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El guardaespaldas de la primera dama (1987)

El guardaespaldas de la primera dama
105 min.
3,8
657
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Trailer original (INGLÉS)
Sinopsis
Jay Killion, el guardaespaldas del recientemente elegido presidente de los EEUU, debe proteger también la vida de la primera dama, una mujer problemática que es objeto de varios intentos de asesinato. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Assassination
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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5
La ruta suicida de Bronson.
Creo que la mala calificación que pueda tener esta película se debe a que no ha sido bien entendida. Hay que darse cuenta que estamos hablando de la Primera Dama, repito: la Primera Dama de los Estados Unidos, esa mujer que siempre aparece en la tele sonriendo al lado del presidente, que no se separa nunca de él, pues bien, el guardaespaldas es ni más ni menos que Charles Bronson, por tanto, la película no es mala, sino que al ser Bronson su guardaespaldas, todo argumento que trate de cargarse a la Primera Dama ya de por sí, resulta ridículo e imposible. Y resulta ridículo porque él, en persona, lo desbarata, lo hace ridículo, así de fácil, porque nadie podrá tocar un pelo a la Primera Dama siendo él el guardaespaldas. Un pelo se lo tocará él, en todo caso.

Ya sea en yate, en los hoteles, en el tren, Bronson se lleva a la “presidenta” tan campante porque, cáguense, señores, el presidente esta vez no sale al lado de su mujer en ningún momento; ella se pasa todo el día de ruta con el guardaespaldas. Je, je. Y qué bien se lo pasan. Y, sí, es verdad que hay algún imbécil que aún sabiendo que Bronson es el guardaespaldas intente cargarse a la Primera Dama, aún así… ¡Hay que estar loco! Por eso, si se fijan, los últimos asesinos que salen son todos calvos, porque se les ha caído el pelo ¡ya con sólo planear atacar a Charles Bronson y a su querida Dama!

Viendo la película así, se entiende que queda bien. Es entretenida. Charles Bronson es un auténtico profesional. No como otros. También habrá quien piense mal de él y crea que se aprovechará de la Primera Dama, para evitar tan malicioso pensamiento ponen una chinita muy juguetona a su lado para que se sepa que no hay nada obsceno entre el guardaespaldas y la Primera Dama. Y sí, hay que admitir que la Primera Dama puede parecer un poco tonta y creída, de acuerdo... ¿y qué? Siempre estamos igual..., pues claro que todas las primeras damas parecen o son un poco estúpidas y super felices, porque no deberían salir en la tele y si salen a eso se exponen, pero de todas formas el caso es ir contra ellas; en cambio Bronson no se queja de ella en ningún momento, la regaña suavemente pero sin broncas porque Bronson es un tío tolerante como el que más y nunca pone pegas en su trabajo.

Y otra cosa, si Bronson se afloja el nudo de la corbata como se ve, no es porque esté pasando muchos apuros con tanta bomba y tanto tiro, sino que está claro que hace mucho calor.
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19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Un zurullo en toda regla
La Cannon fue una productora independiente que realizó films de no muy alto presupuesto, aproximadamente a lo largo de un cuarto de siglo, y los productores Golan- Globus fueron sus más destacados promotores/ responsables. Hubo toda clase de proyectos, desde buen cine independiente a bazofias insufribles. Y “El guardaespaldas de la primera dama” pertenece a esta segunda clase, a ese cine de acción de “chichinabo” que ya en su día pecaba de cutre. Aunque rodada en Washington, no luce, y parece rodada en urbanizaciones periféricas de ciudades perdidas, con cuatro extras, tres motos, dos petardos y un coche. Incluso algunas de sus penosas secuencias de acción parecen rodadas en puentes oxidados y en desuso, además de desenvolverse con desidia y sin imaginación. Para colmo su fotografía recurre a una serie de filtros nebulósicos donde el color blanco a veces parece, si se ve en televisión, que falla el tubo de imagen, y ni siquiera conserva bien los demás tonos utilizados. Y hablando de tonos… mención a la banda sonora. Se utiliza constantemente un organillo ochentero que creo que ni el grupo Camela lo utilizó para grabar sus primeros temas, ya que carece de todo tipo de matices. Ni siquiera se le incorpora en alguna ocasión el ritmo de acompañamiento “bosanova” o “rock” que incluía el susodicho organillo. Nada. Constantemente notas van y vienen, resultando más bien una improvisación ejecutada por el vendedor del instrumento a modo de prueba y que quedó grabada. Pésimo guión con “personajes” de cartón. No entiendo cómo nadie de la presidencia protestó. La primera dama (Jill Ireland, esposa en la vida real de Bronson) encarna una dama que confunde lo que es carácter dominante con lo que podría ser una loca altanera y antojadiza, una mema perfecta a la que podían (o deberían) haber tiroteado a los cinco primeros minutos. De jefe de los guardaespaldas está Bronson, que parece más bien un párroco compasivo vestido de seglar, y su compañera de origen asiático, Jan Gan Boyd, va de geisha que ama en silencio a su compañero de trabajo y le acompaña en sus aburridas andanzas. Digno de Disney Channel. Eso sí, todos con un trabajo denunciable al departamento de peluquería. De los peores que he visto: no es que haya fallos de continuidad, que los hay, es que además se utiliza un estilismo tan hortera que solamente se utilizaba en los films porno de la época y en fotonovelas, ya que la moda pasó años antes. Horripilante.
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15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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