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Historia de una revolución (1989)

Historia de una revolución
360 min.
7,5
349
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Sinopsis
Historia de la Revolución Francesa. En 1789, Luis XVI decide convocar los Estados Generales con el fin de resolver el grave problema de la deuda de Francia. El 10 de agosto de 1792 el rey es capturado cuando intentaba huir de París para unirse a los contrarrevolucionarios. Pierde entonces toda su autoridad y es encarcelado. Durante la Época del Terror, el gobierno jacobino de Robespierre llevó a la guillotina a cientos de miles de franceses, entre ellos Luis XVI, María Antonieta e incluso a revolucionarios como Danton y Desmoulins. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Histórico Revolución Francesa Siglo XVIII
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La révolution française
Duración
360 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia-Alemania del Oeste (RFA)-Canadá-Reino Unido;
Links
Premios
1989: Premios César: Nominada a Mejor Vestuario
8
Defendiendo lo indefendible (II): La corrupción
Como buen monárquico de última hora, me dispuse a revisar la que es tal vez la mejor película sobre el primer descoronamiento importante de la Europa moderna. Cierto es que también hay películas, y estimables, sobre un pescuezo real rebanado anterior, como 'Cromwell' o la inferior 'Matar a un rey'. Pero la diferencia es que Carlos I de Inglaterra dejó que le cortasen la cabeza sin quitarse la corona. Luis XVI era tan cándido que amaba sinceramente a su pueblo, llegando en su bonhomía a rebajarse tanto que el pueblo le hizo caso: le bajó del trono, y luego le rebajó fatalmente su alzada.

Casi al principio de de esta película, que en realidad son dos ('Les années lumières' y 'Les années terribles'), hay una escena entre Mirabeau y Danton, en la que este último, con el asentimiento del primero, llega a decir algo así como: "No hay nada como un buen par de tetas para mitigar el radicalismo".

Danton era de las mismas ideas que Robespierre. Prácticamente pensaban lo mismo. La diferencia es que Danton era un hombre dado a los placeres y la corrupción. Aceptó sobornos de monárquicos, hizo componendas con los girondinos, y se hizo rico con la revolución. Robespierre tenía un sobrenombre: "El incorruptible". Ni bebía ni iba detrás de unas faldas, y mucho menos le obnubilaba el vil metal.

El emperador Vespasiano, nada más acceder al poder tomó una medida peculiar para sanear las maltrechas finanzas: subastar los cargos públicos. La pragmática justificación que dio es: ya que de todas formas van a robar, que vayan restituyendo por adelantado una parte. Su hijo, el futuro emperador Tito, ante esta y otras medidas semejantes se indignó con su escéptico padre, y éste sacó una moneda, la puso en la nariz de su hijito y dijo la famosa frase "Pecunia no olet”. Vespasiano conocía al ser humano, y no quería reformarlo, sólo gobernarlo.

Tanto Tito como Cromwell o Robespierre tenían algo en común: eran unos puritanos. Gente que no tiene corrupciones como Danton. Pero es que la corrupción de Danton le llevó a algo que sólo se puede tener desde la consciencia de la debilidad propia: la piedad.

En realidad los puritanos tienen sus propias corrupciones, pero como son pecados capitales del espíritu, y no de la materia, son invisibles. Son debilidades que se llevan en secreto: la soberbia, la envidia, y una escondida ira. El pueblo no las ve pero las comparte.

Tito arrasó Jerusalén, templo incluido; Cromwell masacró a los irlandeses; y Robespierre guillotinó a quien le contrariaba. Todo en nombre de la virtud, claro.

La secuencia histórica se suele repetir: después de una monarquía en la que hay una élite que ya nace decadente, llega una bienintencionada república que extiende la corrupción, y a lomos de la indignación de la pleble neopuritana (de cualquier idea) siempre cabalga el futuro tirano.

Pero tal vez me estoy radicalizando como todo converso, en este caso monárquico. Así que para mitigarlo he quedado con una señora estupenda. ¿Por qué dicen que es peor el remedio que la enfermedad?
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62 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Gran trabajo documental
Si se junta la paciencia suficiente para aguantar las cinco horas y media de película, recomiendo totalmente Historia de una revolución. Consiguieron no hacerla demasiado pesada, cosa alucinante siendo francesa e histórica. De ella el espectador se garantiza un retrato bastante interesante y, aunque no profundo, si muy ilustrador de lo que fue el proceso revolucionario de la Francia de finales del XVIII, ya que pasa por todos los grandes eventos y por todas las grandes figuras de la Revolución, dando incluso pie a la realización de un juicio (superficial) de todas ellas. El rigor histórico de la película ha sido generalmente validado por la historiografía, ya que surgió de una investigación estricta y de un trabajo profundo con intención conmemorativa. Vive la France!
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24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
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