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Días de campo (2004)

Días de campo
89 min.
6,6
74
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Película completa (ESPAÑOL)
Sinopsis
Una larga conversación entre dos hombres que pueden estar vivos o muertos es la excusa para que el director invente otra de sus fábulas sobre lo fantástico y contradictorio del carácter nacional. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Vida rural
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Chile Chile
Título original:
Días de campo
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Chile-Francia;
Premios
2004: Festival de Montreal: Sección oficial largometrajes a concurso
8
Proust a la chilena
Existe bastante similitud entre esta película y "El Tiempo Recobrado", también de Ruiz. La idea de un tiempo no lineal, onírico, surrealista y sin mucha relación con la realidad.

Es la idea de la "centrífuga" que desarrolla Ruiz en uno de sus libros, "Poética del Cine", la cual es hasta cierto punto deudora del cine de Tarkovsky.

Una película maravillosa, y que, si bien es difícil, en ningún caso aburre.

La música de Arriagada es igualmente notable.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La gotera que cae de ninguna parte
Abogado de la Universidad de Chile, pero, de poco ejercicio porque prefirió luego dedicarse a la literatura, Federico Gana (1867-1926). Se inició con la publicación de algunos cuentos en revistas (“¡Pobre vieja!”, “Un carácter”, “La Casa”…), después participó en un concurso de cuento con: “La Señora”, “En las montañas” y “La Maiga”, y con éste último dio lugar a la corriente del criollismo rural que luego proseguirían, Baldomero Lillo y otros.

Habiendo vivido, durante su niñez, muy cerca de Linares y con sus muchas visitas vacacionales a las zonas campestres, el conocimiento adquirido le daría al escritor para inspirarse en diversas ocasiones. En 1897, Gana publica, “La Maiga”, y tal fecha se señala como el comienzo del criollismo literario chileno. Aunque leía a Émile Zola, Gustav Flaubert y otros, Federico Gana fue, sobre todo, un ferviente lector de los escritores rusos, Lev Tolstói, Fiódor Dostoyevski e Iván Turguénev, quien influencia profundamente su estilo y, al publicar después, “La Señora” y “Paulita”, la calidez narrativa y el sencillo estilo que impregna su estructura, llevaron a muchos críticos a considerarlos como los mejores aportes a la literatura que alguna vez hiciera el escritor chileno.

Por iniciativa de su gran amigo, Pedro Prado, en 1916, se optó por recopilar los cuentos de Federico Gana bajo el título, “Días de campo”, y dos de ellos, “La Señora” y “Paulita”, fueron los que tomó el director, Raúl Ruiz, para su personal adaptación cinematográfica que incluirá toques de imaginería (surrealismo, visiones, metáforas, situaciones atemporales…) hasta lograr una original narración muy del especial talento de este director chileno.

Se parte de dos viejos amigos conversando en un bar: Federico Encina y don Luis. El primero de 90 años, sin poder terminar su novela; y el segundo, su confidente de unos 60 años. Ambos están muertos… eso creen… o eso creen los demás, ¡vaya a saberse!... En algún momento surge hablar de Paulita y, entonces, regresaremos en el tiempo cuando Federico, escritor de oficio, tiene 60 años y pasa parte de su tiempo en el feudo (finca) donde tiene como empleada del servicio a la leal, Paulita. Así se irán concatenando las historias, mientras una gotera fantasma -que veremos desde los títulos de crédito- y que viene de ninguna parte, se convertirá en metáfora del paso del tiempo, ya que la historia se volverá atemporal al llevarnos del presente al pasado, y luego a un pasado- presente donde todo parece una sola cosa…

Las situaciones que se van entrelazando en, <<DÍAS DE CAMPO>>, son preciosas y conmovedoras, y Ruiz añade sus toques personales: valiosos diálogos y sus propias resoluciones, tomando así la historia un rumbo muy auténtico que, al final, resulta memorable, dejándonos para el recuerdo a un puñado de personajes: Don Federico, Paulita, la señora Carmen, Daniel Rubio, Cecilia Chazal, Guacho Payo… que reflejan las singulares e inolvidables historias que se viven en los campos y en los pueblos.

Marcial Edwards, tiene a su cargo el estupendo rol del ‘frustrado’ escritor, Federico Encina, quien, a sus 60 años, será quien viva las experiencias que constituyen el grueso de la historia. Bélgica Castro, resulta adorable como Paulita, la empleada ‘a punto de morir’ según dictamen médico y quien se debate entre, viajar o no, para ir a despedirse de su ‘adorado’ hijo. El resto del reparto -salvo ciertas limitaciones que nos ofrece su lenguaje campechano y su vocalización-, también logra sensibilizarnos, pues, estamos ante una historia colmada de sentimientos y de poesía tan silvestre como humana.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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