como "Road Trip" sobre construcción de personajes, por lo que más bien me refiero a la atribución de unos roles de lo más triviales a sus protagónicos, roles que no le dan nada de frescura, y que enquistan la cinta haciendo que en ella nos topemos con las típicas reacciones del listillo que le toma el pelo al pringaete o, al pasarse de listillo, la caga, el empanado se queda en la inopia pensando en a saber qué o mete, con calzador, bromas que sólo entiende él, y todo deriva en un hastío que sólo concluye cuando ves en pantalla como todo se desenvuelve sin dar demasiadas vueltas y, por lo menos, has podido pasar un rato distraído lejos de los mundanales problemas cotidianos. Y eso siempre se agradece, para qué mentir.