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Nubes pasajeras (1996)

Nubes pasajeras
96 min.
7,5
3.520
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Disponible en:
Suscripción
Escena (VO con subtítulos en CASTELLANO)
Sinopsis
Historia de un matrimonio (Ilona y Lauri) cuya relación y dignidad son puestas a prueba por los duros golpes de la vida. La pareja no suele correr riesgos y vive en un modesto apartamento de alquiler. Pero Ilona (Kati Outinen) pierde su empleo como camarera en el restaurante Dubrovnik, en Helsinki. Por si esto fuera poco, acaba enterándose de que Lauri (Kari Väänänen) ya hace un mes que ha sido despedido de su trabajo como conductor de tranvía. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Trabajo/empleo Melodrama Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Finlandia Finlandia
Título original:
Kauas pilvet karkaavat (Drifting Clouds)
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Finlandia-Francia-Alemania;
Grupos
Trilogía Finlandia
Links
Premios
1996: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
"Magnífica película, nuevo ejerecicio de tiralíneas de Kaurismaki, una joya minimalista en toda regla. (...) sigue indagando con pasión y a fondo, de espaldas a las modas, con desprecio por lo efímero y logrando lo máximo con lo mínimo."
[Diario El País]
"Melodrama ácido con un comienzo magistral"
[Cinemanía]
3
3
Positiva
0
Neutra
0
Negativa
9
El cine mudo no ha muerto
Kaurismäki recoge el testigo de aquellos grandes que empezaron a captar imágenes. Lo que se define como el cine más puro, aquel que no necesitaba que las estrellas hablaran para transmitirnos sentimientos. En casi toda la filmografía de Kaurismäki se podría prescindir de los diálogos, convertirla en muda y no perdería nada de comprensión para el espectador.
Gloria Swanson haciendo de Norma Desmond decía en “El crepúsculo de los dioses”:

"No necesitábamos diálogos. ¡Teníamos expresión!

También decía:

"Sigue siendo maravillosa, ¿verdad? ¡Y sin diálogos!"

Kaurismäki lo hace más difícil. Elimina la expresión de los actores. Los somete a la tortura de expresar sin mover un músculo de la cara. El finlandés, se apoya en la fuerza de las imágenes y también aquí tira de maestros. En el portentoso inicio de esta película ya está usando la acción fuera de cámara (cuando el chef borracho, pelea con el portero y más tarde con la jefa de sala) marca Lubitsch.

Esta es la historia de gente que no siempre gana: con una hermosa banda sonora, con unos grandes encuadres, con mucha sensibilidad, con una maravillosa forma de contar las cosas, con un humor frío y saludable, con unas actuaciones brillantes, pero sobre todo, con un gigantesco optimismo.

Kaurismäki es un Rara Avis en el cine y espero que su enorme calidad no sea una nube pasajera.
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86 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
MINIMALIA
La película avanza casi vacía, con el mínimo de elementos. Y con su título.

Ilona y Lauri tienen ambos trabajo. Con futuro por delante, compran a plazos el mobiliario del piso (buenas estanterías; a los cuatro años, en una segunda fase, los libros). También un televisor, que notifica desastres nigerianos, catástrofes filipinas.

Pero las altas esferas financieras silban el himno del Dinero, y abajo soplan los vientos del finiquito y la recesión.
Abajo están Ilona y Lauri, y la vida se les oscurece. Todo parece regido por una inexorable ley de empeoramiento.
Con la punta de los dedos, ella acaricia el hombro de él, cabizbajo. Hasta el perro está visiblemente consternado.

Menos mal que la música (Tchaikovski) no es tétrica. Melancólica, nada más.

En vilo, el espectador se pregunta: ¿Es que todo (historia, personajes, expectativas…) discurre en bloque hacia una catarata?

En la parca estética de lo mínimo, un detalle oportuno compone con firmeza, encauza definitivamente.

En un cine, Lauri e Ilona salen al vestíbulo denostando el vulgar programa, perseguidos por los tiroteos de la banda sonora.
Pasan, sin verlos, ante sendos carteles de otros films: no otros, sin más, sino “L’argent” (Bresson, 1983) y “L’atalante” (Vigo, 1934).
Por un lado, un mundo deshumanizado por el poder cosificante del dinero, que ha impuesto su ley a la sociedad y la tiraniza fríamente.
Por otro, un mundo pleno de espontánea libertad, emanada de un hombre y una mujer que se aman a fondo mientras su gabarra navega lentamente por los canales de Francia.

No son simples pegatinas cinéfilas en el parabrisas. Kaurismäki abre el capó y muestra el motor de la película. Son dos polos generadores de sentido que la llenan de intensidad dramática.

Consciente de la esencial parte que en una película es el título, Kaurismäki escoge generosamente uno que sirve de capota: alude a cómo, sobre nuestras cabezas, las nubes están de paso, por oscuras que sean…
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56 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
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